Promesas de amor
Frente a la sentencia del Tribunal Supremo que justifica un aborto por "estado de necesidad", los autores del art¨ªculo defienden una regulaci¨®n que asegure el derecho de la mujer a la libre elecci¨®n. Es decir, la promulgaci¨®n de una ley de plazos, accesible a todos los ciudadanos respetando la objeci¨®n de conciencia.
La reciente sentencia del Tribunal Supremo, conocida en enero de este a?o, parece prometernos una puerta falsa para normalizar el viejo derecho humano: la libertad de elecci¨®n; en este caso del aborto. Puerta falsa, porque el "estado de necesidad" es un vago t¨¦rmino que vuelve a permitir demasiadas interpretaciones jur¨ªdicas y opiniones sociales. Y ¨¦ste es un tema -el del aborto- que incumbre exclusivamente a los individuos, y m¨¢s expl¨ªcitamente a las mujeres. Por tanto, la ¨²nica soluci¨®n, la aut¨¦ntica legal, deber¨ªa ser una ley de plazos.Pero volvamos al principio de las promesas. En el a?o 1982, el PSOE promet¨ªa en su programa electoral una ley del aborto justa, democr¨¢tica y a cargo de la sanidad p¨²blica. Tras a?os de laborioso parto el PSOE, ya en el poder, aborda a trav¨¦s de la Ley Org¨¢nica de Interrupci¨®n Voluntaria del Embarazo, en el a?o 1985, la despenalizaci¨®n parcial del aborto (tres supuestos) que consigue atender s¨®lo a un 3%-5% de las necesidades de la poblaci¨®n; obliga a las mujeres a abortar en la ilegalidad tolerada apoy¨¢ndose en la medicina privada poco preparada socialmente para recibir esa avalancha.
Alguna Administraci¨®n sanitaria auton¨®mica, como la valenciana, intent¨® mejorar la aplicaci¨®n de la ley, pero no prosper¨®. As¨ª, en febrero de 1990, 272 centros p¨²blicos acreditados atend¨ªan el 3%-5% de los casos y 39 centros privados acreditados, al 95% de mujeres que demandaban el servicio.
La ley org¨¢nica de 1985 consigue otro prop¨®sito -paradojas de las leyes-, que es aumentar la inseguridad e indefensi¨®n de mujeres y profesionales de la salud, plasmada en una serie de procesos judiciales, con algunos ejemplos bochornosos: el juicio del centro Los Naranjos, de Sevilla, o los diversos procesos del doctor Germ¨¢n S¨¢enz de Santamar¨ªa (condenas por pr¨¢cticas de abortos en casos de estupro o por prostituci¨®n). El juicio de Pamplona del a?o pasado, en el que se juzga a m¨¦dicos de la sanidad p¨²blica actuantes dentro de la m¨¢s estricta legalidad, por iniciativa de un difuso grupo de opini¨®n. Y el caso del doctor Pedro Enguix, el juicio pendiente m¨¢s antiguo, del a?o 1981, en libertad provisional desde entonces y a punto de ser juzgado. A este paso podr¨ªa convertirse en un preso de conciencia.
Promesas tambi¨¦n hizo la ministra de Asuntos Sociales tras el juicio de Pamplona. Prometi¨® una reforma urgente de la ley, porque la actual era injusta, ineficaz y conflictiva. Pero eso ya estaba dicho desde 1985, desde que la ley s¨®lo consigui¨® que las mujeres no fueran condenadas. Y un a?o despu¨¦s de la promesa sigue sin ocurrir nada.
Intimidad
Mejor dicho, ocurren muchas cosas. Juicios en los que se viola la intimidad de las mujeres, se las maltrata psicol¨®gicamente y se las trata como delatoras. Juicios en los que los m¨¦dicos y profesionales de la salud se sienten vejados, perseguidos y condenados de manera delirante. La aplicaci¨®n de la despenalizaci¨®n del aborto parece que tiene mucho de teolog¨ªa y poco de geometr¨ªa. Y en esto llega la promesa del Tribunal Supremo: aplicar la eximente del "estado de necesidad". Pero pensando un poco, la promesa se deshace entre los dedos. ?El nuevo supuesto se aplicar¨¢ con la declaraci¨®n de Hacienda en la mano o con el informe de asistencia social?
Ya el Tribunal Constitucional, en oto?o de 1989, reconoc¨ªa el derecho de la mujer a interrumpir su embarazo cuando le supone una carga excesiva. Y nada cambi¨® entonces. Flaco servicio le hace el poder judicial al Gobierno -aunque sea justa su queja-, si quisiera apa?ar un engendro de ley. Estamos por los embarazos deseados las leyes justas. Repetimos: la ley del aborto debe ser una ley de plazos. Una ley positiva y, no despenalizadora. El aborto no hay que justificarlo, pues es una decisi¨®n ¨ªntima que parte (de) las entra?as. La ley de plazos garantiza cualquier interrupci¨®n voluntaria del embarazo, dentro de los tres primeros meses, de gestaci¨®n, con s¨®lo la decisi¨®n de la mujer.
Una ley que asegure la prestaci¨®n en todos los centros sanitarios p¨²blicos sin el menoscabo del derecho a la objeci¨®n de conciencia, exclusivamente aplicada a la pr¨¢ctica m¨¦dica del aborto y no a la atenci¨®n complementaria que debe recibir la usuaria. Una objeci¨®n mantenida tanto en los centros p¨²blicos como privados.
Una ley que ponga al servicio de la poblaci¨®n los m¨¦todos menos agresivos, desmedicalizados, como la p¨ªldora UR-486. Y desde luego, una ley que cuente con el apoyo de la Administraci¨®n sanitaria para su desarrollo y cumplimiento, en coheirencia con los criterios de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, que a trav¨¦s de un comunicado espec¨ªfico record¨® al Gobierno espa?ol, a ra¨ªz del juicio de Pamplona, que "datos de pa¨ªses europeos han demostrado una reducci¨®n significativa de la mortalidad materno-infantil cuando el aborto ha sido legalizado. La experiencia de muchos pa¨ªses demuestra que conductas tendentes a restringir el derecho al aborto tienen efectos antinatalistas y antifamiliares... Un pa¨ªs que desee tener madres sanas, ni?os sanos y familias felices debe terminar a toda costa con la legislaci¨®n restrictiva del aborto". Lo dice la Organizaci¨®n Mundial de la Salud. Tambi¨¦n el pleno del Parlamento Europeo, en la segunda quincena de marzo de 1990, conden¨® expl¨ªcitamente la situaci¨®n de Espa?a y Alemania, donde a pesar de la legislaci¨®n del aborto persiste la persecuci¨®n judicial contra mujeres y m¨¦dicos.
Juicio
Hoy, 14 de febrero, se celebra el juicio pendiente desde el a?o 1981 contra el doctor Pedro Enguix y tres mujeres, por supuesto delito de aborto. Este caso tiene importantes aspectos que merecen ser recordados. El doctor Enguix ha sido pionero, aun a riesgo de su libertad, en la prestaci¨®n del aborto en un trato de dignidad a la mujer. Divulgador en Espa?a del m¨¦todo de Karman por aspiraci¨®n, m¨¦todo que desarrolla la desmedicalizaci¨®n y la autonom¨ªa de la mujer.
Como profesional de la medicina, trabaja en el campo de la salud de la reproducci¨®n desde coordenadas de respeto y libertad de las mujeres, siendo tambi¨¦n pionero de esta nueva manera de entender el nacimiento y el parto consciente. El ¨²nico camino para aumentar el valor individual y social de la maternidad / paternidad.
Enrique Lebrero es ginec¨®logo. Consuelo Ruiz-Jarabo pertenece a la Asociaci¨®n para la Defensa de la Sanidad P¨²blica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.