Posventa
Tormenta, trueno y despu¨¦s arco iris. La operaci¨®n no pod¨ªa fallar. Justa o injusta, la guerra iba a ser liquidada antes del Ramad¨¢n y de Semana Santa. Cuando se alce el te1,5n de la censura, el mundo preferir¨¢ dar la espalda a tanto horror. Entonces veremos avanzar hacia Bagad grandes m¨¢quinas con la paloma de la paz en la pala excavadora para reconstruir puentes, mezquitas, escuelas y viviendas. Se pagar¨¢n generosas pensiones de viudedad por los muertos sobre los que era inevitable edificar un nuevo orden.Los vencedores aplicar¨¢n sistemas de reanimaci¨®n masiva al pueblo derrotado, sin mencionar el nombre de Sadam, aquel dios maldito. En un trono rodante, el emir de Kuwauit regresar¨¢ a su gran fosa com¨²n. Entre ruinas y sollozos, el jeque expresar¨¢ su agradecimiento a los aliados, la ONU, el Papa, sus vecinos de barril y l¨¢tigo, el rey Fahd (guardi¨¢n de los santos lugares) y la CNN, sin cuya colaboraci¨®n parab¨®lica esta victoria contra la cuarta potencia militar del mundo no habr¨ªa sido posible.
Establecido el nuevo orden, Mosc¨² no renunciar¨¢ a suministrar a Irak el 53% de su armamento, la cuota anterior al confincto. Par¨ªs intentar¨¢ que el 40% de sus ventas de armas (m¨¢s de 12.000 millones de d¨®lares) se mantenga intacta en el futuro. Bonn tampoco ceder¨¢ su participaci¨®n al haber sido capaz de dotar al enemigo del 90% de su aterradora capacidad qu¨ªmica. Por su parte, Roma meter¨¢ la cuchara en el sabroso pastel de las minas antitanque y marinas compartido con Taiwan. Y el Reino Unido har¨¢ valer su derecho sobre radares y adiestramiento, lo mismo que Sur¨¢frica, proveedora de los ingenios m¨¢s avanzados de la artiller¨ªa.
En cuanto a los otros mercaderes de la era posindustrial, el reparto de las migajas restantes se arbitrar¨¢ conforme a los m¨¦ritos adquiridos en la contienda y seg¨²n la capacidad tecnol¨®gica de cada cual.
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