Se anuncia una cola
Antes, en Espa?a, los ciudadanos hac¨ªan cola para ir al f¨²tbol y para pagar la contribuci¨®n o hacerse el DNI. Ahora hacen tambi¨¦n cola para ver las exposiciones de pintura, por ejemplo, y se ha hecho tan europeo el modo de hacer cola que ya no hay impacientes esperando: la gente se pone de pie, unos junto a otros, y viven la experiencia de la cola como si esperaran algo. Al final tienen un cup¨®n, un billete de loter¨ªa, o un cuadro, o una pel¨ªcula, una obra de teatro, un libro, y de nuevo hacen cola para pagar o para Irse. La vida es una sucesi¨®n interminable de colas que, s ustedes permiten, acaba con la cola que se hace en el propio cementerio para dar el p¨¦same a los deudos.Se hace cola para tantas cosas que a veces Madrid, y cualquier ciudad grande, parece hecha de colas. Colas en el metro, colas en los grandes almacenes, colas para esperar el autob¨²s, colas para vernos las caras.
Ahora mismo vengo de ver una cola: fue en Sevilla y era ins¨®lita: la gente hac¨ªa cola para ver los cuadros de Vald¨¦s Leal en el Museo de Bellas Artes. Ese pintor tremendo que puso los vicios y las virtudes en un ata¨²d abierto y nos dej¨® la sensaci¨®n de que ni m¨¢s ni menos la nada est¨¢ en el lado del medio de la cola de la vida.
La cola va a desplazarse a Madrid dentro de nada, y veremos en el Museo del Prado colas de gente que no sabe que va a ver a Vald¨¦s Leal y saldr¨¢ luego con los ojos perturbados por esa visi¨®n inesperada de la muerte.
Haremos cola enseguida para casi todo. El a?o que viene, por ejemplo. Ya estamos haciendo cola para el a?o que viene. Ya est¨¢n a la venta las entradas para el a?o que viene: es la primera vez en la historia espa?ola que pagamos con tanta antelaci¨®n lo que vamos a ver a un a?o vista. La gente hace cola para comprar las entradas de la Expo, y hay bancos que han puesto oficinas especiales para vendernos la posibilidad de ir a los Juegos Ol¨ªmpicos. El hotel de la Expo, en Sevilla, sin ir m¨¢s lejos, ya hace que la gente guarde cola para quedarse all¨ª el a?o que viene.
Entusiasmo infantil
La vida es una cola larga y blanca sobre la que pisamos con los otros. Hacemos cola para tantas cosas que cuando no hacemos cola vamos a cualquier oficina que nos faculte folletos en los que hay todas las incitaciones posibles para hacer cola.
Estamos cansados de hacer colas. ?Y qu¨¦ podemos hacer para evitarlo? La civilizaci¨®n urbana tiene tantos recovecos, es tan vieja la vida que incluso hay que hacer cola para verla, como si fuera un objeto de museo, situada ah¨ª, al final de una calle que se ve borrosa.
Hace un a?o, o dos, Madrid tuvo una cola ins¨®lita, que fue la cola para ver a Vel¨¢zquez: ya estaba en el Museo del Prado de mucho antes, pero cuando la gente vio que hab¨ªa que hacer cola para verle de nuevo, se puso a ello con el entusiasmo de los ni?os que acaban de llegar en autob¨²s a la excursi¨®n de Cuenca.
La vida es estar en una cola y llegar al final sin perder la compostura. El catedr¨¢tico espa?ol Ram¨®n Tamames, a quien una vez vi hacer cola para ir al cine, dec¨ªa que era mejor perder el tren que perder la l¨ªnea. Perder la l¨ªnea en la cola es a¨²n peor. He visto hacer cola al presidente de la Audiencia y al ministro de Justicia, y una vez vi hacer cola al que entonces era pr¨ªncipe de Espa?a y ahora es Rey. Llevaba en ese momento un plato en la mano y esperaba cola para que le sirvieran lechuga.
Aqu¨ª ha hecho cola todo el mundo y los a?os venideros traer¨¢n mucha cola.
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