La verg¨¹enza
LA DEMOSTRACI?N de que en Argentina la palabra justicia no ha perdido toda raz¨®n de ser la han dado los miles y miles de personas que se han manifestado, profundamente indignadas, contra el vergonzoso decreto del presidente Menem en virtud del cual han quedado en libertad los militares que tienen la m¨¢xima responsabilidad en la espantosa oleada de cr¨ªmenes que asol¨® el pa¨ªs entre 1975 y 198.3. En la protesta contra ese perd¨®n, ignominioso por lo que supone de violaci¨®n de las normas m¨¢s elementales del derecho, toman parte las fuerzas pol¨ªticas de la oposici¨®n, un sector incluso del peronismo y las figuras m¨¢s prestigiosas de la intelectualidad. La decisi¨®n del fiscal Julio Strassera de dimitir como representante de Argentina en la Comisi¨®n de Derechos Humanos de las Naciones Unidas expresa una actitud de verg¨¹enza compartida por los sectores m¨¢s valiosos de la sociedad argentina.Hay que recordar que la llamada guerra sucia desbord¨® de manera brutal los ya de por s¨ª crueles par¨¢metros en los que se desenvuelve la represi¨®n de una dictadura militar contra sus enemigos. Fue el empleo de los m¨¦todos criminales m¨¢s horribles, el robo, la tortura, el asesinato por grupos organizados por las propias Fuerzas Armadas con el pretexto de defender la seguridad del Estado. La justicia ha obtenido pruebas fehacientes de delitos espantosos, de los que son culpables, entre otros, los ex
generales que acaban de salir a la calle y que ahora festejan, con sus amigos y sus c¨®mplices, su recuperada libertad. Durante la presidencia de Ra¨²l Alfons¨ªn, el decreto sobre obediencia debida puso en libertad a los responsables de inferior grado militar, por entender que hab¨ªan actuado cumpliendo ¨®rdenes. Ahora, Menem otorga el perd¨®n a los m¨¢ximos culpables, los que dieron las ¨®rdenes, los que organizaron y realizaron las torturas y los cr¨ªmenes. Unas 30.000 personas han muerto en esa operaci¨®n de asesinatos masivos. Esa cifra explica la sacudida de indignaci¨®n que recorre a la sociedad argentina. En realidad, con criminales como Massera o Camps en libertad no es l¨®gico que permanezca un solo delincuente com¨²n en las c¨¢rceles de Argentina.El presidente Menem, parco en explicaciones, se ha limitado ha decir que este indulto ser¨¢, una ayuda para la pacificaci¨®n del pa¨ªs. Si tal es realmente su prop¨®sito ha cometido un grave error pol¨ªtico. Nada m¨¢s salir de la c¨¢rcel, el ex general Videla, en una carta al jefe: del Ej¨¦rcito, lejos de manifestar el m¨¢s m¨ªnimo remordimiento por sus cr¨ªmenes, declara que fueron "actos de servicio" y, que "la sociedad argentina les debe un desagravio a las Fuerzas Armadas". Es m¨¢s, el actual jefe del Ej¨¦rcito, general Mart¨ªn Bonet, asumiendo que los, perdones, "valientemente concedidos por el presidente", son "una aspiraci¨®n de las Fuerzas Armadas", ha apoyado la demanda de Videla de un "desagravio moral". Se anuncia, pues, una nueva campa?a de los militares no ya por el indulto, sino para que el Estado haga suya la versi¨®n militar de la guerra sucia, o sea, la autolegitimaci¨®n del crimen. No puede abrirse as¨ª un camino de reconciliaci¨®n.
El indulto puede acarrear consecuencias pol¨ªticas serias. Los golpes militares fueron la pesadilla de Argentina con Alfons¨ªn, y hace pocas semanas Menem tuvo que hacer frente a un nuevo intento. Sus palabras de extrema severidad frente a los sublevados entran en una contradicci¨®n flagrante con la concesi¨®n del indulto a los Videla, Viola y compa?¨ªa. Es obvio que ahora se van a sentir reforzados los sectores de las Fuerzas Armadas que se niegan a aceptar la supremac¨ªa del poder civil y las normas de la democracia. No en vano consideran el indulto como un signo de debilidad del poder civil ante la instituci¨®n castrense. Todo ello puede agravar la inestabilidad, a menos que Menem acepte una mediatizaci¨®n del Ej¨¦rcito en la vida pol¨ªtica, que ha sido la permanente aspiraci¨®n de los militares argentinos. En esta coyuntura, la reacci¨®n ciudadana contra el indulto tiene un valor que desborda el plano pol¨ªtico. Es un grito ¨¦tico contra la verg¨¹enza que, no deber¨ªa apagarse.
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