Toda la verdad

El veterano Pedr¨ªn Benjumea se la Jug¨® en el cuarto, en el que alumbr¨® toda la verdad y verg¨¹enza que puede echarse en esta profesi¨®n. No hubo en su faena de muleta el prodigio, del arte ni la ortodoxia, pero s¨ª sentido dominador, riesgo y emoci¨®n, algo casi desconocido en estos tiempos.

Benjumea no quer¨ªa irse sin alg¨²n trofeo. Pero el aire, que sopl¨® con tremenda fuerza y descubri¨® continuamente a los coletudos, le imped¨ªa el reposo necesario. Benjumea ech¨® por la calle de en medio y, aunque recurriese a los pases mirando al tendido, all¨ª hab¨ªa emoci¨®n y temple. Los pitones le rozaban la faja, pero segu¨ªan hasta el final del viaje que le marcaba la pa?osa, con un diestro que hab¨ªa clavado los pies en la arena y no estaba dispuesto a rectificar ni un ¨¢pice. Pero fall¨® a espadas, como en el ¨¢spero primero, con el que necesit¨® hasta 15 golpes de verduguillo, y el premio qued¨® en una aclamada vuelta al ruedo.

Con pocos festejos y el vendaval serrano, el local Jos¨¦ Luis de los Reyes se enfrent¨® a un bicorne geniudo, el tercero, ech¨¢ndole bemoles aunque se mostrase pinchauvas. La c¨¢ncana que sali¨® el sexto era un maul¨®n y el diestro no pudo brillar. Otro diestro poco placeado, Morenito de Ja¨¦n, desaprovech¨® al morlaco quinto, que no era paradigma de la bravura, pero merec¨ªa m¨¢s que un toreo trompo y a la remanguill¨¦. En el segundo cumpli¨® con bizarr¨ªa, aunque tambi¨¦n lo mat¨® a la ¨²ltima.