Ganar la gloria, perder la salud
Los deportistas incurren en graves riesgos por el uso de drogas que aumentan su rendimiento
Al dopaje o la ingesti¨®n de f¨¢rmacos para obtener mejores condiciones f¨ªsicas y psicol¨®gicas en la competici¨®n se le ha llamado "el c¨¢ncer del deporte". El da?o sobre el organismo del deportista no es inferior y ni siquiera puede evaluarse por las condiciones de clandestinidad en que se practica. El perfeccionamiento de las t¨¦cnicas antidopaje est¨¢ provocando la utilizaci¨®n de nuevas y peligrosas drogas, que convierten la carrera por el m¨¢s dif¨ªcil en un paseo por el m¨¢s arriesgado todav¨ªa. Porque el dopaje atenta contra el principio de igualdad en el deporte, pero tambi¨¦n contra la salud del deportista.
La medicina ha proporcionado el instrumento, pero su uso est¨¢ lejos de ser terap¨¦utico. Al contrario: las elevadas dosis y la ingesti¨®n continuada multiplican los efectos adversos de estos f¨¢rmacos de uso descontrolado.En las entretelas del deporte se libra una soterrada pero cruda batalla: la de los laboratorios de control antidopaje para disponer de m¨¦todos cada vez m¨¢s sofisticados de detecci¨®n, y la de los asesores m¨¦dicos de los deportistas, para intentar sortearlas. "En estos momentos disponemos de medios para descubrir si un deportista ha ingerido alguna de las sustancias prohibidas y eso ha frenado la utilizaci¨®n de dopantes en el momento de la competici¨®n, para evitar la descalificaci¨®n, pero su uso se est¨¢ adelantando a los entrenamientos y entre quienes inician la carrera deportiva y constantemente se prueban nuevas sustancias", afirma Jordi Cam¨ª, farmac¨®logo y director del Instituto Municipal de Investigaci¨®n M¨¦dica del Consorcio de Hospitales de Barcelona.
Aunque etimol¨®gicamente dopaje parece que procede de la palabra zul¨² doop, que significa bebida excitante, el arsenal disponible incluye m¨¢s de 100 substancias qu¨ªmicas distintas, algunas de ellas obtenidas por ingenier¨ªa gen¨¦tica, agrupadas en seis familias: anabolizantes, estimulantes, hormonas, diur¨¦ticos, betabloqueantes y narc¨®ticos.
Los m¨¢s pol¨¦micos y de mayor uso en los ¨²ltimos a?os son los anabolizantes. Con ellos logr¨® Ben Johnson su colosal musculatura y por ellos perdi¨® tambi¨¦n la gloria de sus medallas en Se¨²l. Una idea de hasta qu¨¦ punto arriesgan los deportistas su salud con estas pr¨¢cticas la da el hecho de que los ¨²ltimos anabolizantes descubiertos, la trembolona y la bolasterona, son de uso veterinario y se administran con el pienso para el engorde de los animales, seg¨²n explica Jordi Segura, responsable del Laboratorio Antidopaje de Barcelona, encargado de efectuar los controles en los Juegos Ol¨ªmpicos de 1992. A principios se utiliz¨® el estanozolol con bastante tranquilidad, pero en 1985 se logr¨® un m¨¦todo capaz de detectar su escurridiza estructura qu¨ªmica. El perfeccionamiento de las t¨¦cnicas antidopaje lleva a los deportistas a caminar constantemente por el borde del precipicio.
Hormona sexual
Ahora, el anabolizante de uso m¨¢s frecuente es la nandrolona, tambi¨¦n llamada nortestosterona. Se trata, seg¨²n Jordi Segura, de un derivado de la hormona sexual masculina, la testosterona, que a determinadas dosis tiene un espectacular efecto de reforzamiento de las musculatura.Con este droga, los m¨²sculos se hacen m¨¢s voluminosos, m¨¢s duros y m¨¢s resistentes. Se administra mediante inyecci¨®n y es asimilada poco a poco por el organismo. La rapidez de la asimilaci¨®n depende de cada persona, de ah¨ª que los ¨²ltimos positivos en la prueba antidopaje hayan sido interpretados como la tr¨¢gica consecuencia de un error de c¨¢lculo. Y es que el mismo celo ponen los 20 laboratorios antidopaje homologados por el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional, entre ellos el de Barcelona, en mejorar sus t¨¦cnicas, que los asesores de los deportistas para calcular hasta que momento, antes de la competici¨®n, pueden tomar la droga sin riesgo de que queden restos. De ah¨ª que algunos pa¨ªses hayan implantado ya las pruebas antidopaje en la fase de entrenamientos previos.
El problema de los anabolizantes es que son drogas muy potentes, que se toman en dosis muy altas y continuadas. El organismo del deportista reacciona en este caso exactamente igual que el de las mujeres que toman las p¨ªldoras anticonceptivas: enga?ado.
El computador central que regula la producci¨®n hormonal recibe la informaci¨®n de que existe hormona suficiente -en el caso del deportista, mucho m¨¢s que suficiente- en el organismo y da la orden de interrumpir la producci¨®n propia. El deportista, deja de producir testosterona y el efecto de la droga es tan potente, que hasta pasados ocho o diez meses despu¨¦s de haberla dejado de tomar, sus test¨ªculos no vuelven a segregar la hormona.
Esterilidad
El primer efecto de este anabolizante es una esterilidad transitoria -est¨¢ por estudiar las secuelas a largo plazo- y una cierta merma de la potencia sexual. Algunos estudios indican la hipotesis de un posible efecto cancer¨ªgeno en los anabolizantes, pero no ha sido demostrado. Lo que s¨ª se ha demostrado es una descompensaci¨®n del sistema hormonal que puede tener consecuencias negativas en el metabolismo ¨®seo.Los deportistas adolescentes tienen en los anabolizantes un peligro a?adido: el cierre prematuro de las ep¨ªfisis que regulan el crecimiento de los huesos. Dicho de otro modo: el computador hormonal est¨¢ programado para detener el crecimiento del esqueleto cuando se alcanzan determinados niveles de hormona sexual.
Al comprobar un alto nivel de testosterona -la que ha sido inyectada- interpreta que el cuerpo ya ha llegado a la fase de maduraci¨®n, y detiene su crecimiento. La ingenier¨ªa hormonal es demasiado perfecta: no se puede modificar un mecanismo sin alterar todo el programa.
"El problema es que la experiencia del uso m¨¦dico de estas drogas no permite evaluar los efectos adversos que tienen en las altas dosis en que se toman. Conocemos los riesgos de su uso a dosis terap¨¦uticas ajustadas y bajo un riguroso control sanitario. Pero, por razones obvias, no podemos hacer un estudio para comprobar el da?o que hacen las dosis altas y continuadas. Sin embargo, si sabemos que incluso a dosis muy controladas existen ciertos riesgos, podemos concluir que el abuso puede ser muy peligroso", advierte Jordi Cam¨ª.
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