Noticias del futuro
En Babel, las cosas est¨¢n que arden; las antenas hiperb¨®licas, sintonizando Sodom y Gomorr, muestran que los hijos de Isthar multiplicamos por 10 las festivas combinaciones que tanta fama dieron a nuestras primeras megal¨®polis. Astart¨¦, abrazando a Mamm¨®n, es una poderosa deidad. Algunos extravagantes viajeros hablan de extra?as gentes que en los ¨²ltimos decenios se acumulan en las fronteras, tan semejantes a los parias que habitan el suburbio sur y cotidianamente pululan por los mercados de los barrios bajos. Alg¨²n ancestro de inicios del siglo XX, un usamericano llamado Lovecraft, dice que ya describi¨® esos mismos fantasmas ?hace casi dos siglos! -al narrar los abominables cultos de Cthulu- Esas admirables narraciones -por las que la Gran Academia concedi¨® a su autor el t¨ªtulo de cl¨¢sico 2109- dicen que se inspiraban en la fascinada repulsi¨®n de aquel noble escritor ante la abigarrada plebe infrahumana que en aquel entonces se agolpaba en los puertos de la madre Am¨¦rica: negros, chinos, ¨¢rabes, indios, chicanos (esos parias que siempre asediaron nuestras fronteras).Conozco este argumento porque en el nuevo c¨ªrculo de encuentros hay un brillante salmodiador de Tronik Pantalla muy informado en el singular deporte de las competiciones letradas. Yo mismo, ya sabes, curs¨¦ alg¨²n a?o de Escrituras. Por eso es por lo que ahora, en lugar de sintonizarte en telev¨ªdeo, transcribo mis palabras en telescript. No puedes imaginarte lo que me impresion¨® saber -en aquel mitincontro- que tambi¨¦n t¨² utilizabas a veces la vieja criptograf¨ªa de la era anterior. No somos muchos -fuera de los secretos olimpios- los que en el mundo de ahora usamos las letras. La verdad es que nuestros telesistemas las han hecho obsoletas. Salvo que alguna vez quieras escalar la entrada en el Olimpi¨®n con esas enfatuadas y envasadas gentes que cada 10 a?os eligen la Gran Academia y apenas cuentan con 20 pulsores de voto en el Gran Parlamento de nuestro afortunado planeta.
O¨ª decir que hay sutiles conexiones entre los cerrados olimpios y los m¨¢ximos grados de Techpowr y Bakenkuvs. Pero ya sabes que mucha gente presume de maxinformaci¨®n y sectas secretas. T¨² y yo sabemos que, salvo algunas viejas familias de padres astronautas y el obligado reclutamiento del Olimpi¨®n, nadie m¨¢s en Marte conoce las viejas letras de Matretierra. Colonos y ganado humanoide -los tatarabuelos de esa peste parla que anida en los l¨ªmites- fueron cuidadosamente desintoxicados del morbo literario a partir del tercer viaje. La disciplina civil de nuestro demoplaneta era impensable con una poblaci¨®n en loquecida por los viejos signolibros de Matretierra. Todos los olimplos sostienen que las gran des guerras del siglo XX en el Viejo Mundo fueron producidas por masivas epidemias de morbo-l¨ªteris. Pero esta informaci¨®n s¨®lo se nos alcanza a los que como t¨² y como yo, por derechofamilia, hemos llegado a participar en los exclusivos cursos que el Olimpi¨®n abre para los secretos optimates de la nobleza. ?Es tan sumamente caro y fatigoso el telescript en comparaci¨®n con toda la otra telecomunizaci¨®n!
Escribi¨¦ndote hoy pienso en lo curioso que es este procedimiento literario. ?Cu¨¢n pocos sabemos usarlo y cu¨¢n pocos de los que todav¨ªa letrahablamos llegamos a conocernos y a sintonizar! Por lo menos entre los que no hemos cumplido los 100 anos. A un degradado senador del Gran Parlamento, borracho de c¨¢psulas en la fiesta de Fin de A?o, le o¨ª decir que eso cambiaba tras los misterios del centenario. Pero ni siquiera s¨¦ si dec¨ªa verdad: en cuanto quise preguntarle por tan ins¨®lita manifestaci¨®n, un velo de miedo le cubri¨® el rostro, tuvo una lipotimia, se desmay¨® y vinieron guardianes de la Gran Cl¨ªnica para internarlo . Astart¨¦ no le don¨® m¨¢s fortuna!
Hac¨ªa tiempo que no telescripteaba tan largo. Debe ser quiz¨¢ el impacto de Numinal -ese exclusivo f¨¢rmaco de los olimpios que me pas¨® el profcoronel de mi promoci¨®n en la ¨²ltima fiesta de Prima Ventis Por lo general, nunca literalizo m¨¢s de las 50 palabras que caben en los teletextos del concurso trimestral. ?Es tan emocionante encontrarse con alguien del mismo decenio que tambi¨¦n tiene hometelescript! El Numinal -debe ser eso me lleva a esta largu¨ªsima digresi¨®n. Extra?o y curioso f¨¢rmaco, en verdad. Como te dec¨ªa,
aqu¨ª en Babel todo est¨¢ floreciente. Hasta se ha abierto una nueva boutique lujos¨ªsima con m¨¢s de 500 telelibros distintos. Pero ya sabes lo cara y fatigosa que resulta la adicci¨®n literaria, salvo que en home se tenga la Bibliotek heredada familiarmente. ?Es tan dif¨ªcil mantener contacto con los viejos compa?eros de Escrituras! Un a?o despu¨¦s de haberlos tratado a lo largo del curso, sus rostros y sus nombres se olvidan.
?Qu¨¦ fant¨¢sticas danzas y org¨ªas en el HerakIi¨®n de Isis! Las doncellas de Astart¨¦ este a?o son de lo m¨¢s impresionante. Los efebos son bastante vistosos -aunque t¨² sabes que en mi familia nunca se hizo caso del otro rostro de Isthar- Quiz¨¢ pudi¨¦semos encontramos en la pr¨®xima Satumal. A los 75 a?os se empieza uno a merecer la repetici¨®n de las grandes ocasiones. ?Ojal¨¢ pudiese conseguir para entonces alguna otra tablet¨¢ de Numinal! Es muy curioso dejarse arrastrar por el v¨¦rtigo del telhablar. Nunca habl¨¦ tanto tiempo con nadie. Quiz¨¢ esto sea un anuncio de los misterios que nos aguardan en el Centenario. ?Quiz¨¢ aquel viejo borrach¨ªn ex senator ten¨ªa un asomo de raz¨®n!
Espero tu respuesta por telescript, en la l¨ªnea cifrada cuya clave te env¨ªo. Con ese c¨®digo, entre las tres y las cuatro de la noche puedes telescribirme sin ning¨²n problema. Parece ser que los severos olimpios, a partir de este a?o, permiten esa nueva libertad para los optimates cum letras que, junto a t¨ªtulos de familia, hayan ganado m¨¢s de tres concursos.
?Qu¨¦ cosa tan rara la telescriptura! Se me est¨¢n acabando los efectos del Numinal. A lo mejor resulta que lo de las letras, sus conocedores y usuarios, es uno de los secretos arcanos con que los dioses protegen la c¨ªvica libertad de nuestro demoplaneta. Toda esta fant¨¢stica sesi¨®n de telablar me dej¨® agotado. Perdona mi ebria locuacidad y da se?ales de vida.
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