Tan cerca de Al¨¢ y tan lejos de Europa
La miseria empuja a los africanos expulsados de Espa?a a intentar de nuevo la entrada
"Cuando un hombre est¨¢ sin trabajo y no tiene qu¨¦ comer se vuelve loco, s¨®lo busca salir de Marruecos, siente que ya no le queda nada en el mundo y se va a Espa?a", dice Mohamed Ben Mohamed, un viejo gu¨ªa de T¨¢nger. "Se van, pero no quieren ser europeos. Necesitan comer, pero quieren que sus hijos sean musulmanes. Al¨¢ es grande", a?ade, levantando el dedo hac¨ªa el techo del fumadero de hach¨ªs donde pasa las horas. Las dificultades que sufren para llegar a Europa no alejan a los africanos de Al¨¢, de Dios. Dejan que la Providencia decida el momento. S¨®lo as¨ª se entiende la perseverancia con que lo intentan de mil maneras d¨ªa tras d¨ªa.
En uno de los barcos que enlazan la localidad gaditana de Algeciras con T¨¢nger se observan varios grupos de marroqu¨ªes que charlan sin agitaci¨®n. Apenas hay 40 personas en el buque De ellas, unas 30 acaban de ser expulsadas de, Espa?a. Hab¨ªan llegado una hora antes a Algeciras en el mismo barco.Bendaghblge Mohamed ha ense?ado a la polic¨ªa de fronteras una prescripci¨®n de trata miento m¨¦dico en Espa?a por re¨²ma. Eluahabi Abdesalam ha mostrado una recomendaci¨®n de un m¨¦dico del hospital Espa?ol de T¨¢nger para que sea operado de la espalda en Espa?a. Ahmed Ben A. Ghali Bouchibelt lleva en la mano un documento que le reconoce el derecho a una pensi¨®n por haber trabajado 20 a?os en un banco de Gibraltar. Tiene m¨¢s de 80 sellos de entrada en su pasaporte.Ninguno de ellos ha sido autorizado a entrar en Espa?a. No saben el motivo ni les interesa , pero al d¨ªa siguiente lo intentar¨¢n de nuevo. Un camarero de una de las compa?¨ªas que cubren la l¨ªnea Algeciras-T¨¢nger afirma: "Yo no s¨¦ con qu¨¦ intenci¨®n viene esta gente. Lo que s¨ª s¨¦ es que dentro de una hora cuando el barco d¨¦ la vuelta, volver¨¦ a ver al 90% de los que hay ah¨ª sentados. Algunos llevan as¨ª tres o cuatro d¨ªas".La polic¨ªa espa?ola reconoce la presencia de unos 15.000 inmigrantes marroqu¨ªes legales Seg¨²n el IOE, un centro de investigaciones sociol¨®gicas que ha elaborado un informe con datos de 1989, en Espa?a hay casi 300.000 inmigrantes ilegales, de los que unos 60.000 son marroqu¨ªes, informa Maite Rico.
Badri Hassin es un marroqu¨ª con varios a?os de trabajo en Arabia Saud¨ª. Su mujer dio a luz un ni?o hace siete meses en Madrid. El beb¨¦ padec¨ªa una afecci¨®n respiratoria, por lo que la doctora no le dio el alta. Los padres volvieron a Marruecos por que caduc¨® su permiso de estancia. Han pasado dos meses sin ver a su hijo. "Como mi mujer se ha puesto demasiado nerviosa, he tenido que venir a llevarme al ni?o a casa. No he tra¨ªdo papeles, pero me han dejado pasar cuando he explicado a qu¨¦ ven¨ªa", cuenta Badri Hassin.
Huida de la guerra
Emmanuel Appiah es un liberiano de 23 a?os que trabajaba de mec¨¢nico antes de ser alistado forzosamente en el ej¨¦rcito. Tras perder a su familia, desert¨® y se alej¨® de la guerra que ha destrozado a su pa¨ªs. Dice que "s¨®lo Dios sabe cu¨¢ndo podr¨¦ llegar a Espa?a". De todos modos, asegura, no se siente triste, sino muy contento de haber abandonado Liberia. Mientras llega su oportunidad para viajar a Espa?a desde T¨¢nger, vive de prestado, pero sonr¨ªe mientras habla.Sylla Amadou tiene 26 a?os y viene de Mali. Viaj¨® con 50.000 pesetas a Marruecos porque era el lugar m¨¢s pr¨®ximo a Espa?a. "Estoy dispuesto a todo para llegar a Espa?a; s¨®lo espero una oportunidad. Dos de mis amigos fueron introducidos por un ingl¨¦s, pero yo me qued¨¦ porque cuando se decidi¨® el viaje no estaba con ellos, estaba en la pensi¨®n. No s¨¦ d¨®nde estar¨¢n", dice.
Abdoulle Sano, de 31 a?os, es tambi¨¦n de Mali. Trabaj¨® en Barcelona entre 1982 y 1987. Su padre enferm¨® repentinamente y ¨¦l volvi¨® a su pa¨ªs sin sacar documentos de trabajo y de residencia. Cuando intent¨® volver, no le dejaron entrar. Trabaj¨® en Mali de sastre, se hizo con 60.000 pesetas y viaj¨® a T¨¢nger. La espera ha consumido su dinero. Ahora espera el dinero de un hermano que vive en Franc¨ªa.
Mohamed, un senegal¨¦s de 21 a?os, asegura que nunca ir¨¢ en barca a Espa?a, porque es "demasiado peligroso". Afirma que est¨¢ tramitando un visado para ir a Europa. Sin embargo, ya ha gestionado su viaje en barca. Tiene miedo de contarlo.
Muchos de los que llegan a Espa?a lamentan pronto haberlo conseguido. Es el caso de numerosas chicas que salen de Ceuta, Melilla, T¨¢nger y Tetu¨¢n sin dinero. Son carne de ca?¨®n. La organizaci¨®n que las introduce las enrola en redes de prostituci¨®n. Otras son enviadas a agencias ilegales que cobran directamente su sueldo como empleadas de hogar y las explotan.
Algunas mujeres detenidas el pasado mes de enero en Badajoz por la Brigada de R¨¦gimen Interior, que investigaba la corrupci¨®n policial en el puerto de Algeciras, rompieron a llorar al ser interrogadas por el juez Manuel Guti¨¦rrez Luna. Pero, una vez en libertad, casi todas han vuelto a la actividad por la que fueron detenidas. No encuentran alternativa.
Nadie quiere volver a su pa¨ªs. A pesar de que, seg¨²n el viejo gu¨ªa Mohamed Ben Mohamed, "Marruecos es m¨¢s libre que Espa?a. Aqu¨ª no pagas impuestos, quieres hacer un negocio y lo haces, pero no existe la seguridad de poder ganarse la vida. Por eso se van". Y concluye: "Nadie recorre tantos kil¨®metros para volverse atr¨¢s". Por eso se quedan.
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