Los alumnos preguntan al maestro
Los alumnos de la Complutense, que acudieron ayer en masa a escuchar a John Kenneth Galbraith, se lo pasaron muy bien con el maestro. Eran 2.000 los estudiantes congregados en el anfiteatro Ram¨®n y Cajal de la Facultad de Medicina y 237 de ellos le hicieron preguntas. El maestro estaba encantado. Dijo, desde el principio, que no se le tomara en serio, y para expresar su capacidad de iron¨ªa, record¨® que hace a?o y medio, en Alemania, predijo lo que iba a pasar luego en el Este de Europa. Desde entonces reitera a los descre¨ªdos que fue por lo que ¨¦l dijo que cambi¨® de esta manera el porvenir de la parte Este de Europa.Alto, como un personaje de Joyce, el profesor Galbraith se someti¨® a los alumnos como un maestro de Harvard. Distendido, vestido de gris, sonriente y a veces un poco fatigado, respondi¨® a 20 de las 237 preguntas que se fueron amontonando sobre la mesa presidencial. Le preguntaron de todo. La primera cuesti¨®n que le plante¨® un alumno fue sobre si le hab¨ªa dado consejos al presidente Felipe Gonz¨¢lez sobre el porvenir econ¨®mico de Espa?a. Se ech¨® a reir. Vino a Espa?a a hablar de Estados Unidos. Luego, hubo preguntas que no llegaron a sus o¨ªdos pero que los alumnos fueron desgranando poco a poco sobre la mesa. Algunas de ellas eran melanc¨®licas: "?A qu¨¦ cree usted que evolucionar¨¢ esta humanidad que ha perdido el sentido de ser dignos?". "?Es que ning¨²n economista va a transmitir que, finalmente, la guerra se hace para obtener beneficios econ¨®micos?". "?C¨®mo podr¨ªa el profesor Galbraith ayudarnos a eliminar el sentimiento de que una guerra o una destrucci¨®n por causas naturales es la ¨²nica salida en la fase recesiva del ciclo econ¨®mico capitalista?". Los profesores tambi¨¦n preguntaron. Ram¨®n Tamames, por ejemplo, le pregunt¨® en ingl¨¦s, y por escrito, como todos los dem¨¢s. Quer¨ªa saber el autor de La estructura econ¨®mica de Espa?a si corresponde a la realidad posible la voluntad norteamericana de convertirse en l¨ªder global de Europa. A la mayor parte de las cuestiones el profesor Galbraith respondi¨® en el estilo que fue propio del personaje que hace Peter Sellers en la pel¨ªcula Bienvenido Mr. Chance: con iron¨ªa y con sobreentendidos. Record¨® que un personaje norteamericano hab¨ªa explicado una vez que el desempleo se produce porque hay muchas personas que no tienen trabajo. Se?al¨® que una de las doctrinas que hab¨ªa asumido Ronald Reagan en su ¨¦poca de presidente era que a los ricos hab¨ªa que darles m¨¢s dinero porque lo necesitaban m¨¢s que los pobres.
El profesor Galbraith fue escuchado con atenci¨®n silenciosa por los 2.000 alumnos presentes. Le aplaudieron dos o tres veces. Cuando habl¨® de la guerra, y de que hab¨ªa que acabar con el armamentismo, fue una de ellas. Se rieron mucho con ¨¦l cuando llam¨® "madre jubilada" a la se?ora Thatcher y destacaron al final de su conf¨¦rencia la sencillez con la que la. hab¨ªa dado. ?l agradeci¨® la ovaci¨®n poni¨¦ndose de pie, abroch¨¢ndose su chaqueta gris; y acarici¨¢ndose levemente el pelo blanco para significar la magnitud de la honra que sent¨ªa. Lo dijo tambi¨¦n con palabras: "La verdad es que disfruto del papel b¨ªblico de ser profeta lejos de mi tierra".
A la salida unos alumnos; defin¨ªan lo que hab¨ªan escuchado. La falta de envaramiento del profesor de Harvard, sus cr¨ªticas mordaces a Ronald Reagan y a Margaret Thatcher, la capacidad de iron¨ªa y el realismo pesimista sobre el porvenir del capitalismo salvaje, eran. los res¨²menes de algunos de los estudiantes de Econ¨®micas que estuvieron oy¨¦ndole. Para el propio Galbraith, que no lleg¨® a conocer las 237 preguntas que: le hicieron, la ocasi¨®n le produjo una sensaci¨®n que le rejuvenece, seg¨²n ¨¦l: "Es como si hubiera vuelto al aula". Para los alumnos Galbraith ha roto el sue?o americano.
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