El 'maelstrom' del Golfo / y 3
Nuevamente la humanidad se halla al borde de la guerra total. Desde la crisis de los misiles en Cuba, en 1962; desde la guerra en Vietnam, en 1972, otra vez la humanidad se halla bajo la sombra demencial del MAD. ?Qu¨¦ significan estas siglas esot¨¦ricas, que en anglosaj¨®n moderno forman la palabra locura? Son las siglas de Mutual Assured Destruction (seguridad de la destrucci¨®n mutua), f¨®rmula que rigi¨® el equilibrio en la relaci¨®n de fuerzas entre las dos potencias hegem¨®nicas y sus respectivos bloques: EE UU y la URSS.Roto el equilibrio con la dimisi¨®n de esta ¨²ltima que est¨¢ luchando contra la hambruna y la desintegraci¨®n social y pol¨ªtica, desmantelado el sistema comunista corro¨ªdo hasta los tu¨¦tanos por la sustancia letal del poder totalitario, volados los muros en que ¨¦ste intent¨® petrificar su ideolog¨ªa, la humanidad ha quedado a merced de la voluntad del gran poder hegem¨®nico.
La seguridad de la destrucci¨®n ya no es mutua. Pertenece ¨²nicamente a este poder hegem¨®nico. S¨®lo ¨¦l puede decidir sobre la paz y la guerra, sobre la justicia de sus propias invasiones y extorsiones, y sobre el crimen de las ajenas. He aqu¨ª el punto en que la justa reacci¨®n de las naciones democr¨¢ticas ante el vandalismo de Sadam Husein se contamina de una doblez que hace crujir los dientes. ?Por qu¨¦ estas naciones no reaccionaron de la misma manera ante acciones similares del socio mayor, que ahora les reclama mayor convicci¨®n y operatividad ante el inminente estallido del conflicto?
El gran poder hegem¨®nico ha enviado sus ej¨¦rcitos al Golfo para retomar el control del petr¨®leo y para exhibir, de paso, a los Ojos obnubilados del mundo, su colosal parafernalia b¨¦lica. Con lo que tambi¨¦n queda a salvo, y en curso de plena prosperidad y promoci¨®n, uno de los pilares de su poder y de su fuerza expansionista: la industria del armamento, divinidad m¨¢xima del capitalismo imperial.
De una manera completamente imprevisible, el jefe del gran poder hegem¨®nico parece, sin embargo, dispuesto a negociar, y ?Dios de los ej¨¦rcitos!, incluso ha condescendido a invitar a una mesa de conferencias al mism¨ªsimo Sat¨¢n de Irak. Hasta hace pocos d¨ªas, esta actitud en el presidente norteamericano era inconcebible. ?Milagro de AliD En la situaci¨®n de extrema tensi¨®n que tiene el Golfo como epicentro, todo puede suceder.
Si este brusco giro de la inexorable intransigencia inicial de Bush se confirmara, ello dar¨ªa un indicio muy significativo de la poca popularidad que puede tener la guerra en el Golfo entre los representantes del Congreso estadounidense. Ante esta posibilidad, el presidente y principal comanditario de la actitud de fuerza en el Golfo se retrae y se muestra dispuesto a la negociaci¨®n, en el mismo momento en que obtiene el respaldo oficial de la ONU a su reclamo de doblegar por las armas la tozudez de Sadam.
Sin embargo, este giro copernicano del presidente Bush apenas cambia formalmente, y de modo muy aleatorio, la situaci¨®n. ?l mismo ha debido precisar que estas conversaciones con el ministro de Relaciones Exteriores de Irak, en Washington, y del secretario de Defensa, Baker, con Sadam Husein, en Bagdad, s¨®lo tendr¨ªan car¨¢cter exploratorio, pero que de ning¨²n modo podr¨ªan considerarse como un formal comienzo de negociaciones o tratativas sobre ninguno de los puntos en litigio. Los l¨ªderes del Congreso se han apresurado, por su parte, a dejar bien en claro que el presidente no dispondr¨¢ de autorizaci¨®n para negociar o innovar en relaci¨®n a lo establecido en la resoluci¨®n del Consejo de Seguridad.
En una reciente entrevista concedida por Sadam Husein a una cadena de televisi¨®n y de radio francesa, ¨¦ste demostr¨® poco entusiasmo y, m¨¢s vale, fuerte escepticismo ante el gesto de Bush. En sus palabras calmas y sobrias, impregnadas del fatalismo oriental, volvi¨® a flotar esa sensaci¨®n de causa perdida que parece sentir en esta hora Crucial para su pa¨ªs, pero, al mismo tiempo, la voluntad inflexible de llevar la acci¨®n emprendida hasta sus ¨²ltimas consecuencias, con la inspiraci¨®n y la ayuda del dios del islam.
