La presentadora m¨¢s famosa de Canad¨¢ es una china
La televisi¨®n es el ¨²nico nexo de los canadienses, habitantes de un pa¨ªs inmenso y fragmentado
Eso que, a falta de mejor nombre, se llama comunicador es en Canad¨¢ mujer y china. Adrianne Clarkson tiene un programa cultural semanal de televisi¨®n, con su propio nombre. en la Canadian Broadeasting Corporation, emisora oficial, a las ocho de la tarde. Es el equivalente del Apostrophes, de Bernard Pivot, en Francia, y una de sus estrellas fue Vargas Llosa, a quien Clarkson entrevist¨® en Lima durante la campa?a electoral."Yo le conoc¨ªa personalmente", dice Clarkson, "y desde La ciudad de los perros le sigo con admiraci¨®n. Quer¨ªa saber c¨®mo un escritor afronta la entrada directa en pol¨ªtica, y contarlo a la audiencia canadiense, que en su mayor¨ªa no hab¨ªa o¨ªdo hablar de ese autor ni de lo que sucede en Per¨²". El programa fue un ¨¦xito para Clarkson, aunque a Vargas no le vali¨® ser entrevistado por una asi¨¢tica a la hora de evitar ser batido por el chinito Fujimori.El programa de Adrianne Clarkson no es, sin embargo, de entrevistas ni de debates. "Hay ya demasiados as¨ª, y son demasiado f¨¢ciles", dice esta aut¨¦ntica figura de la televisi¨®n, que vino de China a los dos a?os con su familia en d¨¦cada de los cuarenta, y que se esfuerza en presentar una panor¨¢mica de la realidad multicultural que supone la sociedad canadiense.
Cien vueltas
"El 15% de mi programa", dice, "trata de literatura, pero en el resto lo mismo toco la m¨²sica que el ballet moderno. Me interesa mucho lo que se basa en las ra¨ªces para lograr un resultado moderno, como Antonio Gades. Y busco siempre mostrar alg¨²n caso de artista originario de culturas no mayoritarias: eso no falta en Canad¨¢".Ejemplo de self made woman, Adrianne Clarkson le dar¨ªa cien vueltas a Jes¨²s Hermida, entre otras cosas porque no puede permitirse el lujo de poner tres calif¨ªcativos a cada cosa. "Hay que interesar al p¨²blico en temas en los que a priori no habr¨ªa pensado". Los anunciantes, que en Canad¨¢ tienen absolutamente la sart¨¦n por el mango, ven a Clarkson como valor seguro.
La televisi¨®n, para ella, es el ¨²nico nexo que puede unir a los canadienses, que viven en un pa¨ªs inmenso y fragmentado en comunidades de inmigrantes. Hay que tener en cuenta que s¨®lo el Estado de Ontario es mayor que Francia y Espa?a juntos, y que su capital, Toronto, alberga, por ejemplo, entre m¨²ltiples comunidades, medio mill¨®n de italianos.
Clarkson ha hecho pol¨ªtica -fue delegada oficial de Ontario en Par¨ªs de 1982 a 1987- y ahora simultanea su programa de televisi¨®n con la edici¨®n de libros. Es la editora de la ¨²ltima novela de Margaret Atwood, Ojo de gato. "Atwood, como tantos escritores canadienses", reflexiona, "pinta siempre la relaci¨®n del hombre con la naturaleza. Pienso, por ejemplo, en Survival. En Europa tienen el paisaje, pero lo espec¨ªficamente canadiense es la naturaleza. A s¨®lo dos horas de cualquier gran ciudad, aqu¨ª se vive la experiencia de encontrarse de pronto en los l¨ªmites de la civilizaci¨®n. Eso un europeo no puede afrontarlo como nosotros".
Obreros del ferrocarril
Tiene en gran estima a su comunidad. "Los primeros chinos que llegaron a Canad¨¢ eran sobre todo obreros del ferrocarril de origen vietnamita, que se velan privados de traer a sus mujeres por una legislaci¨®n racista [es el problema que aborda la pel¨ªcula Eat a bowl of tea, de Wayne Wang, recientemente estrenada en Espa?a], pero ahora, con los jud¨ªos, los chinos son la comunidad que m¨¢s se esfuerza para que sus hijos tengan un futuro de prosperidad".
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