La tropa tiene fr¨ªo
La tropa tiene fr¨ªo. Los soldados de la 241 Divisi¨®n de Infanter¨ªa Mecanizada est¨¢n sentados sobre sus veh¨ªculos, con sus capotes impermeables para abrigarse. En medio del barrizal, los brit¨¢nicos, envueltos en mantas, se acurrucan en los camiones, o se sientan en las tiendas de campa?a, alrededor del chisporroteo de una estufa de petr¨®leo. Ninguno hubiera podido creer que la temperatura cayera hasta casi los cero grados en el desierto saud¨ª.
Se levant¨® el viento del Suroeste, soplando sobre la masa empapada de tierra gris, llenando de agua las depresiones y convirtiendo en trampas mortales las v¨ªas de abastecimiento, impregnadas de petr¨®leo. En la cuneta yace un veh¨ªculo norteamericano Hurrivee, casi irreconocible tras su colisi¨®n con un cami¨®n. Algo m¨¢s all¨¢ se ve un imponente carro de combate M1-A1, panza arriba en el desierto, con la torreta parcialmente enterrada en el barro. Un soldado vigila en solitario por encima de la mole volcada. Muchos norteamericanos se han protegido el rostro del viento con toallas. Los brit¨¢nicos, con mejor sentido de la costura, marchaban en sus columnas de aprovisionamiento envolviendo sus rostros con panuelos ¨¢rabes y protegiendo sus ojos con gafas de sol.
A trav¨¦s del desierto, en la lejan¨ªa, se pueden o¨ªr los estampi dos de las bater¨ªas de los marines bombardeando al enemigo iraqu¨ª. En cierto sentido, la gran batalla terrestre ha comenzado ya. Pero la mayor parte de las tropas aqu¨ª desplegadas no ha cen sino esperar."
"?Es esto Arabia Saud¨ª?"Los norteamericanos maldicen la lluvia, la falta de alcohol y de mujeres, pero demuestran una gran lealtad hacia sus colegas con los que quiz¨¢ pronto tengan que hacer frente a la primera, o quiz¨¢s la ¨²ltima, prueba de sus vidas. Los brit¨¢nicos tienen las caras enrojecida! por el fr¨ªo y el sol y una extra?a falta de emoci¨®n sobre la guerra.
No se trata de patrioterismo exaltado o falso coraje. Interrumpid a los soldados brit¨¢nicos en su descanso y los ver¨¦is en busca de un peri¨®dico o los hallar¨¦is con el correo en que descargan el coraz¨®n. "Los yanquis encuentrar¨ª esto muy fr¨ªo, pero no es tan, malo como Salisbury Plain o como Alemania", proclama un cabo. "Aun as¨ª, pens¨¢bamos que har¨ªa calor, no que helara as¨ª. ?Es esto Arabia Saud¨ª?".
En la parte trasera de un cami¨®n brit¨¢nico, un descendiente de Tommy Atkins sintetizaba su pensamiento as¨ª: "Creo que todos sab¨ªamos que se llegar¨ªa a esto. Quiero decir, el tipo ¨¦ste no iba a retirarse, ?no?; as¨ª que hemos tenido que entrar. Creo que en realidad nadie pensaba que la guerra a¨¦rea fuera a solucionar la cosa, ella sola. Claro que esto va a ser peligroso, pero somos muchos, ?no?Las especulaciones cobran todas las formas y tama?os. He aqu¨ª la de un sargento de la 41 Brigada Acorazada: "Desde nuestro punto de vista, es mejor temprano que tarde, porque no queremos estar holgazaneando, preferimos superarlo todo cuanto antes; pero, si la cosa se retrasara y los bombardeos hicieran el trabajo, entonces s¨ª, ser¨ªa mejor. quedarse as¨ª". Una buena risotada jale¨® esta muestra de sentido com¨²n.
Todo el que est¨¢ en el desierto parece un tanto sorprendido de que la guerra a¨¦rea siga adelante. La lluvia que riega las tiendas de campa?a y los capotes de los soldados da una respuesta: con el cielo cubierto no puede haber campa?a a¨¦rea, y con. lluvia no puede haber una gran ofensiva; de manera que todos se hallan a la espera.Los norteamericanos han decorado el interior de sus cabinas y veh¨ªculos acorazados con fotos de chicas; con postales, caricaturas, mensajes personales e instant¨¢neas de novias. En las tiendas de campa?a brit¨¢nicas hay peri¨®dicos viejos y novelas.Poca atenci¨®n les merecen los soldados en cuya tierra musulmana esperan la guerra. Los saud¨ªes lucen uniformes de camufiaje color chocolate, parecidos a los norteamericanos pero de material m¨¢s fino y barato; con sus camiones y sus veh¨ªculos acorazados de un color marr¨®n arenoso, m¨¢s claro que los del ej¨¦rcito que el rey Fahd llama fuerzas amigas.
Los saud¨ªes son pequenos, de reluciente dentadura blanca, y a menudo con barba. Su desconocimiento del ingl¨¦s les a¨ªsla de brit¨¢nicos y norteamericanos. A veces se les ve rezando, Junto a sus veh¨ªculos.
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