El 'kibutz' afronta la realidad
Meron Gol¨¢n se fund¨® en la localidad sirla de Kuneitra seis meses despu¨¦s de la guerra de 1967, con el ganado vacuno que los sirios abandonaron en su retirada. "Fue un kibutz at¨ªpico. Como el movimiento kiutzim no lo hab¨ªa aprobado, no tuvo subvenciones ni ayudas, y su desarrollo fue muy radical. Por aqu¨ª pasaron muchos ingleses y n¨®rdicos, llenos de ideales comunitarios. Pero la primera poblaci¨®n siem pre fue inestable, porque este kibutz estaba en la primera l¨ªnea del frente", comenta Diana Frankental.En 1974, tras la firma del alto el fuego con Siria, Meron Gol¨¢n hubo de retirarse unos kil¨®metros hacia el Oeste y empez¨® a recibir a los kibutzim que lo trabajan ahora.
Son unas 150 familias que arrojan un censo de 750 personas. Sus actividades tradicionales, ganader¨ªa, apicultura y cultivo de cereales, se han ampliado con una f¨¢brica de motores, que, desde el inicio de la guerra del Golfo, sufre la falta de un pedido de tubos de acero que ten¨ªa que llegar de Espa?a.
"La guerra aqu¨ª se vive con total tranquilidad, aunque siempre desconfiamos de que la neutralidad siria se mantenga", dice Diana.
La dificultad principal es otra. Como el resto de los kibutz, Meron Gol¨¢n arrastra una importante deuda. "Ha sido un problema de mala administraci¨®n y la mayor¨ªa de los israel¨ªes se quejan. Pero nos deben dar subvenciones, porque nuestra mera presencia aqu¨ª es ya un servicio al Estado", se?ala la kibutzim argentina.
El ideal del kibutz ha tenido que enfrentarse con la realidad de la econom¨ªa. Los j¨®venes que los fundaron se han hecho adultos sin perder la motivaci¨®n para vivir en unas condiciones que son especialmente duras.
Pero el principio de "a cada uno seg¨²n su trabajo" se empieza a o¨ªr por encima de otras reglas m¨¢s puramente comunitarias.
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