"Es importante que Europa tenga una pol¨ªtica exterior com¨²n"
La prensa francesa la llama madame Europe y la presenta como la estrella ascendente de las personalidades pol¨ªticas femeninas de la d¨¦cada presidencial de Mitterrand. Elisabeth Guigou, ministra francesa de Asuntos Europeos, en su moderno despacho del viejo Quai d'Orsay, escruta con sus ojos azules los ojos de su interlocutor y expresa su firme confianza en Europa. La guerra del Golfo, piensa, ha probado lo bien fundado de los argumentos de quienes, como Fran?ois Mitterrand, Helmut Kohl o Felipe Gonz¨¢lez, ya postulaban el a?o pasado la necesidad de avanzar en los terrenos de una ciudadan¨ªa europea y una pol¨ªtica exterior y de defensa comunes.
Elisabeth Guigou, una economista de 43 a?os, casada y madre de un hijo, tras una d¨¦cada de trabajo en los Gabinetes de Jacques Delors y Mitterrand, es, desde el pasado octubre, la ministra francesa de Asuntos Europeos.El semanario brit¨¢nico The European la acaba de denominar "la Kim Basinger del Gabinete franc¨¦s" y tambi¨¦n "la calculadora de bolsillo de Mitterrand". Elisabeth Guigou es, en efecto, tan hermosa y elegante como eficaz a la hora de las cuentas e implacable durante las negociaciones comunitarias.
Pregunta. El Reino Unido y Francia han participado directamente en la guerra contra Irak, pero Europa, como conjunto, no ha existido en los ¨²ltimos meses. ?Qu¨¦ razones tiene usted para seguir creyendo en Europa?
Respuesta. Era dif¨ªcil que la Comunidad Europea se expresara como tal en esta crisis cuando todav¨ªa no tiene estructuras, ni competencias en materia de pol¨ªtica exterior, y menos a¨²n, en el terreno mil?tar. No se puede reprochar a la CE no haber hecho algo para lo que no estaba preparada. Esa es la raz¨®n por la que Fran?ois Mitterrand y Helmut Kohl propusieron en abril del a?o pasado una conferencia sobre la uni¨®n pol¨ªtica, convocada por los Doce en junio. Empezamos los trabajos en diciembre, insistiendo en dos temas: La ciudadan¨ªa europea, propuesta por Felipe Gonz¨¢lez, y la pol¨ªtica exterior y de seguridad com¨²n. Me parece que la decepci¨®n provocada por la inexistencia de la Europa pol¨ªtica durante la crisis del Golfo es una prueba de lo bien fundado de nuestra voluntad de construirla y una raz¨®n suplementaria para hacerlo. La guerra del Golfo demostr¨® la necesidad de la uni¨®n de Europa.
Diplomacia com¨²n
P. Pero es grave que Europa no aprovechara la crisis para avanzar en esos medios pol¨ªticos y militares de los que carece.
R. No estoy de acuerdo con ese an¨¢lisis. Teniendo en cuenta las estructuras y competencias que ten¨ªamos, hemos hecho muchas cosas. Desde el 4 de agosto -dos d¨ªas despu¨¦s de la invasi¨®n de Kuwait y dos d¨ªas antes que las Naciones Unidas-, los europeos decretamos el embargo contra Irak. Despu¨¦s coordinamos nuestras fuerzas navales en el marco de la Uni¨®n Europea Occidental (UEO). ?stas han controlado el 66% de los barcos que navegaban por la regi¨®n del Golfo, m¨¢s de 15.000 nav¨ªos. Hemos dado una ayuda financiera de m¨¢s de 10.000 millones de francos [unos 200.000 millones de pesetas] a Egipto, Turqu¨ªa, Jordania, Israel y los territorios ocupados. Adem¨¢s, en todo el periodo previo al estallido de la guerra, los europeos nos concertamos para adoptar una posici¨®n diplom¨¢tica com¨²n. En lo que Europa como conjunto ha estado completamente ausente ha sido en el aspecto militar una vez comenzada la guerra.
