Cortinas de humo
LAS SE?ALES que ha estado emitiendo el Gobierno de Irak en los ¨²ltimos d¨ªas, sus fintas continuas, su disposici¨®n para la guerra seguida de ofertas de paz, sus tretas para que se confundan dos problemas netamente diferenciados (Palestina y Kuwait), sus amenazas a Israel para provocar una guerra santa injustificable no son m¨¢s que reiterados intentos de buscar la posici¨®n negociadora m¨¢s ventajosa. Alternar la fanfarroner¨ªa con la sensatez le es f¨¢cil a Sadam Husein mientras no se vea forzado a mover a su Ej¨¦rcito, cuya eficacia actual es una inc¨®gnita. Dicho lo cual, resulta evidente que, sabiendo que m¨¢s pronto o m¨¢s tarde deber¨¢ retirarse de Kuwait, lo que quiere el presidente iraqu¨ª es hacerlo con la mayor ganancia posible.En sus declaraciones a medios occidentales, Sadam Husein no deja de sugerir una y otra vez que la soluci¨®n de todos los problemas de Oriente Pr¨®ximo debe ser conjunta (lo que para ¨¦l significa que la cuesti¨®n jud¨ªa ocupa un primer lugar). De atender a sus razones, ser¨ªa como si no hubiera creado ¨¦l solo el conflicto de Kuwait o como si, en el mejor de los casos, lo hubiera generado para forzar una soluci¨®n del problema palestino. Presentarse como benefactor de los ¨¢rabes ahora es una falacia que no resiste un an¨¢lisis somero. Tambi¨¦n insiste Sadam en que el embargo a que est¨¢ siendo sometido Irak es fruto de oscuras maquinaciones de Estados Unidos que, al controlar la acci¨®n de la ONU o instalar a un formidable Ej¨¦rcito en la frontera, estar¨ªa impidiendo una salida negociada a una crisis elaborada, por lo visto, por alguna entelequia que nada tiene que ver con Bagdad.
Kuwait, al decir de Sadam Husein -postura reiterada anteayer en unas declaraciones del ministro de Exteriores iraqu¨ª publicadas en EL PA?S-, no merecer¨ªa m¨¢s que una menci¨®n pasajera: su anexi¨®n ser¨ªa consecuencia l¨®gica de la historia, puesto que el emirato siempre habr¨ªa pertenecido a Irak. Cosa dif¨ªcilmente posible si se considera que Irak fue creado como Estado independiente en 1920, cuando Kuwait era a¨²n protectorado brit¨¢nico.
Irak debe ser forzado a retirarse de Kuwait. Lo que est¨¢ menos claro es que tenga que ser obligado a retirarse ma?ana, resultado que s¨®lo la coacci¨®n b¨¦lica parece capaz de conseguir. La urgente recuperaci¨®n de Kuwait, por los kuwait¨ªes dif¨ªcilmente justifica miles de muertos y destrucci¨®n sin cuento. Dicho en otras palabras, los kuwait¨ªes pueden esperar a que surta efecto un embargo que, seg¨²n confesiones del propio Sadam Husein, le est¨¢ resultando crecientemente oneroso a su pa¨ªs. Siempre se pens¨® que el embargo tardar¨ªa un a?o en doblegar a los iraqu¨ªes. El grave inconveniente de la espera reside en el formidable tama?o de la m¨¢quina b¨¦lica montada por los aliados en la regi¨®n: una estructura de ese calibre no puede mantenerse en pie operativo indefinidamente. Probablemente, el presidente Bush, que a lo largo de todos estos meses ha demostrado tener pocas ganas de iniciar aventuras de guerra, se precipit¨® en organizarla para dar mayor credibilidad a la pol¨ªtica conjunta de embargo.
Esa raz¨®n explica bien su reiterada oferta de di¨¢logo a Sadam Husein -no sobre si Irak se retira o no de Kuwait, que eso queda fuera de discusi¨®n, sino para buscar f¨®rmulas de compromiso posterior-, que ¨¦ste har¨ªa bien en aceptar si quiere mantenerse m¨¢s adelante en su silla. La resoluci¨®n 678 del Consejo de Seguridad que impone el ya c¨¦lebre l¨ªmite del 15 de enero, no alude a un recurso autom¨¢tico a la fuerza, sino a un plazo que, a modo de eje, permita a la ONU reconsiderar la situaci¨®n para endurecerla. Ello no empece para que antes o despu¨¦s el di¨¢logo y la salida negociada sigan siendo opci¨®n preferible al incendio de Oriente Pr¨®ximo con consecuencias imprevisibles. El ¨²nico que pierde retras¨¢ndola es Sadam Husein.
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