Cuesti¨®n de 'zapatos'
EL INSTITUTO Cervantes, destinado a difundir y promover la lengua espa?ola en el mundo, est¨¢ a punto de convertirse en una realidad. El peso demogr¨¢fico del castellano, su densidad cultural y la propia demanda internacional de ense?anza de un idioma que avanza en todo el mundo, y especialmente en Norteam¨¦rica, aconsejaban desde hace ya muchos a?os una acci¨®n decidida por parte de la Administraci¨®n.Empe?o que no debe limitarse a la promoci¨®n por esos mundos de una red de escuelas de idiomas especializadas en la ense?anza del castellano. Si de esto se tratara, el Estado espa?ol no necesitar¨ªa poner en marcha una instituci¨®n p¨²blica y una compleja organizaci¨®n administrativa y humana. Bastar¨ªa seguramente con la firma de convenios y contratos con academias e instituciones privadas. De lo que se trata es de promocionar la cultura espa?ola, la variedad espec¨ªfica del espa?ol que se habla en Espa?a, y a la vez, de cumplir el mandato constitucional que encarga al Estado la preservaci¨®n y promoci¨®n del patrimonio cultural y ling¨¹¨ªstico com¨²n de todos los espa?oles, dentro del cual deben contemplarse las lenguas oficiales en varias comunidades aut¨®nomas, como el gallego, el euskera y el catal¨¢n.
As¨ª lo entendi¨® un alto funcionario del Ministerio de Cultura cuando asegur¨® hace escasas semanas que los estatutos del Instituto Cervantes no excluir¨ªan la ense?anza de las otras lenguas espa?olas. No lo ha visto as¨ª, sin embargo, el m¨¢ximo responsable de los temas culturales dentro del PSOE, el diputado catal¨¢n Salvador Clotas, quien ha sentado doctrina sobre la exclusiva dedicaci¨®n del Instituto Cervantes a la lengua castellana y la eliminaci¨®n tanto de las otras lenguas como de la promoci¨®n de la cultura espa?ola en general. Clotas ha asegurado en el debate sobre e lproyecto de ley en el Congreso que la importancia Internacional del castellano requer¨ªa confeccionar "unos zapatos a medida", imagen que ha suscitado la justa reacci¨®n de un nacionalista vasco asegurando que los otros se quedar¨¢n descalzos.
Nada justifica realmente las limitaciones que ahora pretenden imponer los socialistas a lo que en su origen era su propio proyecto. Ni el ejemplo de otros pa¨ªses vecinos que realizan una eficaz promoci¨®n cultural en la que la lengua es una pieza fundamental, pero no la ¨²nica. Ni el mandato constitucional que contempla una Espa?a plural. Ni razones pr¨¢cticas, como es la capacidad multiling¨¹e nada inusual de muchos universitarios espa?oles, que lleva con frecuencia a encontrar por esos mundos ense?anzas de gallego o de catal¨¢n en departamentos de espa?ol. Es una pena que unos pocos consigan torcer el buen rumbo del f¨¦rtil di¨¢logo de las lenguas abierto en Espa?a gracias a la actual Constituci¨®n. Cabe esperar que en el pr¨®ximo tr¨¢mite, en el Senado, se resuelva este desgraciado entuerto.
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