P. ?Cree en la utilidad de una iniciativa propia europea en Oriente Pr¨®ximo?
R. Por el momento Estados Unidos ha tomado entre sus manos la resoluci¨®n de los problemas de Oriente Pr¨®ximo, incluido el palestino, y no veo ninguna raz¨®n para que nosotros no le apoyemos.
Reformar la ONU
P. Algunos medios en Aleman¨ªa e Italia sugieren la necesidad de reformar el Consejo de Seguridad de la ONU para incluir a esos dos pa¨ªses entre los miembros permanentes. ?Cu¨¢l es la posici¨®n de Francia?
R. Si se plantea la cuesti¨®n de la reforma del Consejo de Seguridad, ?por qu¨¦ abordar tan s¨®lo la posible entrada de Alemania e Italia en el grupo de los miembros permanentes? ?Por qu¨¦ no Jap¨®n u otros pa¨ªses del resto del mundo? Creo que no es un buen momento para plantear ese debate. La ONU comienza a revivir tras el periodo de glaciaci¨®n del conflicto Este-Oeste; ?por qu¨¦ aventurarse en una reforma de cuyos resultados no estamos seguros? Lo importante es que Europa hable con una sola voz. Lo importante es elaborar una pol¨ªtica exterior com¨²n. Si existe esta pol¨ªtica, los Doce pueden aceptar que algunos de sus miembros hablen en su nombre en ciertas instancias internacionales. El Reino Unido y Francia podr¨ªan hacerlo en el Consejo de Seguridad.
P. Parece que los alemanes ya no son tan entusiastas sobre la construcci¨®n de la Europa monetaria y pol¨ªtica...
R. Es cierto que algunos sectores alemanes tienen reticencias a la uni¨®n econ¨®mica y monetaria. Lo que nosotros queremos hacer es crear una moneda ¨²nica, el ecu, que sustituya a todas las dem¨¢s monedas. Y es f¨¢cil comprender que, en la medida en que el marco alem¨¢n es la moneda m¨¢s fuerte de Europa, la clave de nuestro actual sistema monetario, algunos alemanes, en particular en los medios bancarios, no tengan entusiasmo ante esa perspectiva. Se trata de impedir que ciertas diferencias invadan todo el cuadro hasta introducir una duda, una sospecha. Yo fui a Bonn a preguntar sobre esas diferencias y recib¨ª la seguridad de que los alemanes manten¨ªan su compromiso sobre lo esencial No pondr¨¢n condiciones suplementarias a lo ya acordado, n aceptar¨¢n que un pa¨ªs tenga el derecho de veto en el paso de una a otra fase del proceso de uni¨®n econ¨®mica y monetaria.
P. ?Cree que en 2000 habr¨¢ una moneda y un banco ¨²nico?
R. Ah s¨ª, esa fecha no me parece nada optimista. Lo que decidimos en Roma es que la seg¨²n da etapa del proceso comience el 1 de enero de 1994 y que lo m¨¢s tarde el 1 de enero de 1997 el Consejo Europeo decida si est¨¢n reunidas las condiciones para pasar a la tercera y ¨²ltima fase Pero no puede excluirse que antes de 1997 esas condiciones est¨¦n ya reunidas. El Consejo Europeo se ha dado esa cita para obligar a todos los pa¨ªses a un real esfuerzo de convergencia No obstante, los pa¨ªses que en esa fecha no se sientan preparados para la moneda ¨²nica no estar¨¢n obligados a pasar a la tercera fase. Habr¨¢ flexibilidad.
P. Se habla de un nuevo eje Londres-Bonn en sustituci¨®n del viejo Par¨ªs-Bonn, que ha sido el motor de la construcci¨®n europea.
