?xito del l¨ªder Domingo
Con asistencia de la familia real, se celebr¨® el s¨¢bado en el Auditor una gala de reyes que el alcalde de Madrid pretende institucionalizar a modo de tradici¨®n con proyecci¨®n mundial, lo que es algo as¨ª como "partir para la guerra de los treinta a?os". El modelo y la incitaci¨®n vienen de la capital austriaca y su fiesta musical y tur¨ªstica de cada primero de a?o con la m¨²sica de los Strauss y los Lanner a manos llenas y, desde la retirada de Boskowsky, con la presencia al frente de la Filarm¨®nica de las grandes figuras de la batuta: Karajan, Maazel o Abbado. La versi¨®n espa?ola, m¨¢s bien madrile?a, se apoya en la zarzuela exclusivamente, con notorio olvido de algunas otras contribuciones castizas, como esa magistral serie de pasodobles antol¨®gicos compuestos por los Lope, los Zabala, los Juarran, los Marquina, los Alonso o los Padilla.El programa, dirigido art¨ªsticamente por Pl¨¢cido Domingo, tuvo en el tenor madrile?o al gran protagonista. Estupendo tenor -que cant¨® n¨²meros de bar¨ªtono y, dada su facilidad, cualquier d¨ªa entona el Caro nome-, gran showman, excepcional, simp¨¢tico y fabuloso promotor multinacional, este madrile?o de la calle de Ibiza esquina a Fern¨¢n Gonz¨¢lez es l¨®gicamente entusiasta de los g¨¦neros zarzuel¨ªsticos. No en vano sus padres, Pl¨¢cido y Pepita Embid, triunfaron en Espa?a y Am¨¦rica a lo largo de la ¨²ltima etapa brillante del denominado, con pompa y circunstancia, "g¨¦nero l¨ªrico nacional".
Orquesta y Coro de RTVE
Director: E. Garc¨ªa Asensio. Solistas: P. Domingo, T. Verdera, P. P¨¦rez ??igo y G. S¨¢nchez. Obras de Chueca, Torroba, Barbieri, Falla, Soroz¨¢bal, Vives, Chap¨ª, Guridi, Guerrero, Gim¨¦nez, Soutullo y Vert, Bret¨®n y Serrano. Director art¨ªstico: Pl¨¢cido Domingo. Auditorio Nacional de M¨²sica. Madrid, 5 de enero.
Tres excelentes figuras
Con Pl¨¢cido Domingo, tres excelentes figuras femeninas cubrieron la ausencia de Teresa Berganza: Paloma P¨¦rez ??igo, bien conocida de todos, que cant¨® muy bien la canci¨®n El barberillo de Lavapi¨¦s y el aria de La Tempranica, de Barbieri y Gim¨¦nez, respectivamente; Teresa Verdera y Guadalupe S¨¢nchez son dos j¨®venes valores ya contrastados por los premios y los aplausos aqu¨ª y fuera de aqu¨ª. Contando con la colaboraci¨®n, siempre brillante, del Coro y la Orquesta de Radiotelevisi¨®n Espa?ola, dirigidos por Enrique Garc¨ªa Asensio, el concierto tuvo mucho de caleidosc¨®pico, pues las sisas de la Menegilda se mezclaban con las desgracias del coronel isabelino derrotado en Luisa Fernanda y tras la impetuosa romanza de La tabernera del puerto, de Soroz¨¢bal -caballo de batalla con triunfo seguro para Pl¨¢cido- parec¨ªan la "espada toledana", las "dehesas de la Extremadura", la honda tristeza de Mar¨ªa, la gitana de La Tempranica y el melanc¨®lico ?D¨®nde va la alegr¨ªa?, de do?a Francisquita de Vives. Todo ello sin olvidar la crisis religiosa y sentimental del hermano Rafael y la pobre Dolores en la zarzuela de Serrano que protagonizaron tantas veces, al final de sus carreras, Miguel Fleta y Matilde Revenga o la triple copla de La Dolores, con Pl¨¢cido Domingo situado democr¨¢ticamente en el coro. No falt¨® la felicitaci¨®n al rey Juan Carlos en el d¨ªa de su cumplea?os, entonada primero por la orquesta y el coro y en otro momento por Domingo, la S¨¢nchez y Garc¨ªa Asensio, y al final del acto, como estrofas de paz y de amistad, Pl¨¢cido Domingo anunci¨® la marcha de Los gavilanes, de Guerrero, con la que se cerr¨® un espect¨¢culo que para el p¨²blico televidente ten¨ªa un a?adido: el baile de las jotas, transmitido desde la plaza de Andr¨¦s Segovia, contigua al Auditorio.Hubo aplausos a manos llenas, optimista aire de fiesta y nuevo e incontestable ¨¦xito para el l¨ªder Domingom al que, en su condici¨®n de director art¨ªstico para los pr¨®ximos a?os, sugiero un abrazo entre Viena y Madrid, entre la ciudad de Strauss y la de Chueca: la resurrecci¨®n de las Dos marchas para la guardia noble espa?ola, de Strauss el Viejo, o algo de la opereta El pa?uelo de la reina, de Strauss II, en cuya acci¨®n argumental la Espa?a de Felipe II se mezcla con Don Quijote, Sancho Panza y el mism¨ªsimo Cervantes, con una inventiva que roza el teatro de lo absurdo.
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