'Mirage' contra 'Mirage'
I. Parece que algunos mandos aliados se preocuparon, a¨²n antes de las hostilidades, por las indeseables confusiones a que pod¨ªa dar lugar el que los iraqu¨ªs tuviesen el mismo tipo de avi¨®n que formar¨ªa una parte del contingente a¨¦reo franc¨¦s. El nombre del avi¨®n, Mirage, o sea "espejismo", es, como dir¨ªa un periodista, todo un s¨ªmbolo pre?ado de significaci¨®n, no s¨®lo de esas confusiones -bien sea dejar pasar, creyendo propios, a los enemigos, bien sea disparar contra los propios, crey¨¦ndolos enemigos-, sino de otra confusi¨®n m¨¢s general sobre el conflicto. En efecto, se ha acusado a Occidente y a su Econom¨ªa de Mercado de haber armado hasta los dientes, junto con la URSS, a la propia naci¨®n contra la que hoy se ve impelido a combatir, pero no se ha se?alado que el espejismo, el mirage, inherente al Sistema que aspira a convertise en cifra econ¨®mica de un Nuevo Orden Pol¨ªtico Mundial, comporta id¨¦ntica, aunque especularmente inversa, contradicci¨®n para Husein: Irak vend¨ªa a Occidente (a Espa?a misma, y seg¨²n creo un 10% del consumo nacional) el petr¨®leo que permit¨ªa a ¨¦ste mantener su industria, su nivel de vida y su cultura, y con el mismo dinero sacado de esas ventas le compraba a Occidente (Espa?a inclu¨ªda) el armamento que la industria de ¨¦ste produc¨ªa. Todo quedaba en casa, o sea en el Sistema: Irak se integraba rigurosamente en ¨¦l, con la reciprocidad o complementariedad respecto de Occidente propia de cualquier relaci¨®n de oposici¨®n concorde en el funcionamiento de un ¨²nico organismo articulado, como la que, en el reloj mec¨¢nico, rige la contradanza entre el escape de ¨¢ncora y la rueda catalina. Sin que se me suponga la osad¨ªa de afirmar que la actual internacionalizaci¨®n de la econom¨ªa de mercado, con su yuxtaposici¨®n de soberan¨ªa pol¨ªtica e interdependencia econ¨®mica, est¨¦ cong¨¦nitamente abocada a la producci¨®n y venta de armamento, pretendo subrayar el hecho de que si el vendedor de petr¨®leo y comprador de armas usa esas armas contra el vendedor de armas y comprador de petr¨®leo no cabe hablar de Este contra Oeste ni de Norte contra Sur, sino que la contradicci¨®n de que se acusa a los occidentales -pelear contra aquel a quien ellos mismos han armado- tiene su imagen especular en la contradicci¨®n del proplo Husein, que no puede hacer cosa m¨¢s falsa y m¨¢s rid¨ªcula que la de presentar su guerra como el combate de la espiritualidad isl¨¢mica contra el materialismo tecnol¨®gico. Novedoso remake de las Cruzadas: ?Saladino esgr¨ªrn¨ªendo contra la espada de Ricardo Coraz¨®n de Le¨®n una cimitarra en cuya hoja. puede leerse "Made in England"! El mirage, el espejismo, es lo que a la vez oculta y manifiesta que no hay m¨¢s que un Sistema -"Orden" lo llaman- mundial, y que el solito se fragua, se organiza y se financia la guerra que permanentemente gesta en sus entra?as.
II. No menos contradictor¨ªas se le han puesto las cosas a, don Amador Garc¨ªa Fern¨¢ndez, coordinador de UGT en el grupo laboral de la industria armamentista asturiana, quien, comentando el hecho de que mientras la f¨¢brica de Trubia cerr¨® hace dos semanas una venta de 230 obuses conArab¨ªa Saud¨ª en cambio en la compa?¨ªa Santa B¨¢rbara, de 3.800 obreros y en una situaci¨®n laboral delicada, "no se percibe mayor actividad que antes de la guerra", ha dicho: "Rechazamos la guerra, pero queremos trabajo", no sin reconocer que ello comporta una cierta contradicci¨®n para los trabajadores. No se ver¨ªa en tal perplejidad y turbaci¨®n si tuviese las cosas tan claras como el editorialista de Abc que el 3 de febrero y bajo el t¨ªtulo "Campa?a de antimilitarisrrio", reconociendo impl¨ªcitamente que el l¨ªmite necesario y permanente de la democracia liberal y de su econom¨ªa de mercado no es otro que la guerra, citaba al siempre socorrido y servicial Ortega: "El peligro de las civilizaciones felices es que el ciudadano se olvida de que, en ¨²ltima instancia, su libertad misma depende exclusivamente de su capacidad y su valor militar".
III. La conocida reflexi¨®n de Burckhardt sobre 1a potencia (Macht) como fuente del mal en la historia" bien puede glosarse, a mi juicio, mediante la noci¨®n de funcionalismo, entendiendo por tal aquel fen¨®meno -tan frecuente, por lo dem¨¢s, en toda instituci¨®n humanaseg¨²n el cual se invierte la relaci¨®n que parece razonable entre ¨®rgano y funci¨®n: un quid pro quo en que el ¨®rgano, hipertrofi¨¢ndose al margen y m¨¢s all¨¢ de las demandas funcionales, se pondr¨ªa a solicitar gratuitamente funciones en que ejercer el excedente de su capacidad. No creo muy atrevido interpretar as¨ª la denuncia por parte de Burckhardt de la potencia como fuente del mal en la historia: esto es, que, seg¨²n el quid pro quo del "funcionalismo", la potencia en s¨ª misma es capaz de engendrar prepotencia. En su forma m¨¢s modesta el funcionalismo se presenta en lo que suele llamarse "deformaci¨®n profesional" (el abogado que todo lo quiere resolver con pleitos). Un ejemplo hipot¨¦tico, ciertamente exagerado, de tal deformaci¨®n profesional funcionalista podr¨ªa ser el de que, habiendo dos amenazas principales contra las dicho sea de paso funestas repoblaciones de con¨ªferas, a saber: la de la oruga procesionarla del pino y la de los incendios, y disponiendo el Estado de un magn¨ªfico servicio de avionetas furnigadoras y un no menos magn¨ªfico cuerpo de bomberos contra una y otra amenaza respectivamente, se diese el caso de que al producirse de pronto una plaga de procesionaria con la inmediata y acusiosa intervenci¨®n de la aviaci¨®n fumigadora, el cuerpo de bomberos se pusiese a expresar su "rnalestai` por la "falta de protagonismo" y la "desaparici¨®n de la escena informativa", con la consiguiente p¨¦rdida de imagen ante la opini¨®n p¨²blica, que la brillante actuaci¨®n de las avionetas fumigado ras comportar¨ªa para ¨¦l, si es que no incluso un aumento de los futuros presupuestos estatales a favor del servicio de avionetas antiplaga, con el agravio comparativo de mantener id¨¦ntica la asignaci¨®n presupuestaria destinada al justamente quejoso cuerpo de bomberos. Pues bien: a tenor de la informaci¨®n aparec¨ªda en EL PA?S del 22 de enero, no parece alejarse dema siado de semejente extremo ca ricaturesco la actitud adoptada por el Ej¨¦rcito de Tierra espa ?ol a prop¨®sito del actual conflicto con Irak. Transcribo literalmente las frases esenciales del art¨ªculo: Algunos generales han expresado su malestar por el hecho de que el protagonismo recaiga casi exclusivamente en la Armada, y en menor medida en el Ej¨¦rcito del Aire mientras no hay perspectiva de actuaci¨®n para el Ej¨¦rcito de Tierra. Este malestar estar¨ªa en el origen de las filtraciones de planes secretos de actuaci¨®n del Ej¨¦rcito de Tierra [... que] tendr¨ªan como objetivo no desaparecer de la escena informativa espa?ola en un momento en el que la opini¨®n p¨²blica est¨¢ volcada en las noticias relacionadas con la guerra. / Especialistas militares consultados por la SER estiman que con la crisis de¨ª Golfo [ ... ] la Armada ha ganado en consideraci¨®n entre la opini¨®n. [...] Sin embargo, en cualquiera de los supuestos no hay misi¨®n asignada ni que se imagine, por el momento, para el Ej¨¦rcito de Tierra, lo que ha decepcionado a un sector de mandos, preocupados por una futura p¨¦rdida de influenc¨ªa para sus armas. / El reparto de chapas de identificaci¨®n entre los componentes de algunas unidades y los rumores continuos sobre el inminente env¨ªo al Golfo de fuerzas del Ej¨¦rcito de Tierra no tienen otro origen que esa campa?a de imagen para no desaparecer y para no ceder influencia frente a la Armada y el Ej¨¦rcito del Aire. Intentan tambi¨¦n no perder peso en los futuros presupuestos de Defensa. Si esto no es la m¨¢s cruda y desnuda manifestaci¨®n de la deformaci¨®n funcionalista que afecta al estamento militar, que venga Dios y lo vea. El quid pro quo de un ¨®rgano de guerra capaz de adolecer de un "malestar" como el descrito (que aun a los
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