La 'pax americana' que teme Israel

EE UU abriga la esperanza de que la guerra del Golfo pueda servir de catalizador para iniciar un proceso de negociaci¨®n a varias bandas, cuyo objetivo final ser¨ªa el establecimiento de las bases para conseguir una paz duradera en la explosiva regi¨®n de Oriente Pr¨®ximo.El objetivo del viaje que realiza el secretario de Estado norteamericano, James Baker, por la zona no persigue ¨¦xitos espectaculares, imposibles de alcanzar donde los extremismos ahogan cualquier moderaci¨®n, sino que busca la iniciaci¨®n de un di¨¢logo entre los protagonistas del drama de Oriente Pr¨®ximo.

El principio de su viaje no ha podido ser m¨¢s prometedor. Baker se entrevist¨® en Riad con los ministros de Exteriores de los seis pa¨ªses del Consejo de Cooperaci¨®n del Golfo -Arabia Saudi, Kuwait, Emiratos ?rabes Unidos, Bahrein, Om¨¢n y Qatar-, a los que se les unieron Egipto y Siria, y consigui¨® su acuerdo para el plan de actuaci¨®n para Oriente Pr¨®ximo enunciado por el presidente Bush.

El plan contempla un acuerdo de seguridad regional para la zona, el fomento de la cooperaci¨®n econ¨®mica entre los pa¨ªses ¨¢rabes que participaron en la coalici¨®n antliraqu¨ª, el fin de la proliferaci¨®n de armamentos y la soluci¨®n del problema ¨¢rabe-israel¨ª, nudo gordiano de los problemas de Oriente Pr¨®ximo.

El acuerdo entre los ocho pa¨ªses y EE UU tiene la virtud de definir por primera vez el papel de Washington a trav¨¦s de una presencia naval y a¨¦rea incrementada en el Golfo y de constatar, tambi¨¦n por vez primera, el alineamiento declarado de Siria con las posiciones de los pa¨ªses ¨¢rabes prooccidentales.

En el espinoso tema del conflicto ¨¢rabe-israel¨ª, los ocho pa¨ªses mantienen la postura ¨¢rabe favorable a la celebraci¨®n de una conferencia internacional bajo los auspicios de la ONU, como "foro apropiado", pero no rechazan otras posibilidades, como la expuesta sorprendentemente por Israel el pasado viernes, de celebrar una conferencia regional.

La escala m¨¢s dif¨ªcil de Baker ha sido Jerusal¨¦n, donde el Gobiemo israel¨ª, que esperaba parabienes por su actitud en la guerra del Golfo, se apresur¨® a expresar su agria sorpresa por el discurso pronunciado la pasada semana ante el Congreso, en el que George Bush pidi¨® la apertura de negociaciones ¨¢rabe-israel¨ªes sobre la base de las resoluciones 242 y 338 de la ONU, y parti¨¦ndo de la premisa paz a cambio de territorio, anatema para el Gobierno de Shamir.

Baker, que realiza su primera visita a Israel en los dos a?os largos que lleva en su cargo, ha declarado que no tiene intenci¨®n de presionar al Gobierno israel¨ª, pero su entrevista con l¨ªderes palestinos de los territorios ocupados es lo suficientemente ilustrativa de los deseos de Washington: una reanudaci¨®n inmediata de las conversaciones directas entre Israel y los l¨ªderes de esos territorios -sin interferencia de Arafat- para discutir una autonom¨ªa palestina en Cisjordania y Gaza.

En la misma l¨ªnea que la seguida por los dos bloques antag¨®nicos en Europa despu¨¦s de la firma del Acta Final de Helsinki, EE UU persigue en Oriente Pr¨®ximo la creaci¨®n de la suficiente confianza entre las partes a trav¨¦s de peque?os logros que hagan posible en el futuro el di¨¢logo entre ¨¢rabes e israel¨ªes. Entre esas medidas, se encuentran la notificaci¨®n previa de maniobras militares en la regi¨®n; el intercambio de prisioneros ¨¢rabes e israel¨ªes; una suavizaci¨®n de las restricciones para viajar a los territorios ocupados, y un replanteamiento de la financiaci¨®n de los pa¨ªses del Golfo a los palestinos, hasta ahora encauzada ¨²nicamente a trav¨¦s de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina.