Las ponencias eluden cualquier debate sobre el dinero negro
El debate econ¨®mico no pretende ser, de entrada, uno de los ejes claves del 32? Congreso del PSOE, que comienza hoy. El objetivo es abordar s¨®lo pol¨ªticas globales en un horizonte de medio y largo plazo; las sectoriales se dejan al Gobierno y a los programas electorales.Los temas econ¨®micos ahora en candelero no est¨¢n incluidas ni en la ponencia marco ni en las enmiendas presentadas por delegaciones y agrupaciones del partido socialista. No hay ni una l¨ªnea, por ejemplo, sobre la conveniencia o no de emprender una regularizaci¨®n fiscal que intente la afloraci¨®n del dinero negro. Con la misma filosof¨ªa de globalidad, el debate fiscal sobre la mesa s¨®lo incide en la necesidad de que se reduzca la presi¨®n fiscal sobre las rentas m¨¢s bajas.
La perspectiva de largo plazo que acompa?a a todo el Programa 2000 s¨ª permite que las discusiones de este fin de semana aborden algunos temas clave de la actual pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno socialista.
El ejemplo m¨¢s claro es la competitividad. Sobre el papel, al menos, tanto la ponencia marco como algunas enmiendas respaldan la l¨ªnea defendida por el equipo econ¨®mico que encabeza Carlos Solchaga para conseguir la mejora de competitividad que necesita la econom¨ªa espa?ola para afrontar un largo plazo m¨¢s cercano a los niveles de prosperidad europeos. Esa l¨ªnea est¨¢ construida sobre la moderaci¨®n de la triada que componen inflaci¨®n, salarlos y beneficios.
La lucha prioritaria contra la inflaci¨®n, como requisito imprescindible para conseguir un crecimiento econ¨®mico equilibrado -en lugar de uno espasm¨®dico, en el que cada boom sea el anuncio obligado de una recesi¨®n- ha sido y es una constante en la pol¨ªtica del Gobierno. Esa prioridad queda respaldada en los textos que encauzar¨¢n el debate de estos d¨ªas y traslada a un segundo plano, por ejemplo, dos de las reivindicaciones que llevaron a la huelga del 14-D: las mejoras salariales y el pleno empleo.
A cambio, en este congreso se defender¨¢ la moderaci¨®n de salarios y beneficios como requisito imprescindible para mejorar la competitividad. Como es previsible alg¨²n punto de tensi¨®n -aunque s¨®lo sea por el trasfondo de ciertas diferencias de enfoque entre los expertos de econom¨ªa en el partido y en el Gobierno- ¨¦ste podr¨ªa aparecer en el debate sobre el control de los beneficios empresariales. M¨¢s de una agrupaci¨®n socialista ha defendido que ese control debe ejercerse a trav¨¦s de una ley mientras que el ministro de Econom¨ªa y Hacienda ha afirmado la necesidad de que cualquier control de beneficios sea resultadc del acuerdo social y no de una imposici¨®n legal.
La conveniencia, o la necesidad, del consenso social es tambi¨¦n novedosa en el horizonte que se marca el PSOE para lo pr¨®ximos 10 o 12 a?os. El paso del enfrentamiento a la concerta ci¨®n ya se ha producido en la pr¨¢ctica del Gobierno y ahora en el congreso, es previsible qu el partido en el poder ratifique un nuevo acento cr¨ªtico; un paso desde la premisa "hay que hacer las cosas aunque no nos comprendan" a "si no nos comprenden es mejor no hacerlo".
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