"Veo que vienen a escribir mi necrol¨®gica"
La charla se desarrolla en el despacho de Carrillo, ante un dibujo de Picasso y otro de Alberti, y junto a un decorativo tren de madera con el que juega su nieto cuando va a visitarle.Pregunta. ?En su negativa a militar en el PSOE han influido las razones pol¨ªticas o las personales?
Respuesta. Yo tengo una historia de dirigente comunista, larga, que, a mi juicio, me da autoridad m oral para sostener la posici¨®n de mis camaradas pero me inhabilita para desempe?ar cualquier papel protagonista en esta nueva andadura. Adem¨¢s, soy un hombre ya mayor y tengo la posibilidad de seguir opinando en conferencias, art¨ªculos, en medios de comunicaci¨®n... He llegado a una edad en la que casi todo el mundo se dedica a sus cosas. Yo ya he sido todo lo que pod¨ªa ser en el terreno pol¨ªtico, y tengo derecho a mantenerme ahora un poco al pairo.
P. ?Es eso una. jubilaci¨®n?
R. Es una jubilaci¨®n de militancia, pero no tina jubilaci¨®n en la pol¨ªtica, porque tengo el prop¨®sito de seguir opinando.
P. Un personaje de Miguel Delibes dec¨ªa que la jubilaci¨®n es como la hoja roja que aparece en los paquetillos de papel de fumar para avisar de que ya quedan pocos. ?Esta jubilaci¨®n de militancia la ha sentido como una hoja reja que le avisa de que ya todo es a corto plazo?
R. Para hablar con claridad, no me he planteado la posibilidad de la muerte. Tengo el mismo estado de ¨¢nimo que hace 20 a?os. No me considero acabado o a punto de acabarme No me planteo el problema de los a?os que tengo por delante. Como se dice vulgarmente, eso s¨®lo Dios lo sabe.
P. ?Los amigos que tiene ahora son los amigos del exilio o son m¨¢s los de la democracia?
R. Muchos de mis amigos de la guerra y el exilio han muerto. Los que me quedan ahora son gente m¨¢s joven, de la transici¨®n. Aunque todav¨ªa hay viejos camaradas que siguen siendo mis amigos.
P. Quiz¨¢ sus antiguos amigos se han ido distanciando.
R. Los que no son mis amigos, para hablar con claridad, son los que dirigen hoy el PCE. Yo no los conozco de nada. Cuando veo fotograf¨ªas, o en la televisi¨®n ... ; salvo dos o tres, jam¨¢s los he visto.
P. Sus seguidores entran ahora en el socialismo, donde usted milit¨® en su juventud. ?Se han movido las ideas de Carrillo o las ideas de los dem¨¢s?
R. Se ha movido la historia. Se ha cerrado el ciclo del movimiento comunista. Ahora los partidos que han heredado el viejo movimiento comunista se llaman ya socialistas o socialdem¨®cratas. Se ha cumplido un ciclo hist¨®rico. Y, sin embargo, la necesidad acuciante de transformar la sociedad para hacerla m¨¢s justa, m¨¢s libre, m¨¢s igualitaria, sigue planteada. Tenemos que encontrar nuevas formas para luchar por transformarla. Ya no son los partidos comunistas..., hay que buscar otras formas.
P. Sin embargo, usted se define como comunista.
R. Claro. Despu¨¦s de m¨¢s de 56 a?os, por lo menos, de ser un dirigente comunista, yo no puedo cambiar ahora de apelativo. Adem¨¢s, no me siento avergonzado, ni mucho menos.
P. ?Imagin¨® realmente en el exilio que el mundo pod¨ªa ser como es ahora?
R. S¨ª. Yo empec¨¦ a escribir Eurocomunismo y Estado, todav¨ªa en el exilio, y all¨ª denunciaba ya el sistema sovi¨¦tico como dictadura burocr¨¢tica semejante al fascismo. Creo que soy uno de los primeros dirigentes comunistas que se plantearon esa transformaci¨®n.
P. ?De qu¨¦ se arrepiente?
R. Alguna vez me he preguntado si no fui demasiado lejos en la cr¨ªtica del sistema sovi¨¦tico cuando en el movimiento comunista muy pocos llegaban hasta ah¨ª, y si con eso no favorec¨ª la coincidencia de corrientes que dentro del PCE condujeron a la crisis. Pero estoy hablando de un problema de t¨¢ctica. La vida, en definitiva, ha demostrado que las corrientes iban precisamente por ese camino.
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