M¨¢s que un recuerdo
El 12 de enero de 1988, las fuerzas democr¨¢ticas vascas firmaban el acuerdo de Ajuria-Enea en contra del terrorismo. El articulista recuerda la fecha y aboga por la necesidad de continuar desenmascarando todas las crueles trampas de ETA.
Hoy cumple tres a?os el Acuerdo de Ajuria-Enea. La importancia de la fecha justificar¨ªa una conmemoraci¨®n. No es ¨¦sa, sin embargo, la intenci¨®n de estas l¨ªneas. Porque la vigencia del acuerdo obliga, mientras persista el terrorismo, m¨¢s que al recuerdo, a su permanente actualizaci¨®n.Las circunstancias que estamos viviendo estos d¨ªas incitan adem¨¢s a un esfuerzo especial en esa direcci¨®n. Porque, aunque el terrorismo de ETA no ha dejado nunca de ser actualidad en nuestra tierra y su naturaleza profunda se mantiene siempre inmutable, cada d¨ªa pretende revestirse con nuevos ropajes para mejor camuflar su aut¨¦ntico objetivo: sembrar el terror en la sociedad vasca.
Hoy, su nuevo disfraz, por c¨ªnico que parezca en quienes no cesan de contaminar sus manos con sangre humana derramada, es la limpieza del medio ambiente: la ecolog¨ªa. Y su nuevo objetivo prioritario, sembrar el p¨¢nico para impedir la construcci¨®n de la autov¨ªa que unir¨¢ Guip¨²zcoa y Navarra.
Pero a veces la misma elecci¨®n de los disfraces revela, m¨¢s que camufla, la verdadera personalidad de quien los viste. As¨ª ocurre en este caso. Siempre ha molestado a los de ETA y a su entorno seudocivil que les recordemos que su terrorismo es, fundamentalmente, un asunto interno de la sociedad vasca, un conflicto de vascos y entre vascos. Se lo dijimos claramente en el Acuerdo de Ajuria-Enea y se lo venimos repitiendo, d¨ªa tras d¨ªa, desde entonces. No nos encontramos ante un contencioso entre el pueblo vasco y el Estado espa?ol, como ellos machaconamente insisten, sino frente a la intolerancia de una minor¨ªa de vascos fan¨¢ticos que quiere imponer por la fuerza su voluntad particular a esa gran mayor¨ªa de vascos dem¨®cratas que creemos en la libre expresi¨®n de la voluntad popular como ¨²nico instrumento eficaz, adem¨¢s de leg¨ªtimo, para resolver conflictos y contenciosos.
Si alguien de nosotros vacilaba todav¨ªa en admitir esta aut¨¦ntica naturaleza del terrorismo etarra, ahora tiene la oportunidad de convencerse. Porque ahora s¨ª que nos encontramos ante un conflicto exclusivamente nuestro, un asunto de vascos y entre vascos. Una decisi¨®n nuestra pretende ser boicoteada por la intransigencia militarista de nuestra particular minor¨ªa fanatizada.
Siempre hab¨ªa sido as¨ª. Ninguna muerte, fuera de quien fuera, nos deb¨ªa nunca haber sido ajena. Porque cada vez que muere alguien a manos de ETA, muere alguien de nosotros, muere alguien de los que creemos en la libertad y en la democracia.Pero lo que siempre hab¨ªa sido as¨ª, hoy revela, a trav¨¦s del nuevo disfraz, su aut¨¦ntico rostro. Por fin ha quedado claro que el terrorismo de ETA va, sobre todo y ante todo, con nosotros, los vascos.Y si esto es as¨ª, tambi¨¦n su erradicaci¨®n pasa, sobre todo y ante todo, por nosotros, los vascos. As¨ª lo dijimos en el Acuerdo de Ajuria-Enea. Aquel acuerdo supuso, en el fondo, la asunci¨®n del problema sobre nuestras propias espaldas, la aceptaci¨®n de nuestra propia responsabilidad en su definitiva resoluci¨®n.Responsabilidad c¨ªvicaHoy, a los tres a?os del acuerdo, debemos renovar aquel acto de responsabilidad pol¨ªtica y social. Y debemos hacerlo en los mismos dos niveles en que entonces lo hicimos. De un lado, los pol¨ªticos, las instituciones representativas del pa¨ªs, tenemos que mantener e intensificar, si fuera preciso, nuestra unidad en la defensa firme y contundente de los principios democr¨¢ticos, que no es otra que la defensa responsable de la voluntad popular que nos ha sido confiada. La actitud que hasta ahora hemos mantenido en este asunto no deja, creo yo, lugar a dudas. ?se seguir¨¢ siendo nuestro compromiso. De otro, la sociedad debe comprometerse activa y directamente en esa misma defensa. El asunto va con todos. Porque la libertad de todos y de cada uno de nosotros se encuentra amenazada. Nadie puede sacudirse esta responsabilidad" como si el asunto no fuera con ¨¦l. La autov¨ªa no es una obra m¨¢s. Por obra y virtud de la interferencia de ETA y HB se ha convertido en una necesidad democr¨¢tica, en un imperativo de libertad, en una responsabilidad c¨ªvica de todos y cada uno de los ciudadanos de este pa¨ªs.Pero no es s¨®lo nuestra libertad. Tambi¨¦n nuestro progreso se halla comprometido. Si la autov¨ªa no se hace, no hay garant¨ªa alguna de que los mismos chantajistas no puedan impedir la construcci¨®n de todo ese plan de infraestructuras que pretende situarnos en la Europa de 1993. Habr¨ªamos perdido de antemano nuestro futuro. ?Qui¨¦n iba a confiar ya en nosotros si dejamos nuestro propio destino en manos de una banda terrorista y de unos mensajeros que se dedican a transmitir puntualmente sus instrucciones a la sociedad civil!
Se trata de repetir ahora el mismo esquema que tan bien funcion¨® cuando firmamos el Acuerdo de Ajuria-Enea. Lo que el 12 de enero de 1988 fue un pacto pol¨ªtico entre pol¨ªticos se convirti¨® el 18 de marzo de 1989 en un pacto social, cuando la sociedad vasca se ech¨® a las calles de Bilbao para pedir la paz. Es el momento de renovar aquella conciencia, de armarse de valor, de desterrar el silencio de nuestras bocas, de afirmar el civismo y la civilidad de nuestra sociedad frente al chantaje y la amenaza de nuestra particular minor¨ªa de fan¨¢ticos militaristas.
Es nuestro problema y s¨®lo nosotros podemos resolverlo. Someternos esta vez al chantaje del terror significar¨ªa retroceder imperdonablemente en nuestro camino hacia la libertad, la democracia y la prosperidad de todo nuestro pueblo. Ganar esta batalla podr¨ªa significar, en cambio, que las armas que constantemente nos amenazan quedaran definitivamente sepultadas en el fondo del valle de Leizar¨¢n.
Yo tengo fe en este Pueblo, que ha sabido superar amenazas peores y m¨¢s largas que estas. S¨¦ que sabr¨¢, tambi¨¦n esta vez, responsabilizarse de su propia libertad. Porque en ello nos va nada m¨¢s y nada menos que nuestra dignidad como sociedad civil y civilizada.
es el presidente en funciones del Gobierno vasco.
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