R. S¨ª, se habla de ese eje, y tambi¨¦n, en algunos aspectos, de un nuevo eje Par¨ªs-Londres, e incluso Londres-Madrid. Eso quiere decir que desde hace unos meses el Reino Unido intenta reintegrarse, muestra una voluntad de ser un socio europeo activo. Alemanes, espa?oles y franceses s¨®lo podemos felicitarnos de esa buena voluntad. No debemos desanimar a los brit¨¢nicos; tan s¨®lo debemos recordarles que nos atendremos a los objetivos y al calendario que ya han sido fijados. Y, seg¨²n tengo entendido, eso es lo que acaba de decirle el canciller Kohl al primer ministro John Major.
P. ?Cree que el retorno de las naciones es un peligro para el proyecto europeo?
R. No. La construcci¨®n de Europa se hace por primera vez entre pa¨ªses que son iguales. Las precedentes tentativas de unificaci¨®n europea fueron siempre tentativas imperialistas: Carlo-magno, Carlos V, Napole¨®n, e incluso Hitler, que a su manera ten¨ªa ambiciones europeas. Grandes o peque?os, los Doce son pa¨ªses con tradiciones milenarias, con s¨®lidas lenguas, culturas e historias propias. No son Nevada o Arkansas. Eso nos impone un m¨¦todo de construcci¨®n fundado en el compromiso entre iguales, un m¨¦todo que necesita su tiempo, que a veces es agotador y da la impresi¨®n de que todo el mundo se pierde en discusiones in¨²tiles. Pero, vista desde el exterior, la Europa de los Doce es admirada y envidiada.
P. Algunos dicen que volver a las naciones...
R. Las naciones nunca han dejado de existir y nadie ha dicho que deban desaparecer. La CE no pide que dejemos de sentirnos franceses, alemanes, espa?oles o griegos. Se trata de seguir siendo nosotros mismos, cada cual con sus originalidades, y al mismo tiempo aceptar poner en com¨²n lo que hay que poner en com¨²n para tener un peso, una influencia en el mundo. Me gusta mucho la expresi¨®n empleada por Felipe Gonz¨¢lez cuando dice que no se trata de hacer transferencias de soberan¨ªa, sino de compartir soberan¨ªa. Es una definici¨®n exacta.
P. ?Usted, que naci¨® en Marraquech, cree que puede construirse Europa dando la espalda al Magreb?
R. De ninguna manera. Entre otras cosas, porque si no colaboramos en el desarrollo de esa regi¨®n tendremos que enfrentarnos al hecho de que su presi¨®n demogr¨¢fica nos aportar¨¢ centenares de miles de inmigrantes.
Pol¨ªtica magreb¨ª
. ?Se abrir¨¢ un foso entre una Alemania preocupada por la Europa del Este y pa¨ªses como Francia, Italia y Espa?a, m¨¢s inquietos por el Magreb.
R. Alemania est¨¢ particularmente interesada por la Europa central y oriental, lo que no ha impedido que los Doce en su conjunto elaboren una pol¨ªtica para esos pa¨ªses. Es cierto que los daneses o los alemanes no tienen la misma sensibilidad hacia lo que ocurre en el Magreb. Los pa¨ªses europeos mediterr¨¢neos tenemos que esforzarnos por desarrollar una sensibilidad hacia el Magreb en nuestros socios alemanes, daneses o brit¨¢nicos. La guerra del Golfo puede ayudar a que los Doce en su conjunto decidan elaborar toda una pol¨ªtica magreb¨ª.
P. ?Es usted de los que piensan que hay que seguir ayudando incondicionalmente a Gorbachov?
R. Por razones humanitarias hay que seguir manteniendo sin reservas la ayuda alimenticia. Y tambi¨¦n la ayuda t¨¦cnica para el desarrollo hacia la econom¨ªa de mercado. Ahora bien, es verdad que para acordar otro tipo de ayudas masivas hay que poner condiciones ligadas al avance en la reforma econ¨®mica. Pero no estoy tan segura de que haya que poner condiciones pol¨ªticas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.