Sexo, mentiras y farmac¨¦uticos cat¨®licos
Viernes por la noche. Despu¨¦s de terminar la ¨²ltima jornada de clases en un instituto, mi novia y yo buscamos una farmacia de guardia. Ella est¨¢ un poco constipada, quiere un kleenex y caramelos de miel y lim¨®n; yo tengo jaqueca de trabajar-estudiar-metro-prisas-madrugar y quiero aspirinas. Ambos queremos tambi¨¦n un paquete de preservativos.Una hora despu¨¦s llegamos a la dichosa farmacia de guardia, donde una cola de 13 personas aguardan pacientes que les despachen. Hace un fr¨ªo que pela. Delante de nosotros tenemos una chica un tanto desali?ada, ojerosa y p¨¢lida que nos pide fuego. Es una yonqui.
Al cabo de tres cuartos de hora despachan a la drogadicta, que habla sola, aburrida. Quiere unos estimulantes y no tiene receta. La anciana farmac¨¦utica, sin rechistar, se los despacha a trav¨¦s de la cancela.
Nos toca a nosotros: los pa?uelos de papel, los caramelos y las pastillas para el dolor de cabeza las mete en una bolsa. Mi novia se da cuenta y pregunta:" ?Y los condones?". La farmac¨¦utica le dirige una mirada reprochadora y contesta: "No tengo. Soy una farmac¨¦utica cat¨®lica y no despacho profil¨¢cticos. As¨ª lo dice mi religi¨®n, por orden expresa del Papa". Yo me quedo boquiabierto, recordando una pel¨ªcula de Almod¨®var. Mi chica se mosquea, alza la voz y, resentida, pregunta: "?Y si me quedo embarazada?". La se?ora, antes de cerrar la ventanilla, se limita a decir: "Eso es tu problema". Saque conclusiones usted mismo- Santiago Dom¨ªnguez-Aguilar. .
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