Frankenstein y Prometeo
La semana empezaba ayer sin fuelle y demostrando desde los comienzos a los m¨¢s optimistas que las alegr¨ªas no son m¨¢s que pasajeras. Como el monstruo de Frankenstein, nacido del ingenio de un nombre, el mercado cobra en ocasiones personalidad propia para fatalidad de su creador. Siguiendo su destino tr¨¢gico, que es m¨¢s fuerte que las coordenadas que lo rigen, el monstruo se encadena a la fatalidad para expiar culpas, como Prometeo. Para bien o para mal, jam¨¢s se pudo conciliar el deseo desbordante de la imaginaci¨®n con la sordidez del d¨ªa a d¨ªa. Las alegr¨ªas o desventuras del dinero tienen tambi¨¦n ese componente a trav¨¦s de la evoluci¨®n de los valores que encierran, a veces no tan celosamente, el secreto del precio o la cotizaci¨®n de los t¨ªtulos. La lucha por la transparencia en los mercados de acciones y obligaciones es m¨¢s antigua que cualquiera de los combates librados por el hombre para su subsistencia. Andar a tientas es la peor esclavitud del inversor, sobre todo cuando, en momentos de escaso trading y baj¨ªsimos precios, determinadas opciones de compra se presentan como la linterna m¨¢gica para deshacer posiciones que en otro tiempo pudieron presentarse como ventajosas y cargadas de futuro.
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