"Mozart gusta porque consuela"
Hoy se cumplen 235 a?os del nacimiento de Wolfgang Amadeus Mozart, dentro de este 1991 que conmemora el 2000 aniversario de su muerte. Su Figura ha heredado en la actualidad la popularidad de la que antes goz¨® Beethoven, quiz¨¢ porque su m¨²sica responde mejor a una ¨¦poca de dudas como la nuestra y no de respuestas seguras como las que ofrece el m¨²sico de Bonn. Art¨ªfice en buena parte de esta revalorizaci¨®n es el music¨®logo H. C. Robbins Landon, autor de aut¨¦nticos ¨¦xitos de venta de la mozartol¨®g¨ªa. Y esta revalorizaci¨®n pasa tambi¨¦n por restauraciones de lugares mozartianos en Viena y en Salzburgo y por multitud de conciertos en todo el mundo.
H. C. Robbins Landon (Boston, 1926) es el hombre del bicentenario mozartiano: su libro 1791, el ¨²ltimo a?o de Mozart, publicado por Siruela hace dos a?os, se convirti¨® en un best seller que meti¨® al autor en una vertiginosa rueda de compromisos internacionales. Festivales, congresos, publicaciones y casas discogr¨¢ficas reclaman desde los cuatro continentes su colaboraci¨®n como nuevo sacerdote de la verdad revelada mozartiana.En Espa?a, la editorial Destino acaba de publicar Mozart, los a?os dorados, una erudita excursi¨®n de Robbins Landon por esa d¨¦cada absolutamente prodigiosa para la historia de la m¨²sica que va desde 1781 hasta 1791. Estos d¨ªas ha aparecido en Francia el Diccionario Mozart, un ¨²til manual en el que Landon capitanea a una serie de especialistas en cada una de las facetas del compositor (la traducci¨®n espa?ola se espera para el a?o que viene). Y el music¨®logo tiene en cartera otra obra sobre la Viena que conoci¨® Mozart, basada en documentos de la ¨¦poca.
No es frecuente que un music¨®logo alcance tales cimas de notoriedad. Sin embargo, las sospechas de frivolidad, que sin duda alg¨²n sesudo colega le habr¨¢ dedicado, quedan autom¨¢ticamente disipadas cuando se conoce la trayectoria de este bostoniano corpulento, de mirada viva y un tanto descarada.
"Aterric¨¦ en el siglo XVIII por deber de buen alumno. Yo estudiaba piano en en una escuela privada de Carolina del Norte. Mi profesor me asegur¨® que como pianista no conseguir¨ªa nada; de modo que, si realmente quer¨ªa dedicarme a la m¨²sica, lo que ten¨ªa que hacer era consagrarme a Haydn. Pregunt¨¦ que por qu¨¦ Haydn y la respuesta fue clara: no exist¨ªa ninguna edici¨®n completa de sus obras. Para ello me sugiri¨® un aprendizaje completo. Y para estimularme me puso un nuevo disco reci¨¦n llegado de Gran Breta?a, con la Sinfon¨ªa n? 93 dirigida Thomas Beecham. Me qued¨¦ muy impresionado. Y en ese momento me dijo: 'Hay m¨¢s de 100 sinfon¨ªas como ¨¦sta completamente desconocidas'. Aquel d¨ªa qued¨® decidido mi futuro".
Tras haber estudiado con Karl Geiringer en la Universidad de Boston, en 1949 fund¨® la Haydn Society. El objetivo era publicar las opera omnia del compositor, pero a?os m¨¢s tarde, por causas econ¨®micas, la sociedad se vio obligada a disolverse. Pese a ello, hoy en d¨ªa ha sido publicado el 90% de las obras de Haydn, "proporci¨®n inversa a la de cuando yo empec¨¦ a trabajar: por aquel entonces s¨®lo estaba publicado el 10%".
Mozart no tarda en entrar con ¨ªmpetu en la vida de Robbins Landon. "Mozart siempre hab¨ªa sido mi hobby", confiesa ir¨®nico, "en noviembre de 1955 empec¨¦ a colaborar con la Neue Mozart Ausgabe, la edici¨®n cr¨ªtica de sus obras completas. Esta tarea concluye ahora con el aniversarlo del nacimiento de Mozart. Pr¨¢cticamente hemos estado trabajando los mismos a?os que dur¨® su vida. La primera pieza que abord¨¦ de esta edici¨®n fue la Sinfoin¨ªa J¨²piter. La ¨²ltima obra publicada precisamente estos d¨ªas es Cos¨¬ fan tutte, cuyo manuscrito se hallaba en Berl¨ªn y despu¨¦s de la guerra fue a parar a Polonia, donde permaneci¨® en secreto hasta hace unos cinco a?os. Todos los manuscritos de Berl¨ªn los conoc¨ªamos ya, excepto ¨¦ste".
