A vueltas con la OLP

ENVIADO ESPECIALEl Likud, la coalici¨®n de derechas que dirige el Gobierno de Israel, tiene hoy m¨¢s argumentos que nunca: "La OLP es la partidaria m¨¢s devota de Sadam Husein, y no habr¨¢ lugar para ella en ning¨²n proceso orientado a la coexistencia", declar¨® el primer ministro, Isaac Shamir, en la tercera semana de la guerra. El Partido Laborista no ha cambiado su disposici¨®n a dialogar con representantes oficiosos de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina, pero tambi¨¦n saca sus conclusiones: "Hay que explotar el fracaso adicional de Arafat y de su juego", ha afirmado Isaac Rabin, n¨²mero dos de la oposici¨®n mayoritaria.

Incluso en la izquierda m¨¢s minoritaria ha surgido una nuevresistencia a hablar con la gente de Arafat: "No tengo dudas de que la OLP va a ser un interlocutor, pero el problema es qui¨¦n va a dirigirla. Espero que la gente de los territorios tenga un peso cada vez mayor frente a la direcci¨®n tradicional", ha dicho Dedi Zucker, l¨ªder del Movimiento de los Derecho Ciudadanos (RATZ).Entre los palestinos la duda es inexistente. "Ninguna fuerza que quiera resolver pol¨ªticamente los problemas de esta zona puede prescindir de la OLP", ha afirmado Faisal al Husseini, uno de los l¨ªderes m¨¢s s¨®lidos de los territorios, que a?ade: "Arafat nunca ha teni do tanto apoyo entre los palestinos como hoy".

Salim Tamari, profesor de Sociolog¨ªa de la Universidad palestina de Bir Zeit, llega a conclusiones parecidas: "Hay dos fuerzas alternativas a la OLP: los projordanos tradicionales y los fundamentalistas de Hamas. Los primeros, que son los l¨ªderes tradicionales, los terratenientes y los exportadores agr¨ªcolas del West Bank (la orilla derecha del Jord¨¢n, es decir Cisjordania), no cuentan, porque fueron neutralizados pol¨ªticamente o absorbidos por la OLP cuando ¨¦sta se estableci¨® en esa zona, tras su expulsi¨®n de L¨ªbano en 1982. En cuanto a Hamas, ser¨ªa un interlocutor mucho m¨¢s duro, porque nunca ha aceptado la existencia de Israel".

Los servicios de seguridad israel¨ªes trataron de utilizar en los a?os setenta a Hamas, que compite fundamentalmente con Al Fatah, la derecha de la OLP, en las zonas m¨¢s pobres de Gaza y en los campos de refugiados de Cisjordania. Pero el movimiento isl¨¢mico adopt¨® un perfil muy pol¨ªtico durante los cuatro a?os de Intifada, y es percibido ahora por Israel como una gran amenaza. Sus dirigentes, la mayor¨ªa encarcelados, vienen a representar, seg¨²n diversas fuentes, a un 25% de la poblaci¨®n de los territorios.

El profesor Tamari tiende, por otra parte, a pensar que Arafat seguir¨¢ siendo el l¨ªder de la OLP, aunque el desenlace de la guerra no le favorezca: "Es dif¨ªcil decir lo que ocurrir¨¢, pero Arafat ha sido siempre un hombre de compromiso. No tiene poder en el aparato de la organizaci¨®n, y su fuerza responde al hecho de que es el com¨²n denominador entre la derecha y la izquierda. En cualquier caso, los que quieren que desaparezca de la escena se llevar¨¢n un desencanto, porque Arafat es m¨¢s negociador que cualquiera que le sustituya".

La pretensi¨®n de negociar con los llamados l¨ªderes del interior, al margen de la OLP, le parece a Salim Tamari superflua: "Lo que todo el espectro pol¨ªtico israel¨ª, desde los m¨¢s liberales hasta la derecha m¨¢s tozuda, rechaza en el fondo es negociar con la naci¨®n palestina. La OLP no es un partido pol¨ªtico, es el movimiento de liberaci¨®n nacional, y seguir¨ªan rechaz¨¢ndolo aunque en lugar de Arafat se pusiera como l¨ªder a la madre Teresa de Calcuta. Como alternativa, plantean una negociaci¨®n con los l¨ªderes que llaman locales, porquecreen que representan la concepci¨®n tribal que ellos tienen del pueblo palestino. Pero ni Faisal al Huseini, ni Sari Nusse¨ªbeh, ni ninguno de estos dirigentes ser¨ªan nada sin el apoyo de la OLP. Su capacidad de movilizaci¨®n propia es muy limitada".

Nuevas presiones

Hashem Mohamid, diputado ¨¢rabe en la Knesset (Parlamento israel¨ª) por el grupo Jadash, de tendencia comunista, da un paso m¨¢s con la libertad del que no puede practicar una pol¨ªtica program¨¢tica: "El problema es que Israel no aceptar¨¢ nunca a representantes genuinos del pueblo palestino".Palestinos e israel¨ªes son conscientes de que la posguerra traer¨¢ nuevas presiones para una soluci¨®n negociada. El plan trazado por el Gobierno de unidad nacional en 1989, que el actual Gabinete dice seguir asumiendo, con sus elecciones para un autogobierno limitado de los territorios y la posterior negociaci¨®n de una "soluci¨®n definitiva", es considerado como un punto suficiente de partida por los palestinos, que tambi¨¦n se muestran abiertos a su desmilitarizaci¨®n.

Pero las perspectivas son escasamente halag¨¹e?as. El problema de la representatividad puede ser el primero de una larga cola de escollos reales o inventados. Isaac Shamir se muestra cerrado a cualquier concesi¨®n, mientras su ministro de la Vivienda, Ariel Sharon, sigue promoviendo el asentamiento ilegal de colonos israel¨ªes en Jerusal¨¦n Este y en los territorios. Simon Peres, el l¨ªder laborista, protesta y prepara su propio plan de paz.

El profesor Tamari no es optimista y prev¨¦ un recrudecimiento de la Intifada con nuevas t¨¢cticas, porque ni los apedreamientos ni el cierre de comercios le parecen adecuados para la nueva etapa. "No veo la paz para antes de 20 a?os", concluye.