El ¨²ltimo plan
EL ULTIM?TUM planteado por las Naciones Unidas a Irak para que abandone Kuwait expira inexorablemente sin que el presidente Sadam Husein haya hecho un gesto que permita siquiera abrir una rendija para la esperanza. La comunidad internacional ha vivido con intensidad los momentos finales del drama, pero ha sido tambi¨¦n incapaz de encontrar dentro del plazo una salida aceptable para todos. S¨®lo seis horas antes, el secretario general de la ONU ley¨® un llamamiento a Husein garantiz¨¢ndole que no ser¨ªa atacado si iniciaba la retirada y comprometi¨¦ndose a poner todo su esfuerzo para solucionar el conflicto ¨¢rabeisrael¨ª, incluida la cuesti¨®n palestina. Un ¨²ltimo esfuerzo, casi personal, una vez que hab¨ªa fracasado la posibilidad de aprobar una nueva resoluci¨®n, en t¨¦rminos muy parecidos, basada en. un plan propuesto por Francia.A medida que se acercaba el l¨ªmite fijado por la ONU para la retirada iraqu¨ª, hab¨ªan ido cobrando mayor fuerza en el Consejo de Seguridad las gestiones encaminadas a articular la salida pac¨ªfica dise?ada por Fran?ois Mitterrand. La propuesta, lamentablemente, fue desestimada por la negativa de EE UU a modificar su postura. Int¨¦rprete de la voluntad de paz del pueblo espa?ol -que ha tenido ayer nuevas expresiones con las amplias manifestaciones de los estudiantes-, el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez hab¨ªa expresado en un comunicado oficial su apoyo a la propuesta de Francia.
El plan, que contemplaba casi los mismos puntos incluidos en la declaraci¨®n de P¨¦rez de Cuellar, fue objeto de complejas negociaciones. Se hab¨ªan manifestado dispuestos a sumarse a ¨¦l Alemania, B¨¦lgica, Italia y Holanda, as¨ª como numerosos pa¨ªses ¨¢rabes y no alineados. La actitud de la URSS, que en un principio fue muy reservada, parec¨ªa inclinarse en un sentido favorable. Fuera ya del ¨¢mbito directamente pol¨ªtico, result¨® notoria la posici¨®n inequ¨ªvoca del Papa contra el recurso a la violencia.
Sin embargo, finalmente prosper¨® la posici¨®n de Estados Unidos: no era el momento de aprobar nuevas resoluciones, sino de recordar a Irak la inexorabilidad del reloj. Todo lo m¨¢s que acept¨® Washington fue una declaraci¨®n del secretario general de Naciones Unidas. La negativa de EE UU, aun cuando explicada por su conocida reticencia a comprometerse formalmente a ligar la crisis del Golfo con la de los palestinos, fue desalentadora. El tiempo dir¨¢ si no se trat¨® de una grave equivocaci¨®n capaz de comprometer la pr¨¢ctica unanimidad lograda hasta ahora en la ONU para condenar al agresor iraqu¨ª. Al negarse definitivamente al ¨²ltimo esfuerzo franc¨¦s, EE UU puede haber minado seriamente la justificaci¨®n pol¨ªtica y moral invocada para adoptar el camino de la fuerza. El presidente Bush se ha resistido a la presi¨®n internacional, olvidando incluso que la opini¨®n p¨²blica norteamericana est¨¢, cuando menos, muy dividida sobre la necesidad de emplear las armas.
En todo caso, el plan de Mitterrand aparec¨ªa como una ¨²ltima oportunidad en unos momentos dram¨¢ticos. El pol¨ªtico franc¨¦s expuso en septiembre de 1990, ante la Asamblea General de la ONU, las ideas resumidas en su posterior plan, y entonces Irak las calific¨® de aceptables. Ello acrecentaba la importancia de que la ONU aprobara ayer el plan franc¨¦s para colocar as¨ª a Sadam contra la pared.
Aun cuando la propuesta gala haya fracasado, su importancia trasciende el actual momento. Cualesquiera que sean los hechos en los pr¨®ximos d¨ªas, es fundamental que los pa¨ªses comunitarios que la han apoyado defiendan hasta el fin una v¨ªa pac¨ªfica y, sobre todo -pese a la actitud de EE UU-, un compromiso claro de la ONU sobre el problema palestino. Ello constituye, ante un futuro tan incierto, una garant¨ªa de que no se romper¨¢ el puente necesario que debe unir a Europa con el mundo ¨¢rabe.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.