Ante la actual elevaci¨®n de los precios del petr¨®leo
El efecto negativo de la elevaci¨®n de los precios del petr¨®leo sobre nuestra actividad econ¨®mica se transmite a trav¨¦s de los tres canales siguientes:Por el lado de los precios, aumentando el deflactor del PIB al coste de los factores y reduciendo nuestra renta real. Por el lado de la oferta, reduciendo nuestra producci¨®n final de bienes y servicios y, por tanto, el empleo y la renta disponible, al aumentar el coste de los inputs energ¨¦ticos y reducirse la productividad del trabajo y del capital. Por el lado de la demanda, reduciendo, por un lado, la demanda de inversi¨®n al aumentar los tipos de inter¨¦s como respuesta a una ca¨ªda de los saldos monetarios reales, como consecuencia a su vez del aumento de los precios (si la pol¨ªtica monetaria no var¨ªa), y, por otro, la demanda de consumo y la de inversi¨®n al producirse una ca¨ªda de la renta real disponible derivada de un deterioro de la relaci¨®n real de intercambio, producido porque los precios de las importaciones aumentan m¨¢s que los de las exportaciones.
El efecto global ser¨¢ tanto m¨¢s negativo cuanto mayor sea el consumo de energ¨ªa en el PIB, cuanto mayor sea la elasticidad precio de la demanda de inversi¨®n al tipo de inter¨¦s y cuanto mayor sea la participaci¨®n de las importaciones de petr¨®leo en el PIB. En el caso de nuestro pa¨ªs, tanto el consumo de energ¨ªa como la factura petrol¨ªfera sobre PIB son de los m¨¢s altos de la CE, luego el impacto ser¨¢ relativamente mayor que en la mayor¨ªa de los pa¨ªses miembros.
En definitiva, de continuar el alza de precios del petr¨®leo, tenderemos a tener una actividad econ¨®mica m¨¢s deprimida y con mayor inflaci¨®n. la producci¨®n final ser¨¢ menor y m¨¢s cara, y la renta real disponible ser¨¢ menor.
?C¨®mo tienden a reaccionar los agentes econ¨®micos (trabajadores, empresarios y Gobierno) ante esta ca¨ªda de renta real y este empobrecimiento relativo?
La primera reacci¨®n suele siempre consistir en intentar que sea el Estado el que absorba el deterioro de renta real, o, lo que es lo mismo, que el Gobierno no traslade al resto de la econom¨ªa el aumento de los precios del crudo. ?sta es una reacci¨®n que el Gobierno tiende a rechazar, ya que aumenta el d¨¦ficit p¨²blico. Ante este mayor d¨¦ficit el Gobierno s¨®lo tiene dos alternativas, o incrementa los impuestos, con lo que no se evita la reducci¨®n de renta real de los ciudadanos, o aumenta su endeudamiento, con lo que s¨®lo retarda el aumento de impuestos a cambio de incrementar, a corto plazo, los tipos de inter¨¦s. Adem¨¢s, se ha demostrado que el trasladar los precios a los consumidores finales es el medio m¨¢s eficaz para incentivar la eficiencia energ¨¦tica.
Traslado
Si el Gobierno no absorbe las subidas de precio, y las traslada a los; consumidores (como as¨ª se ha hecho, ortodoxamente, en nuestro pa¨ªs), la inmediata y l¨®gica reacci¨®n suele ser que, por un lado, los trabajadores intenten elevar sus salarios monetarios para mantener sus salarios reales y evitar el deterioro de sus rentas, y, por otro, que los empresarios intenten trasladar los mayores, costes de sus inputs energ¨¦ticos a los precios finales de los bienes y servicios que producen, para no reducir sus beneficios. Es decir, que cada uno intente traspasar la ca¨ªda de renta real a otro colectivo: trabajadores a empresarios y empresarios a consumidores. La diferencia entre uno y otro traspaso es que el primero es negociado y el segundo depende del grado de competencia en el mercado. El resultado s¨®lo puede ser una espiral inflacionista precioscostes que suele acabar en un frenazo econ¨®mico (m¨¢s paro y menos renta), ya que es l¨®gico, tambi¨¦n, que el Gobierno, por su lado, se niegue a f¨ªnanciarla mediante una expansi¨®n de la oferta monetaria.
?Por qu¨¦ el Gobierno debe evitar financiar dicha espiral que refleja el intento de los otros dos agentes econ¨®micos por trasladar la p¨¦rdida de renta real? Por tres razones b¨¢sicas:
En primer lugar, porque, integrados como estamos en el mecanismo de cambios del SME, cualquier aumento ostensible de nuestro diferencial de inflaci¨®n con el resto de los miembros integrados en dicho mecanismo reduce nuestra competitividad interna y externa y aumenta, en mayor medida, nuestro ya alt¨ªsimo d¨¦ficit corriente de balanza de pagos, que empieza a deteriorarse, a¨²n m¨¢s, por el reciente aumento de nuestra factura energ¨¦tica de importaci¨®n.
En segundo lugar, porque en un momento de ajuste como el actual, despu¨¦s de unos a?os creciendo sobre la base de un exceso de demanda interna, una pol¨ªtica monetaria m¨¢s expansiva nos producir¨ªa m¨¢s inflaci¨®n y m¨¢s demanda interna sin pofello aumentar nuestro crecimiento real del PIB, sino probablemente reduci¨¦ndolo, al aumentar los precios e incrementarse la aportaci¨®n negativa del sector exterior.
