De Dallas a Houston

El volumen de contrataci¨®n se fue ayer por los suelos en una sesi¨®n de claro aburrimiento, y de repente todos se preguntan si ha llegado el momento de revisar el concepto de codicia mas all¨¢ de las excelencias que cantan sus ex¨¦getas. Los bolsistas, ya se sabe, se acuerdan del lobo s¨®lo cuando muerde y nunca cuando a¨²lla amenazante. Los gritos de dolor son un argumento m¨¢s contundente que los escalofr¨ªos de temor.Los norteamericanos de Texas, presos de la er¨®tica del oro negro, se preguntaban en una encuesta reciente si la codicia llegar¨ªa a imponerse como uno de los valores humanos b¨¢sicos. Afortunadamente, los datos de la consulta vierten que el 99% respondi¨® negativamente, aunque no se dispone de los datos finales para comprobar si gan¨® Houston o Dallas en esta extraordinaria revisi¨®n de ideolog¨ªas, aplicadas al mundo y al mercado en general, reveladoras de un s¨ªntoma mucho m¨¢s que saludable despu¨¦s de los efectos devastadores de las series televisivas. Para escarmiento p¨²blico, multimillonarios en la vida real, como Bunkert Hunt, Clint Murchison o el antiguo gobernador de aquel Estado, John Connlay, que sirvieron de inspiraci¨®n al taimado J. R., hab¨ªan ca¨ªdo ya en la bancarrota.