En los hoteles de Hong Kong

En ciertos casos infrecuentes, un mercado de competencia casi perfecta, como la Bolsa, viola la ley de la demanda y, aun a precios m¨¢s altos, el p¨²blico sigue comprando. Ayer se dio el caso en la Bolsa de Barcelona, donde algunos valores cementerios de gran tradici¨®n en la plaza se llevaron el dinero aunque el list¨®n ya era considerablemente alto.El analista brit¨¢nico Maurice Levi, en un manual para desorientados, ilustra la idea con el ejemplo de un amigo que vend¨ªa pinturas al ¨®leo en Taiwan. Se trataba de lienzos producidos en serie a partir de variaciones sobre temas eternos -b¨¢sicamente, atarceceres y marinas, aunque pintados a rnano por artistas asi¨¢ticos y con Firmas & resonancias italianas y flamencas, corno Giarmini, Van Dusen, Pascal o Scott. Fueron precisamente las firmas la clave del ¨¦xito, del mismo modo que ocurre con los sastres chinos que frecuentan los hoteles de Hong Kong y en menos de uria hora convierten preciosas sedas en lust rosos trajes a medida con etiquetas interriacionales. Los trajes tienen buena ca¨ªda, pero lo que les da valor es la caja de etiqUetas que el sastre muestra al cliente pera que ¨¦ste elija, por ejemplo, entre un Sairit Laurent o un Givenchy antes de llev¨¢rselo puesto.