Reaparece el cadete
Mario Vargas Llosa, cinco meses despu¨¦s de su concluida aventura pol¨ªtica en Per¨², reapareci¨® anoche en Espa?a hecho de nuevo un vendaval literario para presentar en Madrid Adi¨®s, poeta, el libro en el que el chileno Jorge Edwards describe por dentro y por fuera la figura m¨ªtica de su compatriota el poeta Pablo Neruda.M¨¢s de 20 fot¨®grafos siguieron cada segundo de los gestos del autor de La ciudad y los perros, y hubo tantos focos que alguna vez Vargas Llosa parec¨ªa el propio Neruda que ¨¦l mismo describ¨ªa: "Cuando fui con ¨¦l a Isla Negra, all¨ª le saludaban en los pueblos y le dec¨ªan: 'Adi¨®s, don Pablito. Y quer¨ªan tocarle como s¨®lo se querr¨ªan tocar los futbolistas y las estrellas de cine".
Lejos de los focos, Vargas tuvo dos espectadores que le escucharon como alumnos: Adolfo Bioy Casares, el reciente premio Cervantes, y Rosa Chacel, la eterna probable. De pie, en los salones del palacio Fern¨¢n N¨²?ez, donde est¨¢ la Fundaci¨®n de Ferrocarriles Espa?oles, atentos a las explicaciones del peruano "hijo natural de Flaubert", como le llama Edwards, escucharon que Vargas Llosa fue en realidad el instigador de este libro, en el que Neruda se ve por fuera -"el hombre de los caprichos, las debilidades y los engreim¨ªentos"- y por dentro -"su discreta, velada, reconsideraci¨®n de ciertas posturas dogm¨¢ticas que caracterizaron su juventud y su primera madurez"-.
Es un libro divertido, en el que se cuentan chismes que llegan a la categor¨ªa de la literatura, dijo Vargas Llosa. Pero el autor de Conversaci¨®n en la catedral ve tambi¨¦n en ¨¦l la oportunidad para buscar una clave que responda a esta pregunta que nace de la estatura pol¨ªtica de Neruda: "?Qu¨¦ hizo que gente que produjo tan gran poes¨ªa fueran al mismo tiempo estalinistas convictos y confesos?". Vargas Llosa ve en este libro la oportunidad de encontrarse con una visi¨®n de Neruda en la que aparecen las dudas, las angustias y los remordimientos "de una figura cuya imagen p¨²blica monol¨ªtica no respond¨ªa exactamente a su imagen interior".
Vargas Llosa aparece en este libro reiteradamente calificado como el cadete, obsesionado por la literatura, que era el trabajo, y alguna vez Edwards lo hace aparecer " como salido de un bolero mexicano". Vargas Llosa no quiso anoche quedarse atr¨¢s en la chismograf¨ªa y cont¨®, justamente con la picard¨ªa de un cadete, que Edwards tambi¨¦n ten¨ªa cierta relaci¨®n con el baile, pues despu¨¦s de un segundo o tercer whisky era capaz en los a?os juveniles de Par¨ªs de interpretar una danza hind¨².
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