Ferm¨ªn Cacho, medalla de plata en los 1.500
Ferm¨ªn Cacho atrap¨® el segundo puesto en la final de los 1.500 metros, una carrera que discurri¨® muy lineal, dominada con gran autoridad por el argelino Nourredine Morceli, la nueva sensaci¨®n del medio fondo. Por encima de cualquier otra lectura, la prueba revel¨® el acceso al poder de una nueva generaci¨®n de especialistas. Uno de ellos -Morceli-es un astro; otro, Cacho, es un guerrero del medio fondo. S¨®lo falt¨® el keniano Wilfred Kirochi para completar el triunfo del terceto de Sudbury, los tres hombres que dominaron el Mundial junior hace tres a?os.
Cacho afronta las carreras con una mentalidad adolescente. Dispone todav¨ªa de una ingenuidad que le alivia de cualquier presi¨®n. Su ataque es directo. Los rivales forman parte del paisaje para Cacho. De ninguna manera, este atleta los convierte en una amenaza insuperable. Es su car¨¢cter, y probablemente su salvoconducto para una larga carrera en el atletismo.Su aparici¨®n salva al medio fondo espa?ol de una transici¨®n dif¨ªcil. Posee casi todas las cualidades de los buenos atletas: es duro, conoce sus limitaciones y tiene la voluntad para progresar en la selva del medio fondo. Su ¨²ltima garant¨ªa es la juventud: s¨®lo cuenta 22 a?os.
La probabilidad de una victoria sobre Morceli era muy lejana. Morcell aventaja a Cacho en talento natural y tambi¨¦n dispone de la tenacidad para instalarse en la cima deI atletismo. La suma de todas sus cualidades le han convertido en una estrella, categor¨ªa que no alcanza Ferm¨ªn Cacho por el momento.
Morceli es, sin duda, el ¨²ltimo prodigio del medio fondo, por encima del italiano Di N¨¢poli y del keniano Kerochi. Su dominio de la t¨¦cnica de la carrera de 1.500 comienza a ser ejemplar. Le conviene cualquier ritmo, aunque prefiere el paso ligero, quiz¨¢ porque a¨²n no est¨¢ seguro de batir a los grandes en un duelo final de 100 metros.
En la final de Sevilla corri¨® con una facilidad apabullante. La carrera sali¨® lent¨ªsima, a paso de jubilado. Ferm¨ªn Cacho dirigi¨® el grupo durante los 200 primeros metros, m¨¢s que nada por evitar los codazos. A Morceli le pareci¨® que el tran tran era rid¨ªculo.
Inmediatamente se puso en cabeza, pero en lugar de someter la carrera a un aceler¨®n, el mediofondista argelino prefiri¨® dictar todas las maniobras seg¨²n su conveniencia, siempre con una gran sutileza. Cacho se situ¨® a su espalda. Durante un buen trecho, pareci¨® que no suced¨ªa nada, y probablemente era cierto.
La presi¨®n de Morceli sobre el grupo era progresiva. Situado en la cabeza, recordaba la estampa del joven Auita, igual de inmutable y leve. Sobre Auita, Morceli tiene una mayor naturalidad en el paso. Es igual de escurrido y quiz¨¢ no posea unas piernas tan infinitas como las del pr¨ªncipe marroqu¨ª. Pero puesto en la balanza, Morceli no desmerece en punto alguno de Auita.
Durante toda la carrera, la sensaci¨®n general era que no hab¨ªa otro ganador que el joven argelino. Esa impresi¨®n de dominio s¨®lo la ofrecen los elegidos. Aulta ha tenido esa rara cualidad; Coe y Ovett, tambi¨¦n. Morceli pertenece a esa raza de ganadores. Basta con verle deslizarse sobre la pista. Todo lo que hizo Morceli durante la final fue apurar el paso y no preocuparse por nada de lo que suced¨ªa detr¨¢s.
Pas¨® los 800 metros en 2.04 minutos, un registro para cadetes. Pero desde ese momento, su velocidad comenz¨® a crecer, casi de forma imperceptible. Cacho tiraba detr¨¢s. Por un momento, pareci¨® que el equilibrio se romp¨ªa. El estadounidense Atkinson sobrepas¨® a Cacho en los 900 metros. El espa?ol evit¨® las complicaciones de inmediato. Reaccion¨® con dureza y volvi¨® a colocarse tras Morceli.
Batir de palmas
En las gradas comenzaban a batirse las palmas y el estruendo creci¨®. Cacho busc¨® entonces la posibilidad de rebasar a Morceli, pero el argelino era una seda inalcanzable. El ¨²ltimo cambio de ritmo de Morceli fue definitivo. Se despeg¨® con una ligereza espectacular y se fue hacia la llegada sin ninguna oposici¨®n.Cacho consider¨® que su situac¨ª¨®n era magn¨ªfica y no intent¨® el imposible de rebasar al atleta argelino. A su espalda, ten¨ªa al portugu¨¦s Mario Silva, un experto en birlar posiciones de tapadillo en los ¨²ltimos metros. Esta vez no pudo conseguirlo. Cacho permaneci¨® firme en la ¨²ltima vuelta. Su segundo puesto era definitivo. Cuando Morceli y el espa?ol saludaron a los espectadores en la vuelta de honor, en el ambiente se sinti¨® que una nueva generaci¨®n ha comenzado a tomar las riendas del medio fondo.
Ferm¨ªn Cacho, visiblemente satisfecho, consider¨® que su medalla hab¨ªa sido el premio a su trabajo y esfuerzo. El atleta espa?ol, con un tiempo de 3.42,68, marca ligeramente superior a su r¨¦cord de Espa?a, confes¨® que hab¨ªa estudiado bien la carrera, seg¨²n informa Santiago Rold¨¢n. "Morceli quiso romper desde el principio, pero me coloqu¨¦ detr¨¢s y estuve atento a sus evoluciones para poder seguir su ritmo. Al final, logr¨¦ el premio de la medalla de plata", coment¨®.
El nuevo subcampe¨®n mundial de los 1.500 metros en pista cubierta elogi¨® la, actitud del p¨²blico de Sevilla: "Con su forma de animarte pone la carne de gallina. Por eso, este triunfo tambi¨¦n va dedicado a ¨¦l".
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