Proveedores de la Real Casa
En Madrid subsisten 16 firmas comerciales que ostentan el t¨ªtulo, concedido por la reina Mar¨ªa Cristina, y el rey Alfonso XIII
Tiendas que hoy atienden a un yuppie, un turista japon¨¦s o un ama de casa estresada tuvieron reyes como clientes fijos. Carne, plata, turrones y perfumes se sirvieron hace un siglo a la Casa Real, en ocasiones desde los mismos establecimientos que hoy regentan los sucesores de los fundadores de 16 comercios madrile?os, como el de capas de los Sese?a, que sirvi¨® a Alfonso XIII y ha puesto la misma prenda a Tina Turner y Michael Jackson.
"Capas, de 25 a 500 pesetas", dice el anuncio de primeros de siglo que se exhibe en el establecimiento junto al t¨ªtulo que acredit¨® a los Sese?a como proveedores de Alfonso XIII. Desde entonces la tienda mantiene los mismos mostradores de madera, el espejo de tres cuerpos y las l¨¢mparas de globos de cristal que se instalaron a principios de siglo. "Lo ¨²nico que ha cambiado son las perchas", dice el encargado de la tienda, Florencio C¨®rdoba. Las perchas, y los precios, porque una capa cuesta ahora entre 35.000 y 80.000 pesetas.Florencio trabaja en la tienda hace 25 a?os vendiendo capas. Tambi¨¦n oficia de gu¨ªa tur¨ªstico, explicando la historia de la tienda mientras va de la hornacina donde se exhiben recuerdos a lo ¨¢lbumes, que re¨²nen primorosamente facturas ilustres y recortes de peri¨®dico.
Detr¨¢s de uno de los mostradores est¨¢ la cavidad de la pared que se ha convertido en altar de la historia del establecimiento a base de recortes antiguos y fotograf¨ªas en las que se muestra a ilustres portadores de capa, incluida la diosa Cibeles. La estatua madrile?a apareci¨® una fr¨ªa ma?ana de 1928 cubierta con esa prenda, ocurrencia atribuida a los Sese?a como reclamo publicitario, seg¨²n comenta Florencio.
El ¨¢lbum le recuerda a Florencio C¨®rdoba que tambi¨¦n han lucido capas de Sese?a el rey Juan Carlos y la reina Sof¨ªa, lo pr¨ªncipes de Gales, Enrique Tierno Galv¨¢n, Camilo Jos¨¦ Cela Mario Soares y hasta Tina Turner y Michael Jackson.
Herederos reales
Adem¨¢s de los proveedores de ropa, como Sese?a o Loewe, obtuvieron el mismo trato real otros establecimientos madrile?os que tambi¨¦n han llegado a centenarios conservando el negocio. Aunque en los archivos de palacio consta que muchos proveedores reales eran zapateros y peluqueros, los que subsisten hoy mantienen otras ocupaciones: instalaci¨®n de cocinas, as censores, perfumer¨ªa, mercer¨ªa alimentaci¨®n -coloniales, pescader¨ªa, dulces y carnicer¨ªa-, y el resto, joyer¨ªa. Algunas plater¨ªas y la tienda de turrones de los sucesores de Luis Mira conservan, como Sese?a, los locales originales. Casi todos siguen en manos de los descendientes de los fundadores.La carnicer¨ªa de los herederos de Lechuga se traslad¨® unos metros en la calle Mayor, pero Honorio, actual propietario, conserva fotograf¨ªas y peri¨®dicos de los primeros tiempos del establecimiento de su abuelo. Nieves es administrativa de la empresa y trabaja hace 40 a?os en una peque?a oficina de la propia carnicer¨ªa. "Anda que no he puesto yo dinero para bodas", dice para demostrar su veteran¨ªa.
El compa?ero de oficina de Nieves, Antonio, muestra un peri¨®dico de 1906 dotide se da cuenta de la carne que Lechuga sirvi¨® en un banquete presidido por la reina Mar¨ªa Cristina "al que asisti¨® el rey Alfonso XIII". En total, 20 kilos de carne, ternera y tapa, a 2,80 pesetas el kilo, y 10 sillas de ternera -dos chuletas unidas- a cuatro pesetas cada una.
Plateros y joyeros son los proveedores que en mayor n¨²mero se han mantenido a lo largo del tiempo. Uno de ellos, con f¨¢brica propia, distribuye vajillas, juegos de caf¨¦, cuberter¨ªas y soperas a otros tambi¨¦n antiguos suministradores de la Casa Real. Gracia Sierra y su hermano tienen menos de 30 a?os y dirigen ahora la f¨¢brica de los Espu?es.
Gracia comenta que antiguamente cada rey encargaba su propia cuberter¨ªa de plata, para unas 400 personas. Pero explica que aunque no hay ese tipo de encargos, el negocio se ha mantenido por la distribuci¨®n a tiendas y las ventas a marqueses y banqueros. La empresa, que lleg¨® a tener 148 trabajadores, ocupa hoy a s¨®lo 48 empleados.
En la misma planta donde se encuentran las oficinas, una docena de hombres trabaja la plata. El tiempo se ha parado en la puerta de acceso a las distintas dependencias de los talleres. Mesas de madera repletas de piezas sin terminar y de buriles de todos los tama?os. Un aprendiz trabaja minuciosamente lo que sera un azucarero, y cerca de ¨¦l un hombre ya veterano termina los cuchillos, que alinea contra la pared atrapados en pinzas de madera, de las de colgar la ropa.
El piso de abajo parece un bosque de esculturas modernistas. Son las m¨¢quinas, pr¨¢cticamente las primeras, que se utilizan para prensar la plata, dar forma a los cuchillos, tenedores... Al fondo de la nave, un cuarto tapizado del suelo al techo, con troqueles que muestran mil formas de cucharillas, cucharas, tenedores y cuchillos. Desde la puerta se ve una luz roja parpadeante que devuelve al presente. Son los n¨²meros encendidos de una peque?a b¨¢scula digital.
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