Una mujer violada se rebela contra las preguntas sobre sus costumbres sexuales
Cristina C., de 29 a?os, casada y con una hija, se rebel¨® ayer contra las preguntas de los abogados defensores de dos hombres a quienes acusa de haberla violado anal y vaginalmente en cinco ocasiones hace tres a?os. El presidente de la Secci¨®n Primera de la Audiencia Provincial de Madrid rog¨® a la denunciante que contara si practicaba el sexo anal con su marido o cu¨¢ndo hab¨ªa tenido la ¨²ltima menstruaci¨®n con anterioridad a los hechos, argumentando que los 17 a?os de c¨¢rcel que pide la acusaci¨®n particular as¨ª lo hac¨ªan necesario. Esta mujer consider¨® las cuestiones "capciosas" y sin relaci¨®n con el caso.
El 14 de noviembre de 1987, alrededor de la una de la madrugada, Juan Antonio Ruiz Cortizo entabl¨® amistad con Cristina C., que estaba sola en la discoteca Lovely, de Getafe. Tras consumir unas bebidas abandonaron el local y se trasladaron, junto con otro chico, al pub La Esquinita, seg¨²n las conclusiones del fiscal."Una hora m¨¢s tarde sinti¨® ganas de efectuar una necesidad fisiol¨®gica, y cuando estaba en los servicios de se?oras entr¨® s¨²bitamente Ruiz Cortizo, quien se abalanz¨® sobre ella y, sujet¨¢ndola por los brazos, le introdujo su miembro viril", explica el ministerio p¨²blico. "Minutos m¨¢s tarde entr¨® Eduardo Cubero Butrague?o, el cual oblig¨® a la v¨ªctima a realizar el acto sexual bajo amenazas". El fiscal solicita 12 a?os de c¨¢rcel para cada procesado por el delito de violaci¨®n.
En la vista, el juez tuvo que recordar a la denunciante el tratamiento que deb¨ªa dar a los acusados: "Aunque usted no tenga por qu¨¦ conocer el procedimiento, ll¨¢meles procesados en lugar de violadores". Tanto la denunciante como la asociaci¨®n de mujeres que la acompa?aba se indignaron con las preguntas de la defensa, que trataba de diferenciar entre violaci¨®n y ofrecimiento libre por parte de la mujer. El abogado de los acusados aleg¨® que en el cuerpo de Cristina no hab¨ªan quedado pruebas evidentes del abuso sexual, salvo unas erosiones que no se hab¨ªa podido probar que fueran causadas por una violaci¨®n.
La defensa de Cubero y Ruiz, que cuando ocurrieron los hechos ten¨ªan 23 a?os, trataba de probar que de pie en un retrete no se puede penetrar a una mujer, e insist¨ªa en si la denunciante llevaba los pantalones bajados o se los hab¨ªa quitado. Por su parte, Cubero y Ruiz manifestaron que hab¨ªa sido la mujer la que les hab¨ªa pedido que mantuvieran relaciones sexuales.
Amenazas con un perro
Seg¨²n Cristina C., cuando trataba de vestirse despu¨¦s de la primera violaci¨®n, entr¨® Cubero y la golpe¨® en el est¨®mago y la viol¨® anal y vaginalmente atemoriz¨¢ndola con un perro y amenaz¨¢ndola con darle muerte.
Al marcharse del pub "despavorida", Cristina C. asegura que Cubero le dijo que si les denunciaba matar¨ªan a ella y a su hija. La mujer relaciona estas amenazas con los golpes que recibi¨® el coche de su marido.
El abogado de Cristina C., Manuel Tuero, destac¨® el hecho de que su defendida hubiera publicado libros de poes¨ªa, as¨ª como que la familia hubiera tenido que mudarse de Getafe por temor a amenazas.
La presunta violada concluy¨® as¨ª su declaraci¨®n: "Quiero que quede muy claro que en ning¨²n momento consent¨ª". El juicio continuar¨¢ el pr¨®ximo martes.
"Proposiciones superficiales"
Uno de los dos procesados, Juan Antonio Ruiz Cortizo, dijo, a preguntas del acusador particular, que Cristina C. no le hab¨ªa pedido directamente que hiciera el acto sexual con ella, pero que hab¨ªa hecho "proposiciones superficiales".Seg¨²n declar¨® posteriormente, estas "proposiciones superficiales" hab¨ªan sido haberse mostrado simp¨¢tica o invitarle a ¨¦l y a sus amigos a su casa, "donde estaba su marido".
Juan Antonio Ruiz Cortizo neg¨® en todo momento haber violado a la mujer: "Tengo la suficiente educaci¨®n y cultura como para tener ese comportamiento tan canallesco". Eduardo Cubero Butrague?o dijo que Ruiz lleg¨® a su bar pregunt¨¢ndole si le dejaba el almac¨¦n para hacer el acto sexual con la mujer, "ya que no ten¨ªa coche de su propiedad".
Dudosa invitaci¨®n
El acusador particular destac¨® que dif¨ªcilmente puede considerarse una invitaci¨®n sexual el que una mujer invite a un hombre a su casa cuando en ella se encuentra su marido.
Cubero reconoci¨® que hab¨ªa animado a su amigo con frases como "venga, tigre, ataca el turr¨®n" y "¨¢nimo campe¨®n", y que su compa?ero no pudo eyacular "porque iba un poco cargadito".
La mujer a?adi¨® que estaba segura de que Cubero le hab¨ªa echado algo en el whisky que le sirvi¨® cuando lleg¨® a La Esquinita, ya que al tomarlo se empez¨® a encontrar mal. Tampoco recordaba si, como declar¨® uno de los presuntos violadores, hab¨ªa dicho frases como "soy la hija de la luna con el ni?o del martillo y el ni?o del l¨¢tigo".
La mujer desliz¨®, en contra del procedimiento, el hecho de que Cubero Butrague?o, primo del conocido futbolista, hab¨ªa encubierto a Ricardo S¨¢enz de Ynestrillas cuando este rob¨® armamento a la polic¨ªa.
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