Peque?o arte imitativo

Este autor popular de Broadway -donde un teatro lleva su nombre-, Neil Simon, suele tener un importante ¨¦xito al a?o: este Est¨¢n tocando nuestra canci¨®n es el de 1979. Creo que desde entonces buscan la manera de hacerlo muchas parejas de actores en Espa?a, por sus varias tentaciones: s¨®lo dos personajes -y un peque?o coro de tres + tres-, una escenograf¨ªa barata y unas canciones sencillas, de Marvin Hamlisch. Luego no resulta tan f¨¢cil: la pareja tiene que divertir al p¨²blico durante tres horas con una historieta t¨®pica y reiterativa: a base de di¨¢logo.La hacen, por fin, Angels Gonyalons y Pep Anton Mu?oz, dirigidos por Ricard Reguant. Llega algo tarde: ahora suena a serie B de la televisi¨®n norteamericana, a lo que contribuye mucho el sonido de los micr¨®fonos; c¨®mo desprestigia la m¨²sica grabada. El texto est¨¢ traducido por Jos¨¦ Mar¨ªa Pou y conserva en castellano el ingenio original; el chico y la chica lo dicen velozmente, con ritmo. Chico y chica: dos neur¨®ticos, dos hist¨¦ricos, neoyorquinos, exasperantes. Todo el tiempo se trata de saber si se acostar¨¢n o no, lo cual los dos desean, pero, como requiere el t¨®pico, lo dificultan ellos mismos. Inevitablemente, la situaci¨®n llega al s¨ª; luego, a la separaci¨®n -la histeria no cesa: realmente son insoportables-, y al reencuentro. Podr¨ªa seguir as¨ª muchas horas m¨¢s. La condici¨®n de arte imitativo -decorado, trajes, acci¨®n, chistes- dentro de lo conocido no priva a los dos actores de mostrar su calidad, su gran soltura.