El desencadenante ¨²ltimo de la reciente producci¨®n bibliogr¨¢fica mozartiana de Robbins Landon hay que buscarlo, sin embargo, en Amadeus, de Milos For-
Mozart gusta porque consuela
man, pel¨ªcula que el music¨®logo contempla con horror. "Es una una alegor¨ªa sobre los celos y la mediocridad en la que Mozart sirve de mera excusa para realizar una pel¨ªcula sobre Salieri. Un Salieri que, a su vez, no es m¨¢s que un nombre que se yuxtapone al de Mozart". Fue en ese momento cuando la propuesta que ten¨ªa desde tiempo atr¨¢s sobre la mesa cobr¨® cuerpo: "Me decid¨ª a escribir una historia del ¨²ltimo a?o de la vida de Mozart para deshacer los errores a que pod¨ªa inducir esa pel¨ªcula, bas¨¢ndome en documentos de primera mano. No pod¨ªa imaginar que esta inciativa tuviera tanto ¨¦xito. En seis semanas se agot¨® la primera edici¨®n". Ahora no le faltan propuestas para llevar su obra a la pantalla: "[Una de estas propuestas] est¨¢ siendo estudiada, seg¨²n me dicen, por la productora de la serie Dinast¨ªa. No acabo de ver a Constanza Mozart asimilada a Joan Collins".Constanza, revaluada
Constanza es una de las obsesiones de Robbins Landon, fustigador impenitente de los t¨®picos sobre la vida de Mozart transmitidos por la musicolog¨ªa tradicional. La esposa del compositor no ha gozado de buena fama: se la ha acusado de mala administradora, de haber dejado morir a su marido mientras ella tomaba los ba?os en Baden, de no haber comprendido la aut¨¦ntica talla del compositor. "Esa idea que se forma de la mujer de Mozart como un ogro, una persona que s¨®lo buscaba su propio provecho, es totalmente falsa, seg¨²n los testimonios de primera mano. Hizo un trabajo muy positivo y fue tenaz a la hora de divulgar las obras de Mozart despu¨¦s de su muerte. Creo haber abierto una brecha en este sentido, pues varios estudiosos coinciden ya en esta revalorizaci¨®n". No niega, sin embargo, que junto con su segundo marido, Georg Nikolaus Nissen, Constanza fue un filtro de la informaci¨®n que hoy poseemos del compositor: "Eso es humano", ataja.
Otros t¨®picos que Robbins Landon dinamita con ah¨ªnco son las de las finanzas de los Mozart -seg¨²n ha constatado, el ¨²ltimo a?o el compositor gan¨® tanto como el reconocido Haydn- o el del mito del encargo del R¨¦quiem.
?Qu¨¦ queda por hacer en lo referente a las investigaciones? "Sobre todo, una cosa: con la apertura de los pa¨ªses del Este, ahora pueden encontrarse muchos documentos a los que hasta ahora no se hab¨ªa tenido acceso. Los ¨²ltimos manuscritos encontrados proceden de esos pa¨ªses; es l¨®gico, porque hasta ahora, si se descubr¨ªa alguno, autorn¨¢ticamente pasaba a pertencer al Estado, mientras que ahora permanecen en manos de sus propietarios, que pueden venderlos por mucho dinero".
Ning¨²n aspecto de los Mozart parece haber escapado a la escrutadora lupa de este Sherlock Holmes de la musicolog¨ªa. Pero Robbins Landon desmiente: "Hay un aspecto que me queda poco claro: qu¨¦ hizo Mozart en 1789 y 1790. Compuso muy poca m¨²sica. Es verdad que estuvo de viaje, pero eso no lo justifica, especialmente si lo comparamos con la incre¨ªble actividad del ¨²ltimo a?o. Es rid¨ªculo pensar que pas¨® su tiempo jugando a las cartas o al billar, su gran afici¨®n. Quiz¨¢ despleg¨® una intensa actividad con la masoner¨ªa organizando conciertos. Y quiz¨¢ se dedic¨® al trabajo te¨®rico, a preparar estudios para sus alumnos, especialmente para Franz Jakob Freyst?dler. Quiz¨¢ discutieron este trabajo con Haydn, porque hay muchas correlaciones entre lo que los dos compositores escribieron para sus alumnos en esa ¨¦poca. Es muy posible que trabajaran juntos. Me parece una l¨ªnea de trabajo futuro muy sugestiva".
Los clamores del bicentenario no parece que alteren demasiado a Landon, que se muestra convencido de que la gente no se hartar¨¢ de Mozart. "No pasar¨¢ nada", afirma. Cuando se le pregunta por qu¨¦ da una respuesta muy segura y a la vez sorprendente: "Porque es la m¨²sica que se adapta mejor a nuestra ¨¦poca. La obras del XIX son de preguntas y respuestas claras. En cambio, la m¨²sica de Mozart es muclio m¨¢s densa y articulada, m¨¢s acorde con esta ¨¦poca. Y gusta porque consuela".
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