Pretty Julia

Un ambiente luminoso, moderno, funcional. Una pareja, ambos j¨®venes, y el mar cercano, insinuante. Todo parece estar ah¨ª para invitar a una felicidad de esas que la publicidad vende cada d¨ªa por toneladas m¨¦tricas: belleza, juventud, riqueza, Status. De repente, sin que medie ning¨²n elemento racional, un interrogante se abre paso: el hombre recrimina a la mujer que las vistas de las tres toallas, tres, del lavabo no est¨¢n en riguroso orden consecutivo. ?No ha olvidado ella algo trascendental?, le dice. Muy poco despu¨¦s -apenas han pasado 10 minutos de proyecci¨®n-, ¨¦l le arrea una de esas bofetadas que sacuden no s¨®lo a la chica, sino que saltan desde su indefensi¨®n a la sala y dejan al respetable doblemente conmocionado: por lo arbitarlo del castigo y porque, est¨¢ claro, este excede toda medida. S¨®lo un enajenado puede infligirlo.Hasta ese momento, la pel¨ªcula es todav¨ªa terreno proraetedor ante los Ojos del espectador. Con toda l¨®gica, la trama gira sobre s¨ª misma casi en el primer cuarto de hora. Entonces, desde ese mismo momento, comienzan a verse las goteras del edificio: una secuencia zariamente construida, el accidente mar¨ªtimo, y m¨¢s toscamente a¨²n explicitada conduce el filme hacia un callej¨®n sin salida del que ya no saldr¨¢ hasta el final. Sin embargo, sus bazas son sugestivas, incluso intachables: el tema de las mujeres agredidas por sus maridos es de penosa actualidad; hay en el Filme una actriz, Julia Roberts, cuya trayectoria resulta interesante de seguir; en l¨ªneas generales, resulta respetuoso del punto de vista de la agredida. ?Qu¨¦ es lo que falla?

Escasa entidad

La principal debilidad de la pel¨ªcula no es otra que la de la escasa entidad de su trama, y m¨¢s a¨²n si se la compara con lo que de ella se podr¨ªa obtener. Como si tuviera prisa por llegar a la secuencia final -tramposamente resuelta, dicho sea de paso-, el filme salta por encima de verosimilitudes y otros obst¨¢culos de gran calibre con la misma elegancia con que un luchador de sumo har¨ªa ejercicios libres en una pista de patinaje.Los personajes, sobre todo los masculinos, est¨¢n dibujados sobre el esquematismo y una puesta en escena que pocoayudaa remendar las debilidades del gui¨®n y que se deja en manos de un cineasta tan poco excitante como Joseph Ruben. La ¨²nica que aguanta la funci¨®n es Julia Roberts, caso ciertamente curioso en el estrellato de nuestros d¨ªas. S¨®lo su fuerza en la taquilla ha hecho que este filme modest¨ªsimo, rodado antes del exitazomundial de Pretty woman, sea visto ahora en pantalla grande y no en esa especie de caj¨®n de sastre que es el circuito de los videoclubes. S¨®lo la convicci¨®n que imprime a su personaje salva al filme de la mediocridad m¨¢s aplastante, esa a que lo condenaban de antemano pr¨¢cticamente todos sus ingredientes originales.