Poe, visto por Romero y Argento
El cine de terror contempor¨¢neo es resistente capaz de emprender todas las v¨ªas que tengan alguna apariencia de novedad e incluso de volver a los autores e historias m¨¢s conocidos, en un deseo evidente de recuperar una cierta legitimidad cultural. La pel¨ªcula Los ojos del diablo, avalada por los nombres de dos directores que han trabajado en este campo con provecho, George A. Romero y Dar¨ªo Argento, est¨¢ compuesta por varios relatos breves adaptados de dos cuentos famosos de Edgar Allan Poe. El gato negro y El caso de Valdemar. George A. Romero muestra tina contenci¨®n y una modestia expresivas que, se adaptan muy bien al segundo relato. Por tina vez, la austeridad, impuesta por un presupuesto escaso, le viene bien al mediometraje porque el director de La noche de los muertos vivientes posee un estilo caracterizado m¨¢s por el derroche que por la s¨ªntesis. Romero ha hecho un esfuerzo evidente para adaptarse a un proyecto terror¨ªfico limitado, con resultados m¨¢s que aceptables.Argento, con unos medios materiales generosos -en comparaci¨®n con su compa?ero- se ha enfrentado a la conocida narraci¨®n de Poe El gato negro, con resonancias literarias que remiten a El pozo y el p¨¦ndulo, y en las que resuenan las conocidas denominaciones de Anabel, Eleonora y Usher, pero el resto es un puro naufragio en el que las s¨®lidas invenciones del escritor americano constituyen un puro pretexto.
Los ojos del diablo (The evil's eyes)
Gui¨®n y direccil¨®n: Dar¨ªo Argento y George A. Romero. Int¨¦rpretes: Harvey Keitel, M. Potter y Adrienne Barbeau. Estreno: cine Rialto.
Argento no es un director interesante, sino un profesional h¨¢bil, amante del arti5elo y del golpe de efecto, y en este episodio de. El gato negro no revela ning¨²n m¨¦rito desconocido, ni tampoco supera sus cotas habituales. La adaptaci¨®n resulta limitada y, a la postre. carente de inter¨¦s.
Los ojos del diablo se mueve, pues, entre dos polos, se aceptable y, lo endeble, al m¨¢rgen de que el recuerdo de Poe nunca es mala cosa, porque el cine se ha ocupado de ¨¦l menos de o que se merece y, salvo las versiones de Corman y los episodios de Fellini y Malle en Historias extraordinarias, los cineastas se han aproximado a este gran autor, en general, con escasa fortuna.
Babelia
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