"Las fuerzas democr¨¢ticas han concluido que necesitan unirse"
Egor Y¨¢kovlev, de 61 a?os, dirige Novedades de Mosc¨², la primera publicaci¨®n surgida con el inicio de la gl¨¢snost (transparencia) la perestroika, y es diputado del S¨®viet Supremo de la URSS. Fue miembro del Partido Comunista (PCUS) desde 1953 hasta hace pocos d¨ªas. Lo abandon¨® tras la Violenta represi¨®n militar en Vilna, la capital de la rep¨²blica b¨¢ltica de Lituania, en un intente del Kremlim de aplastar el movimiento nacionalista tanto en ¨¦sta como en otras rep¨²blicas de la Uni¨®n. Hoy est¨¢ empe?ado en una lucha firme a favor de una sociedad democr¨¢tica que permita salir a su pa¨ªs del caos pol¨ªtico y econ¨®mico y a sus conciudadanos recuperar la esperanza.
Igor Y¨¢kovIev no est¨¢ familiarizado, ni siquiera ahora, con conceptos occidentales como liberal, conservador o progresista. "M¨¢s que por definiciones pol¨ªticas me dejo llevar por el sentido com¨²n, como tantos intelectuales en mi pa¨ªs. La salida del viejo sistema lido traum¨¢tica para muchos, Y Y¨¢kovIev confiesa: "Yo me en ter¨¦ de lo que es la vida pol¨ªtica cuando ya ten¨ªa 55 a?os".Pregunta. ?Le cost¨® mucho dejar el PCUS?
Respuesta. No. El PCUS va contra las fuerzas que propugnan las reformas. En la pr¨¢ctica fue el partido quien llam¨® al ej¨¦rcito para usar la violencia en Vilna. Yo no puedo compartir esa t¨¢ctica. La mayor¨ªa de sus afiliados se est¨¢n yendo y el partido ha ca¨ªdo en manos de una nueva ola de gente. Pensar en su renacimiento no tiene sentido.
P. ?Qu¨¦ tipo de gente?
R. Son personas de 50 a?os, gente resentida que hubiese quendo llegar mucho antes a donde est¨¢n ahora. Una generaci¨®n posterior a la primera generaci¨®n de miembros del aparato. Su Objetivo es recuperar el poder perdido por los viejos. Quieren volver a mandar.
P. ?Para acabar con la peresiroika?
R. La palabra perestroika debe desaparecer. La perestroika es un edificio que exist¨ªa en 1985. Los hechos posteriores han deiriostrado que no hay nada que reconstruir ni refundar. Hay que construir de nuevo. En ello radica el conflicto esencial con quielles empezaron la perestroika. El ex primer ministro Rizhkov se queja de que la perestroika ha ido demasiado lejos. Lo mismo sucede con Gorbachov. Reconoce que se le ha venido encima y est¨¢ intentando frenarla para que no sobrepase los l¨ªmites que ellos mismos hab¨ªan establecido.
El ejemplo a seguir
P. Desde luego, no la democracia al estilo occidental...
R. No creo que ¨¦se sea el ejemplo que debamos seguir. Somos una naci¨®n euroasi¨¢tica. Tenemos nuestras propias peculiaridades. Hoy no existe el equipo con el que Gorbachov empez¨®. Se han ido todos. Sin embargo, la vida no gira s¨®lo en torno a ¨¦l. Como iniciador del proceso de reformas est¨¢ absolutamente desbordado, le ha frenado el hecho de no haber podido encontrar apoyo en las fuerzas democr¨¢ticas, porque ¨¦stas no est¨¢n suficientemente unidas.
El S¨®viet Supremo es la prirriera fuerza de choque contra las fuerzas reaccionarias. Despu¨¦s de mucho debate, las fuerzas democr¨¢ticas han llegado a la conclusi¨®n de que es necesaria la unidad. Creo que estamos asistiendo a la formaci¨®n de un nuevo partido, bajo el posible liderazgo de Gavriil Popov, alcalde de Mosc¨². Los ¨²ltimos a?os en la URSS recuerdan una pendiente helada en donde todo resbalaba. Ni dem¨®cratas, ni conservadores, ni militares, ni gerite del aparato del partido han tenido todav¨ªa capacidad suficiente para cambiar la trayectoria. Es muy tr¨¢gico, pero es as¨ª.
P. Y en esta situaci¨®n, ?qu¨¦ representa Novedades de Mosc¨²?
R. Es la primera publicaci¨®n democr¨¢tica que sali¨® a la calle. Ahora hay muchos peri¨®dicos, mucha competencia. Con todo, ahora mismo tiramos 2,2 millones de ejemplares, y entre nuestros lectores hay muchos intelectuales. Tratamos de ser un peri¨®dico independiente y de llevar alguna luz a una situaci¨®n confusa. La sociedad democr¨¢tica es nuestra meta, y en cuanto a financiaci¨®n dependemos de las ventas y de la publicidad.
La base de la democracia
P. ?Hay represi¨®n contra la libertad de expresi¨®n?
R. La gl¨¢snost es la base de todos los principios dernocr¨¢ticos. Acabar con ella es acabar con todas las leyes democr¨¢ticas. Esto s¨®lo podr¨ªa ocurrir con un golpe de Estado. Y en este caso, la p¨¦rdida de la libertad de expresi¨®n no ser¨ªa la m¨¢s grave.
P. ?Es posible el golpe?
R. Todo es posible.
P. ?Con qu¨¦ problemas se enfrenta la prensa sovi¨¦tica?
R. Con el aspecto t¨¦cnico. Todas las publicaciones, incluida la nuestra, se imprimen en los talleres del PCUS, y esto impone timitaciones. Tenemos fonclos en rublos para montar nuestras propias imprentas, pero la dificultad est¨¢ en convertirlos en divisas, y si no podemos hacer esto es imposible tener nuestra prop¨ªa tecnolog¨ªa e independencia.
P. Quiz¨¢s tenga que ver con la grave situaci¨®n econ¨®mica...
R. En la URSS no existe econom¨ªa. Ha habido programas econ¨®micos, pero en este momento no hay ninguno. El antiguo r¨¦gimen se ha venido abajo. El paso a una nueva generaci¨®n se est¨¢ retrasando demasiado. La producci¨®n est¨¢ por los suelos. La gente que accede a la propiedad de la tierra no puede acceder a un tractor para cultivarla. Las fuerzas reaccionarias se esfuerzan por impedir que esto funcione. Los ¨²ltimos decretos del presidente de la URSS no han sido precisamente a favor del desarrollo econ¨®mico. A¨²n tenemos que llegar a una situaci¨®n peor que la actual para que se den las condiciones del cambio. El nuevo sistema exige la muerte del viejo, y ¨¦ste todav¨ªa est¨¢ en proceso de descomposici¨®n. En la primera etapa de la perestroika parec¨ªa que se pod¨ªa acabar con esto. Ahora vemos que no. Hay que adoptar decisiones muy graves. La gente est¨¢ muy cansada.
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