?Alguien ha pensado en las personas?
El Gobierno y la mayor¨ªa de fuerzas parlamentarias han mostrado su acuerdo con el Consejo de Seguridad de la ONU al autorizar el uso de la fuerza contra Irak en caso de que las tropas de este pa¨ªs no se retiren de Kuwalt el pr¨®ximo 15 de enero. Al mismo tiempo han manifestado que el objetivo es hacer cre¨ªble la posibilidad de una intervenci¨®n militar para conseguir doblegar al r¨¦gimen de Sadam Husein sin necesidad de que estalle la guerra. Ante estas posturas es bastante obvio hacerse una pregunta: ?qu¨¦ posici¨®n adoptar¨¢n las fuerzas pol¨ªticas mencionadas en caso de que Irak no abandone Kuwait? Parece bastante evidente que apoyar¨¢n la intervenci¨®n militar y legalizar¨¢n la guerra. Es la l¨®gica inherente al hecho de haber apoyado la resoluci¨®n que autoriza el uso de la fuerza.Quiz¨¢ haya un sector de la poblaci¨®n que est¨¦ tranquilo pensando que lo m¨¢s probable es que Irak se retirar¨¢ de Kuwait y que finalmente se llegar¨¢ a un acuerdo que impida la guerra. Desde nuestro punto de vista hoy no hay ning¨²n dato que indique que va a. ser as¨ª. Hasta el momento han fracasado, una tras otra, las diferentes gestiones favorables de un acuerdo negociado. Estados Unidos, Reino Unido, Israel... siguen sin contemplar ning¨²n tipo de concesi¨®n ni quieren o¨ªr hablar de b¨²squeda de soluciones reales a los problemas palestino y liban¨¦s. Por otra parte, la propia resoluci¨®n del Consejo de Seguridad de la ONU ?no supone el final de una etapa en la que se esperaba que el bloqueo econ¨®mico, las presiones pol¨ªticas y las amenazas militares lograr¨ªan vencer al r¨¦gimen iraqu¨ª?
Nosotros m¨¢s bien tenemos la sensaci¨®n de que se ha iniciado la cuenta atr¨¢s hacia la guerra. Se intentar¨¢n negociaciones, pero a la vez se prepara la intervenci¨®n militar a todos los niveles: coordinaci¨®n militar de las fuerzas aliadas a EE UU, caracter¨ªsticas que ha de tener la intervenci¨®n, qu¨¦ papel han de desempe?ar los medios de comunicaci¨®n tras el inicio de la contienda, c¨®mo conseguir que la opini¨®n p¨²blica no se muestre contraria a la intervenci¨®n militar...
Una buena parte de los partidarios de la intervenci¨®n militar parece que no han reflexionado suficientemene sobre las consecuencias de la misma. Se dir¨ªa que se han olvidado de pensar en lo m¨¢s importante:las personas. Porque, no nos enga?emos, la intervenci¨®n militar supondr¨¢ el inicio de una guerra de incalculables proporciones, habida cuenta del poder destructor de los arsenales que se han acumulado en el Golfo. Ser¨¢ incontable el n¨²mero de soldados y civiles muertos o lisiados. Morir¨¢n soldados norteamericanos, brit¨¢nicos, ¨¢rabes o de la Marina espa?ola. Entre las v¨ªctimas estar¨¢n ciudadanos y ciudadanas de Irak, de Jordania, de Gaza, de Arabia Saud¨ª o de Israel.
Pobreza y penurias
Esta guerra, como han demostrado todas las guerras, traer¨¢ m¨¢s pobreza y penurias a hombres y mujeres que hoy ya las padecen de forma considerable. Aumentar¨¢ vertiginosamente el despilfarro de recursos en gastos militares. Los conflictos de la regi¨®n no se solventar¨¢n, sino que se agudizar¨¢n. Y, en fin, a nivel internacional, nos volveremos a alejar del clima de desarme y distensi¨®n para volver a una situaci¨®n en la que prevalecer¨¢ la amenaza, el intervencionismo, el hegemonismo de EE UU y el militarismo m¨¢s extremo.
De la guerra del Golfo casi nadie saldr¨¢ favorecido. Probablemente, Bush y el Ej¨¦rcito norteamericano consigan la victoria militar. Quiz¨¢ logren controlar la producci¨®n y el precio del petr¨®leo para que los pa¨ªses desarrollados puedan mantener su ritmo de consumo energ¨¦tico. Tambi¨¦n pueden asegurarse el dominio de Israel y EE UU en la regi¨®n a partir de una presencia militar continuada en la misma.
Pueden alcanzar todos estos objetivos, que son los que en el fondo persiguen, m¨¢s all¨¢ del retorno de la monarqu¨ªa kuwait y la desestabilizaci¨®n del poder militar de Sadam Hussein. Pero si lo consiguen ser¨¢ a costa de crear muerte, pobreza y opresi¨®n a los pueblos ¨¢rabes, a costa de una derrota de los ideales de paz, justicia y libertad.
Queda poco tiempo para evitar la cat¨¢strofe, para impedir el genocidio que se puede cometer con el pueblo iraqu¨ª. La posibilidad de paz est¨¢ en la actividad que hagamos desde hoy mismo. Si estalla la guerra, ser¨¢ demasiado tarde para decir que nos han enga?ado cuando nos dicen que las amenazas son s¨®lo para presionar. Debemos reclamar y favorecer una soluci¨®n negociada entre los pa¨ªses implicados de la regi¨®n. Y para que ello sea posible es necesario que se retiren todas las tropas del Golfo, que se retiren las tropas iraqu¨ªes de Kuwait, que finalice la ocupaci¨®n israel¨ª de los territorios de Gaza y Cisjordania y la ocupaci¨®n siria de L¨ªbano, que se respete el derecho de autodeterminaci¨®n de los pueblos como forma estable de acceder a la paz en la regi¨®n. Una buena contribuci¨®n a esta opci¨®n ser¨ªa la retirada unilateral de la flotilla espa?ola enviada al Golfo.
Ante las guerras no se pueden adoptar posiciones ambiguas o intermedias. O se est¨¢ al lado del belicismo o a favor de los que contribuyen a la paz. El movimiento por la paz nos situamos del lado de los que prefieren seguir el camino de la desobediencia civil, de la no colaboraci¨®n ante la guerra. Estamos seguros de que en esta posici¨®n vamos a coincidir con la mayor¨ªa de la poblaci¨®n, porque, pese a quien pese, la conciencia pacifista sigue muy arraigada.
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