El gas natural jugar¨¢ un papel estrat¨¦gico en la revisi¨®n del Plan Energ¨¦tico Nacional

La evoluci¨®n del gas natural en Espa?a, que ha doblado el consumo en cinco a?os, obligar¨¢ al Ministerio de Industria y Energ¨ªa a cambiar el Protocolo del Gas adoptado en 1985. La adaptaci¨®n de este protocolo a la realidad del sector se incluir¨¢ en el nuevo Plan Energ¨¦tico Nacional (PEN), que, adem¨¢s, contemplar¨¢ esta energ¨ªa como una de las m¨¢s importantes para cubrir la demanda el¨¦ctrica que se necesitar¨¢ a partir de 1995 y que se cifra en unos 7.500 megavatios. Hechos destacados en este proceso ser¨¢n la creaci¨®n de una sociedad holding que centralice toda la distribuci¨®n y la conexi¨®n del gasoducto con Francia, Portugal y ?frica.

El 23 de julio de 1985, el entonces ministro de Industria, Joan Maj¨® Cruzate, firm¨® con los responsables de 10 entidades, el Protocolo de intenciones para el desarrollo del gas en Espa?a. El objetivo, recogido en el primer punto de los 22 que consta, era implantar el gas natural como alternativa energ¨¦tica realmente disponible y, sobre todo, la necesidad de incrementar el peso en el balance energ¨¦tico hasta niveles pr¨®ximos a los pa¨ªses europeos". Para ello, se consider¨® imprescindible el establecimiento de una serie de principios generales que, entre otras cosas, iban a lograr dar cumplimiento a los acuerdos internacionales suscritos por la Administraci¨®n espa?ola.Cinco a?os despu¨¦s, los objetivos de aquel protocolo se han sobrepasado y los principios, en una gran parte, se han quedado cortos. Ahora, las circunstancias son distintas y el exceso de oferta que ha habido tradicionalmente en este sector se ha tornado en exceso de demanda, como consecuencia, principalmente, de la mayor cobertura de la red de gasoductos a las necesidades de consumo industrial y dom¨¦stico.

Los datos hablan. Entre 1985 y 1989 se ha pasado de 22.963 a 47.907 millones de termias de gas natural distribuido. En ese periodo, la participaci¨®n en el total de energ¨ªa primaria se ha elevado del 3% al 5,12%. Cifras que, en cualquier caso, siguen lejanas a la media de la CE del 18%. Espa?a compensa la diferencia con mayor peso del petr¨®leo (54% frente al 44% de la CE). El objetivo de acercamiento a la CE, que s¨ª se cumple en Catalu?a -m¨¢s a?eja que el resto de Espa?a en uso de gas natural-, donde se alcanza un porcentaje cercano al 15%.

La nueva realidad, que se culminar¨¢ con la constituci¨®n de un holding gasista que englobe a la mayor parte de las compa?¨ªas distribuidoras de Espa?a, obliga a una adaptaci¨®n del Protocolo del gas que el Ministerio de Industria recoger¨¢, con toda seguridad, en el nuevo Plan Energ¨¦tlco Nacional (PEN), cuya salida a la luz ser¨¢ el pr¨®ximo a?o. El cambio fundamental se va a producir en el r¨¦gimen de precios de entrega del gas a las distribuidoras por parte de Enagas, empresa encargada del suministro y que controla el Instituto Nacional de Hidrocarburos (INH), que preside ?scar Fanjul.

El precio de cesi¨®n se estipula, seg¨²n el Protocolo, respetando un margen de rentabilidad para las distribuidoras. Es decir, despu¨¦s de que las distribuidoras hayan retirado beneficios. "Eso ha supuesto enormes ventajas comparativas para las empresas distribuidoras que se han venido beneficiando de la protecci¨®n tarifarla, mientras que el esfuerzo inversor, necesario para construir infraestructuras [gasoductos], corre a cargo de Enag¨¢s" se?alan fuentes del INH.

Potencia el¨¦ctrica

Otro de los objetivos del Protocolo era incrementar el peso del gas natural en el balance energ¨¦tico final. Precisamente, una de las novedades del nuevo PEN ser¨¢, seg¨²n todos los indicios, la presencia del gas en la generaci¨®n de electricidad. Las directrices del PEN, en ese sentido, se guardan con mucho mimo en Industria. No obstante, es previsible que la participaci¨®n del gas sea importante.

Seg¨²n dichas previsiones, el gas puede cubrir en torno a la tercera parte de los 7.500 megavatios de potencia necesaria estimada a partir de 1995. La utilizaci¨®n de gas se realizar¨ªa en centrales termoel¨¦ctricas cl¨¢sicas de ciclo combinado ya sea de nueva creaci¨®n o de adaptaci¨®n de actuales centrales de fuel (existe la posibilidad de conseguir de esta forma en torno a 1.000 megavatios), as¨ª como en cogeneraci¨®n (aprovechamiento de la energ¨ªa en los procesos productivos). La decisi¨®n depende, en gran medida, de la evoluci¨®n de los precios del petr¨®leo, a los que el gas est¨¢ ¨ªntimamente ligado y si el precio del petr¨®leo es alto no ser¨¢ muy rentable incorporar gas.

En cualquier caso, la incorporaci¨®n de gas natural a la generaci¨®n el¨¦ctrica significar¨ªa un golpe bajo para los que defienden la introducci¨®n de otro tipo de energ¨ªas, como puede ser el caso de la nuclear. El hecho de que se introduzca gas no significa per se que se deseche la energ¨ªa nuclear en la ampliaci¨®n del actual parque. No obstante, entre los 2.000 megavatios que se tienen pr¨¢cticamente asegurados de Francia; otros 2.000 que se prev¨¦ de nuevas centrales de carb¨®n y otros tantos de gas natural, quedan pocas habas por contar.

Seg¨²n las previsiones, en el horizonte del a?o 2000 se contempla que el consumo de gas natural se eleve a 120.000 millones de termias (10.000 termias equivalen a una tonelada equivalente de petr¨®leo), frente a los cerca de 48.000 millones de termias de 1989. Adem¨¢s del esfuerzo inversor por asegurar el suministro, ser¨ªa preciso otro de calibre similar en las centrales. Seg¨²n estimaciones del sector el¨¦ctrico, es necesaria una inversi¨®n de 70.000 pesetas por kilovatio instalado y generado por gas en una planta de nuevo cu?o.

Enagas, por su parte, deber¨¢ continuar con su pol¨ªtica de inversiones, que, seg¨²n el plan estrat¨¦gico de la empresa p¨²blica, que preside Juan Badosa, se elevan a 101.000 millones de pesetas, de los que 81.000 est¨¢n contampladas para los a?os comprendidos entre 1990 y 1994.