Por ¨²ltimo, porque, con m¨¢s inflaci¨®n, la reducci¨®n de renta real se trasladar¨ªa finalmente a los parados y a los pensionistas que no est¨¢n organizados colectivamente para defender sus rentas reales, lo cual ser¨ªa antisocial.
?ltima opci¨®n
Abandonadas las alternativas anteriores, s¨®lo queda una ¨²ltima opci¨®n y es que la p¨¦rdida de renta real sea asumida por el resto del mundo y no por nuestro pa¨ªs. Como la reducci¨®n de renta real equivale, en principio, al deterioro de la relaci¨®n real de Intercambio, apreciando el tipo de cambio efectivo real de la peseta frente al d¨®lar, que es la moneda en que est¨¢n denominadas las importaciones energ¨¦ticas, se conseguir¨ªa que dichas importaciones en pesetas fueran m¨¢s baratas yse compensar¨ªa, en parte, el deterioro de nuestra relaci¨®n real de intercambio y nuestra renta real. Lo mismo se conseguir¨ªa, naturalmente, si el d¨®lar cayera lo suficiente como para compensar el aumento del precio del barril de crudo.
Ahora bien, es impensable, en estos rriomentos, una apreciaci¨®n de la peseta o una ca¨ªda del d¨®lar del 30% o 40%, que es lo que ha subido el petr¨®leo. (De todas maneras, dentro de la imposibilidad relativa ser¨¢ menos imposible que ocurra lo segundo que lo primero). ?Por qu¨¦?
Por un lado, porque la peseta dentro del mecanismo de cambios del SME s¨®lo puede fluctuar marginalmente y en t¨¦rminos nominales, no reales. Lo m¨¢s que puede ocurrir es que se fortalezca un poce tan pronto se elimine el gravamen del 30% a la financiaci¨®n en divisas, ya que, dados nuestros altos tipos relativos de inter¨¦s interbancarlos, entrar¨¢ m¨¢s dinero caliente, y dados nuestros; altos tipos relativos de inter¨¦s de activo, entrar¨¢n m¨¢s cr¨¦ditos a medio y largo plazo.
Por otro lado, porque la peseta ya se ha apreciado bastante en estos ¨²ltimos a?os, lo que, sin duda alguna, ha afectado a nuestra competitividad. Ahora bien, tambi¨¦n hay que decir que, gracias a nuestra entrada en el SME y a nuestros altos tipos de inter¨¦s hemos podido financiar, sin problemas, nuestro creciente d¨¦ficit corriente de balanza de pagos acudiendo al capital extranjero (lo cual no hubiera sido imposible en otras circunstancias), y esto ha permitido que las empresas hayan podido seguir importando capital y moderniz¨¢ndose y los consumidores hayan podido comprar bienes de consumo duradero m¨¢s baratos.
Con esto quiero decir que la mayor¨ªa de los ciudadanos no deber¨ªa quejarse, ya que desde 1986 hasta hoy hemos mejorado notablemente nuestra relaci¨®n real de intercambio y nuestra renta real disponible a costa del resto del mundo, dado que la peseta se ha apreciado en t¨¦rminos reales cerca de un 10% frente a los restantes pa¨ªses.
Lo que, en todo caso, adem¨¢s de imposible ser¨ªa suicida es intentar depreciar artificialmente la peseta ante un choque energ¨¦tico. Primero, porque es imposible hacerlo con los tipos de inter¨¦s actuales. Segundo, porque, como ya he dicho, no es posible fluctuar m¨¢s que marginalmente dentro del SME. Tercero, porque tendr¨ªamos, probablemente, que devaluar casi cinco puntos para conseguir un aumento de la competitividad de un punto, dada la fuerte indiciaci¨®n de nuestra econom¨ªa. Cuarto, porque esta depreciaci¨®n tardar¨ªa casi un a?o en notarse algo sobre la balanza de pagos (la curva J), y, por ¨²ltimo, porque reducir¨ªamos a¨²n m¨¢s nuestra renta real incrementado los efectos negativos de la crisis petrol¨ªfera y las reacciones de los agentes econ¨®micos.
?Existe, entonces, alguna forma de evitar o paliar este problema? Dado que es un choque que nos ha sido impuesto desde fuera, poco podemos hacer para evitarlo, salvo, a medio y largo plazo, intentar mejorar nuestra eficiencia e independencia energ¨¦ticas. (?Aprovechamos el nuevo PEN para afrontar este tema a fondo!). Mientras tanto, debemos desear que s¨®lo sea un choque externo pasajero, como puede que as¨ª sea, ya que parece posible que el conflicto del Golfo se solucione, por una u otra v¨ªa, en pocos meses, y que los precios del petr¨®leo vuelvan a caer, al menos durante un cierto tiempo.
Pero, a corto plazo, existe otro medio complementario para minimizarlo. En lugar de intentar "pasarse la pelota del empobrecimiento" entre unos y otros agentes econ¨®micos, se alcance un pacto entre todos ellos sobre c¨®mo repartir el actual y necesario ajuste de la demanda interna, despu¨¦s de vanos a?os de alegr¨ªa, y c¨®mo repartir la reducci¨®n de la renta real derivada de los nuevos precios del petr¨®leo. Soluci¨®n que, con toda raz¨®n, viene, machaconamente, proponiendo el Gobierno a trav¨¦s del pacto de competitividad.
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