Poetizar los tumultos
En el tercer p¨¢rrafo de su art¨ªculo en EL PA?S del 2 de diciembre, Mario Vargas Llosa le otorga al proyecto pol¨ªtico de la se?ora Thatcher la calificaci¨®n de "una revoluci¨®n sin balas y sin muertos, sin discursos flam¨ªgeros ni oper¨¢ticos m¨ªtines, hecha con votos y con leyes". Tanto m¨¢s curioso resulta leer en su p¨¢rrafo sexto de "¨¦picos enfrentamientos -la huelga minera de 1984 y 1985, por ejemplo-". Ambiguo vocablo este de ¨¦picos. Por una parte, concede que s¨ª hubo pugna y le?a (no sin dos muertes violentas en el curso de la huelga, ni tampoco sin una atroz violaci¨®n de derechos civiles cuando la polic¨ªa imped¨ªa que los mineros viajaran por las carreteras p¨²blicas). Por otra parte, llamarle ¨¦pico le da una p¨¢tina fabulosa al asunto, rest¨¢ndole lo que tiene de realidad vivida. Pero hay que poetizar los tumultos para acomodarlos de alg¨²n modo al concepto de una revoluci¨®n sin alborotos. Por supuesto que para las familias mineras la huelga no fue epopeya, sino tragedia. No s¨®lo con armas se quiebran las vidas humanas.Pero hay que agradecerle al se?or Vargas Llosa el haber se?alado, aun sin intentarlo, el defecto estructural del procedimiento pol¨ªtico thatcheriano, "rodearse de un grupo de personas totalmente identificadas con esas ideas. Porque... las primeras defecciones ocurren siempre en las propias filas". ?Dios, qu¨¦ buena due?a si oviesse buen vasallo! El mismo criterio de una identificaci¨®n ideol¨®gica total ya presupone toda una serie de defecciones, como la del generoso Gilmour, la del en¨¦rgico Heseltine y las de los propios directores de la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno, Lawson y Howe.
M¨¢s fundamental e inevitable que las anteriores ha sido la defecci¨®n efectuada por la realidad pol¨ªtica, que reh¨²sa tercamente a ajustarse al idearlo puro del liberalismo en que tanto insiste la para in telligen tsia thatcheriana, el llamado cl¨¢sico.
Algo muy distinto fue el liberalismo hist¨®rico, que supo asumir responsabilidades, y -perm¨ªtame el uso pol¨ªtico de la voz machadiana- complementarse. Acaso sea ¨¦sta una procedencia demasiado liberal para los ide¨®logos y juglares de la gesta de la se?ora Thatcher-
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