Desde la ¨®ptica de los perdedores
ENVIADO ESPECIALContar el final de una guerra desde la ¨®ptica de los perdedores es una cruel exhibici¨®n de las verg¨¹enzas de un indefenso. Los perdedores no tienen razones; simplemente pierden, abandonan sus pertrechos, se adecentan el uniforme, derraman unas l¨¢grimas y se recogen en una oraci¨®n. Los perdedores de una guerra bastante tienen con encajarlo. En esta guerra, hasta el d¨ªa de hoy, los principales perdedores s¨®lo han tenido tiempo de convencerse de que lo son.
Ser¨ªa mucho m¨¢s sencillo si, corno algunas versiones esquem¨¢ticas quieren sugerir, el derrotado fuese s¨®lo uno, estereotipado y aislado, el gran Sat¨¢n, el loco que ret¨® a la humanidad, el visionario descubierto en su trampa, el rufi¨¢n desarmado, en este caso Sadam Husein. Pero no es as¨ª. El no es el ¨²nico perdedor. En tan larga crisis el presidente iraqu¨ª ha arrastrado en su complicidad a otros pueblos y a otras causas que hoy comparten con ¨¦l la inapelable verdad del fracaso.
En realidad, el destino de Sadam Husein es lo que menos cuenta en estos momentos. Su suerte est¨¢ echada. Su propio pueblo o sus antiguos subordinados dar¨¢n cumplida cuenta de ¨¦l en el instante preciso.
El primer perdedor, Irak
Irak es el primer perdedor de esta guerra: el pa¨ªs m¨¢s desarrollado de Oriente Pr¨®ximo arrasado por las bombas de la coalici¨®n multinacional, miles de madres que han perdido a sus hijos. No importa si Sadam lo provoc¨®. La coalici¨®n los mat¨® y es dificil admitir que esa sangre haya sido derramada en vano. La guerra de 1967 tambi¨¦n fue una gran humillaci¨®n militar de los ¨¢rabes, pero en su sangre se engendr¨® todo el movimiento terrorista de los a?o setenta.Con Sadam pierde tambi¨¦n la minor¨ªa sun¨ª de Irak, la minor¨ªa que representa el sector del islam moderado y admisible en Occidente. Queda como alternativa la mayor¨ªa shi¨ª, la integrista, la enemiga de Arab¨ªa Saud¨ª y de Occidente. En el mundo ¨¢rabe, todo el malestar, toda la ansiedad, todo el deseo de venganza se canaliza a trav¨¦s del movimiento isl¨¢mico; ¨¦se es un hecho casi incontestable que seguramente no encontrar¨¢ excepci¨®n en esta guerra.
Con Sadam pierden los pueblos ¨¢rabes m¨¢s pobres. los movimientos m¨¢s marginados, los grupos m¨¢s radicales, todos los sectores m¨¢s capaces ele la futura desestabilizaci¨®n. Pierden los estudiantes egipcios opositores -que buscan consuelo en las mezquitas-, pierden los desheredados de Sud¨¢n y Yemen -que buscan con suelo en las mezquitas-, pierden los grupos religiosos que combaten la dictadura sir¨ªa -que, obviamente, buscan consuelo en las mezquitas- Con Sadam pierden los intelectuales moderados que so?aban con la unidad ¨¢rabe y otros movimientos nacionalistas que confiaban en un entendimiento con Occidente basado en el respeto mutuo. Quiz¨¢ ellos tambi¨¦n busquen consuelo en las mezquitas.
?ste es el caso de Jordania y de su reconocido monarca, el rey Hussein. Un cierto maquiavelismo occidental ha llevado a pensar que Hussein apoy¨® a Irak simplemente para evitar un golpe de Estado en su propro reino, pero eso ser¨ªa olvidar el papel que el rey -un convencido moderado y un freno del integrismo- ha jugado en los ¨²ltimos a?os como v¨ªa de comunicaci¨®n entre Occidente-Israel y los ¨¢rabes-palestinos. La derrota del rey Hussein es la p¨¦rdida de una gran baza para una soluci¨®n palestina
El eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil
Los palestinos, como siempre, son los que m¨¢s pierden, porque son el eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil y tambi¨¦n fueron los que m¨¢s apostaron en favor de Sadam Husein. La Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP) ha echado por tierra un lustro de trabajo en favor de la moderaci¨®n y del entendimiento con Occidente para apoyar a Irak.Puede que el nuevo orden les haga pagar por eso, sin tener en cuenta que cuando los palestinos hablan de la posibilidad de sustituir a Yasir Arafat no est¨¢n pensando en un dirigente m¨¢s prudente, y que cuando reconocen su der rota en esta guerra, no renuncian a su derecho a un Estado independiente. Para entender la fragilidad del orden impuesto por las armas en Oriente Pr¨®ximo basta hacer un repaso de los problemas pendientes. En realidad no es un intento nuevo. Desde la descolonizaci¨®n ya se hab¨ªa perseguido sin ¨¦xito en var¨ªas ocasiones la domesticaci¨®n de la regi¨®n por la fuerza.
Por el inmenso despliegue de tecnolog¨ªa puesto en acci¨®n, hay quien ha llamado a esta guerra la primera del siglo XXI, pero asimismo hay quien asegura que, fatalmente, la segunda guerra del mismo siglo se librar¨¢ tambi¨¦n en Oriente Pr¨®ximo.
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