La energ¨ªa nuclear enfrenta a los socialistas
La revisi¨®n del Plan Energ¨¦tico Nacional (PEN) y las discrepancias sobre la moratoria nuclear existentes entre diversos sectores del PSOE van a representar, sin duda, una de las pol¨¦micas m¨¢s ardientes del 32? congreso. La cuesti¨®n radica en c¨®mo cubrir los 7.500 megavatios de potencia que ser¨¢n necesarios para satisfacer la demanda prevista para el periodo comprendido entre 1995 y el 2003, sobre los que la corriente guerrista se ha opuesto frontalmente a que la nueva energ¨ªa sea de origen nuclear.
A principios de mayo, Francisco Fern¨¢ndez Marug¨¢n, diputado del PSOE por Badajoz, miembro de su comisi¨®n ejecutiva y responsable econ¨®mico del partido, destap¨® la caja de los truenos con unas declaraciones en las que se opon¨ªa a la apertura de nuevas centrales nucleares. Pocos d¨ªas despu¨¦s, los ministros de Industria y de Econom¨ªa, Claudio Aranzadi y Carlos Solchaga, respectivamente, replicaban la actitud de Marug¨¢n en el Club Siglo XXI "Las alternativas a la energ¨ªa nuclear son escasas, y, si se eligen otras opciones, alguien tendr¨¢ que pagarlas", dijo Solchaga. "Marug¨¢n no es el encarga do de elaborar el PEN, respeto sus opiniones, pero esa labor le corresponde a Industria y al Parlamento aprobarlo", subray¨® Aranzadi.La pol¨¦mica, originada por la obligaci¨®n de revisar el Plan Energ¨¦tico Nacional establecido en 1983 entr¨® en una espiral inacabable, que alcanz¨®, tal vez, su punto culminante el d¨ªa en que el titular de Industria anunciaba en el Congreso de los Diputados el cierre de la central de Vandell¨°s 1. El portavoz del PSOE en la Comisi¨®n de Industria, Carlos D¨¢vila, fue tajante: "El Grupo Socialista mantiene la misma posici¨®n que cuando se estableci¨® la moratoria. Las razones que se esgrimieron entonces, que nunca fueron pol¨ªticas, son vigentes. Entonces apoyamos la moratoria porque el sector estaba en la UVI, y hoy seguimos apoy¨¢ndola porque sigue enfermo, con cuatro billones de deuda".
La batalla hab¨ªa quedado entablada. Por un lado, los guerristas (Marug¨¢n, D¨¢vila); por otro, los solchaguistas, a pesar de que nunca haya quedado suficientemente manifiesta la postura de Aranzadi ni del propio Solchaga sobre la energ¨ªa nuclear. No hay que olvidar, no obstante, que fue Solchaga, como ministro de Industria, el que organiz¨® el PEN y sell¨® la paralizaci¨®n de cinco centrales nucleares en proyecto (Valdecaballeros 1 y 2, Lem¨®niz 1 y 2 y Trillo 2), y que su jefe de gabinete era Aranzadi.
La localizaci¨®n de las nucleares en moratoria, por otra parte, son otro foco de disputa. Los extreme?os defienden un Valdecaballeros no nuclear, mientras los vascos no quieren o¨ªr hablar de Lem¨®niz.
En cualquier caso, habr¨ªa que volver a la intervenci¨®n de Aranzadi en el Siglo XXI y su manifiesto sobre el poder y la paternidad de las decisiones. El ministro de Industria, un hombre que no tiene carn¨¦ del PSOE, ataj¨® los enfrentamientos con una frase suficientemente esclarecedora: "No cabe conflicto entre el partido y el Gobierno cuando el presidente del Ejecutivo y el secretario general del PSOE es la misma persona".
Si se descarta la energ¨ªa nuclear producida en Espa?a, que en la actualidad supone el 35% de la energ¨ªa consumida y el 15% de la potencia instalada, habr¨¢ que buscar las fuentes energ¨¦ticas en el carb¨®n -especialmente importado-, el fuel, las energ¨ªas alternativas y la energ¨ªa importada, principalmente de origen nuclear adquirida a Francia.
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