Su voz opaca y cadenciosa no se inmut¨® en ning¨²n momento, salvo cuando uno de los entrevistadores -m¨¢s en testigos de cargo o en fiscales de Occidente que en periodistas profesionales- le pregunt¨® qu¨¦ opinaba sobre el "culto de la personalidad" con respecto a s¨ª mismo. No falt¨®, desde luego, y en forma casi ofensiva, la menci¨®n de Hitler y Stalin, como si hiciera falta esa modesta como in¨²til efusi¨®n de bravuconer¨ªa malamente imitada de los tigres yanquis del periodismo.
Una sonrisa franca distendi¨® el rostro duro e inmutable de Sadam Husein. Aprovech¨® a su favor ese costado, no el m¨¢s vulnerable, pero s¨ª el m¨¢s obviamente atacable. Con dotes de consumado te¨®logo transfiri¨® a Dios ese atributo de la personalidad omnisciente, fuente de todo poder, y se repiti¨® su humilde servidor y esclavo. Habl¨®, en cambio, con unci¨®n del culto de la personalidad de cada individuo, de cada ser humano, en la que deb¨ªa verse la tascendencia de toda la humanidad. Faltaba solamente la par¨¢bola fragante, simb¨®lica y prof¨¦tica. Pero a un hombre de guerra, a un contrito esclavo y servidor de Dios, no se le pod¨ªan exigir tantas fantas¨ªas.
Con cierta habilidad dial¨¦ctica y con el innegable don de la astucia, que parece ser el rasgo caracter¨ªstico de su personalidad, se anticip¨® a trazar sutilmente las l¨ªneas de fuerza de su posici¨®n y a establecer, desde su ¨¢ngulo de visi¨®n, el ¨²nico marco posible en que podr¨ªan desarrollarse fructuosamente para la paz estos contactos exploratorios entre los responsables de las partes.
Bases de la negociaci¨®n
Dej¨® claro que las conversaciones y las bases de una eventual negociaci¨®n deb¨ªan incluir, global y necesariamente, todos los problemas de la regi¨®n, incluida la cuesti¨®n palestina. Si esto llegara a suceder -dijo-, habr¨¢ un 50% a favor de la paz deseada por todo el mundo. Manifest¨® su deseo de la presencia francesa en las conversaciones. No ocult¨® su sospecha de que Bush quer¨ªa darse buena conciencia ante el mundo, como ya lo hab¨ªa hecho con respecto a la acci¨®n militar emprendida por ¨¦l. Si esto es as¨ª -afirm¨®- habr¨¢ un 50% a favor de la guerra. Fifty fifty, repiti¨® ir¨®nicamente en ingl¨¦s.La inminencia aciaga del maelstrom del Golfo no se aplacar¨¢ con el recurso de convertirlo en hoguera. La coalici¨®n cuenta a¨²n con muchos recursos, sin tener que ir al extremo de desencadenar la guerra, para forzar a Sadam Husein a abandonar Kuwait y, llegado el momento, el poder. Est¨¢ condenada a negociar en el contexto de los conflictos generalizados que agitan todo Oriente Pr¨®ximo, contexto en el cual la invasi¨®n de Kuwalt es s¨®lo uno de ellos. No est¨¢ obligada a hacer estallar una guerra de culturas, de civilizaciones diferentes. Ser pacifista implica no ser racista.
La primera resoluci¨®n del Consejo de Seguridad concibi¨® el embargo contra Irak no como una medida punitiva contra unagresor de hecho, sino como un elemento de presi¨®n para constre?irlo a no considerar la invasi¨®n de Kuwait como un hecho consumado e irreversible, sino a devolver la plena soberan¨ªa a este pa¨ªs y a entablar negociaciones sobre la base de un equilibrio justo entre las reparaciones que Irak est¨¢ obligado a conceder por las atrocidades de la invasi¨®n y sus propias reivindicaciones territoriales y estrat¨¦gicas.
El Gobierno de Arabia Saud¨ª, que enfrenta a Sadam Husein como uno de sus principales adversarios, propuso ¨²ltimamente este tipo de arreglo a expensas de su propio territorio y sus derechos. La suerte de Sadam Husein no cuenta mayormente. Su fracaso, no ante el derecho de la fuerza, sino ante la fuerza del derecho, ser¨¢ su peor derrota. Lo mejor que le puede suceder a un tirano -dec¨ªa Michelet- es que se le convierta en v¨ªctima. Husein correr¨¢ inexorablemente la suerte de todos los d¨¦spotas, tiranos y dictadores. Va a ser destruido por el t¨®xico, sin ant¨ªdoto posible, que la propia corrupci¨®n del poder genera. Pero el pueblo de Irak, pa¨ªs seis veces milenario, cuna de religiones y de culturas, que viene desde el alba de la historia humana, no debe ser destruido en nombre de la civilizaci¨®n.
