Heridos, s¨ª
Herir al enemigo, en lugar de matarlo, es el objetivo primordial de la nueva generaci¨®n de armas norteamericanas. Pero no hay que herirle de cualquier forma. Volarle un brazo o una pierna no es suficiente -revelaba Los Angeles Times en v¨ªspera del alto el fuego-, sino que hay que alcanzarle con sa?a en ese 20% de su cuerpo donde se alojan los ¨®rganos vitales. Lo ideal son peque?as heridas en estos ¨®rganos (cerebro, h¨ªgado u otras gl¨¢ndulas), en lugar de grandes en las restantes partes del organismo.Un herido en el campo de batalla crea un problema log¨ªstico al exigir transporte y atenciones m¨¦dicas costosas, mientras que un cad¨¢ver s¨®lo pide la pala del sepulturero.
El 60% de todas las muertes en una guerra las ocasiona la artiller¨ªa; por tanto, hab¨ªa que elevar su calidad y precisi¨®n tecnol¨®gica.
Entonces, han aparecido Adam, Betty y Beehive, las tres nuevas joyas de la colecci¨®n. Adam es un proyect¨ªl electr¨®nicamente avanzado que busca el h¨ªgado del soldado enemigo. Betty explota a la altura de la ingle y afecta a los ¨®rganos vecinos. Beehive lanza a enorme velocidad 8.800 diminutos dardos como hojas de afeitar que ocasionan heridas muy profundas de imposible curaci¨®n.
Naturalmente, estos soldados acabar¨¢n muriendo, pero no en el acto, sino despu¨¦s de una lenta y dolorosa agon¨ªa que desmoraliza a las tropas y dispara los gastos b¨¦licos.
Nada se ha improvisado. Para la experimentaci¨®n de estas armas se utilizaron en California machos cabr¨ªos, ya que su estructura interna es similar a la humana y adem¨¢s s¨®lo cuestan 10 d¨®lares por cabeza.
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