El ultimatum del Consejo de Seguridad para el abandono total de Kuwait por las fuerzas iraqu¨ªes debe cumplirse inexorablemente a partir de la media noche del 15 de enero. El fracaso de las conversaciones finales propuestas por Bush a Sadam Husein no cierra del todo el comp¨¢s de espera. Ha abierto simplemente el suspenso para el ep¨ªlogo del n¨²mero montado en el Golfo que puede transformarse en un drama de proporciones y consecuencias m¨¢s atroces que el de Vietnam.
El presidente norteamericano aduce que Husein ha desestimado la ¨²ltima posibilidad de un arreglo pac¨ªfico. Ya se sabe cuales son las condiciones tambi¨¦n inexorables de este "arreglo pac¨ªfico".
Por su parte, el presidente iraqu¨ª se niega a parlamentar con Estados Unidos si estas conversaciones no tuvieran otro objeto que repetir los t¨¦rminos del ultimatum. Sadam Husein ha sido bien claro al establecer que toda concesi¨®n por parte de Irak est¨¢ descartada de antemano si no incluye la soluci¨®n del conflicto palestino-israel¨ª, es decir, el planteamiento global de todas las cuestiones de la regi¨®n. Esto es lo que ha venido sosteniendo desde el principio del conflicto. En otras palabras, se niega a "negociar" el ultimatum.
El objetivo de Bush
Este ha sido en realidad el objetivo de Bush en el supuesto de que la irreversibilidad de semejante ultimatum pueda ser negociable. Para las autoridades norteamericanas, el objetivo central no es s¨®lo recuperar Kuwait, que posee el 10% de las reservas mundiales del petr¨®leo; es tambi¨¦n destruir el poder¨ªo militar de Irak con Sadam Husein Incluido. Lo que supone tambi¨¦n la destrucci¨®n del Irak como Estado. Y llevada la situaci¨®n a su extremas consecuencias, copar el control pol¨ªtico militar y econ¨®mico de la regi¨®n sobre la base de la ocupaci¨®n y del reparto de Irak, cosa que ya hicieron antes los ingleses. El emirato de Kuwait es una reliquia de aquellos tiempos. En tales condiciones, el negocio ser¨ªa redondo para EE.UU: primero, destruir la cuarta potencia militar del planeta; segundo, apoderarse de sus reservas petroleras -que suman otro 10% de las reservas mundiales y, finalmente, fortalecer la implantaci¨®n del poder¨ªo militar, pol¨ªtico y econ¨®mico de EE.UU, sin olvidar las reivindicaciones del Ir¨¢n y la aspiraci¨®n del extinto Jomeini de fundar una Rep¨²blica Isl¨¢mica del Irak. A la resoluci¨®n del Consejo de Seguridad se acaba de sumar la decisi¨®n de la OTAN, aprobada en Bruselas por los miembros de la Alianza Atl¨¢ntica, de intervenir en el conflicto de Irak -pese al art¨ªculo 5 del tratado de Washington que prohibe estas intercenciones fuera de sus zona- Como colof¨®n, Bush acaba de anunciar que en caso de que Sadam Husein abandone Kuwait antes del d¨ªa 15, se formar¨ªa una fuerza multinacional "que garantice la paz en la zona del Golfo" - dice texualmente el jefe de la Casa Blanca- lo que es un pleonasmo y un lapsus de intenci¨®n puesto que, si no hemos entendido mal, las fuerzas de la comunidad internacional, de las que Bush funge de virtual comandante en jefe, parecer¨ªa que tuviesen este car¨¢cter. El dispositivo del ataque, el mayor desde la Segunda Guerra Mundial, se ha cerrado pues en torno al Irak. La suerte est¨¢ hechada. El mundo libre ha lanzado sobre la mesa todas sus cartas en un p¨®ker de incalculables con secuencias en el que, al final, en m¨¢s o en menos, todos resultar¨¢n perdedores. Las campanas han comenzado a doblar ominosamente. No por los muertos futuros que encontrar¨¢n, los unos su fosa com¨²n en el desierto, los otros, su repatriaci¨®n en sacos de pl¨¢stico. Doblan, mas vale, por los dos millones de combatientes a¨²n vivos que, haciendo crujir la arena entre los dientes, aguardan el ep¨ªlogo de la tragedia.
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