"Pinochet se ha ganado mis respetos"
El jefe del Estado chileno, que hoy llega a Espa?a, dice que su primer objetivo es la reconciliaci¨®n nacional
ENVIADO ESPECIALHijo de un prestigioso juez, el presidente Patricio Aylwin no quiere venganzas ni odios; quiere solidificar un Estado de derecho para que el futuro de los chilenos no sea una permanente mirada a los dos extremos de su tr¨¢gico pasado: Salvador Allende y Augusto Pinochet. Aylwin, viejo democristiano, estuvo en la oposici¨®n contra ambos.
Pregunta. ?Se siente usted c¨®modo despu¨¦s de un a?o sentado en el mismo sill¨®n que antes ocuparon Allende y Pinochet?
Respuesta. En primer lugar, tengo que decirle que este sill¨®n no lo heredo de nadie. Este sill¨®n lo ocupo por decisi¨®n popular, y siento que, en el curso del a?o que he pasado aqu¨ª, la confianza que el pa¨ªs me otorg¨® al elegirme se ha visto acrecentada por el respaldo general que la pol¨ªtica realizada por el Gobierno ha tenido. Yo, en general, me siento contento, no triunfalista, no satisfecho, pero creo que en este pa¨ªs estamos viviendo un r¨¦gimen democr¨¢tico, que hay una convivencia fluida y respetuosa entre todos los chilenos, que hay controversias, como en toda sociedad civilizada, que los poderes p¨²blicos funcionan correctamente, que hay un gran esp¨ªritu de consenso y que vamos avanzando hacia las metas que nos propusimos de tener una sociedad reconciliada, con una democracia s¨®lida y con un progreso econ¨®mico en condiciones de justicia social.
P. ?Est¨¢ consolidada la democracia en este primer a?o?
R. Estamos consolid¨¢ndola, pero no hay ning¨²n motivo para temer que pueda sufrir alg¨²n quebranto.
Relaciones c¨ªvico-militares
P. ?Qu¨¦ ha sido lo m¨¢s dificil de su gesti¨®n en este periodo.
R. Lo m¨¢s dificil ha sido, sin duda, todo lo relacionado con el problema de los derechos humanos y su influencia en las relaciones c¨ªvico-militares. Es un tema que provoca grandes traumas, que tiene connotaciones que tocan muy hondo las fibras humanas, que revive las pasadas divisiones del pa¨ªs. Creo que en ello hemos avanzado. El informe de la Comisi¨®n de Verdad y Reconciliaci¨®n (informe Rettig), que ha provocado un gran impacto en toda la naci¨®n, constituye un avance sustantivo. Hoy d¨ªa, en Chile, nadie niega la verdad de lo que ocurri¨®, nadie se atreve a negarlo. Pueden buscar explicaciones, pueden debatirse los or¨ªgenes, pero lo que ocurri¨® es una cosa, yo dir¨ªa, aceptada por la conciencia nacional.
P. ?Qu¨¦ pensaba usted de Pinochet antes de ser presidente?
R. Yo fui un opositor a la dictadura, pero, al mismo tiempo, fui quien primero sostuvo que no ¨ªbamos a salir de la dictadura por la v¨ªa del enfrentamiento, sino que ten¨ªamos que asumir el riesgo de aceptar sus propias reglas del juego para derrotarla por la v¨ªa institucional. Y esa estrategia fue la que, en definitiva, los partidos de la concertaci¨®n democr¨¢tica acogieron. Para m¨ª -lo dije mientras fui candidato y se lo dije personalmente en esta misma sala al general Pinochet cuando, ya elegido, siendo ¨¦l todav¨ªa presidente, lo visit¨¦-, yo pensaba que ¨¦l deb¨ªa dejar la comandancia del Ej¨¦rcito como un servicio a la naci¨®n, y que eso ser¨ªa mejor para la institucionalidad y para el propio Ej¨¦rcito. Pero le dije al mismo tiempo que yo respetaba las reglas de la Constituci¨®n vigente, que establece una inamovilidad del comandante en jefe por un periodo de ocho a?os. Yo le dije que, discrepando con esa norma, yo la respetaba, y que era ¨¦l quien deb¨ªa elegir el momento de irse, pero que mi opini¨®n era que se fuese pronto. El ha optado por el otro camino y se ha dado una situaci¨®n que no tiene precedentes en la historia, porque no se ha dado otro caso en el que el ex dictador siga como comandante en jefe, pero nada m¨¢s que como comandante en jefe, y no tiene otra participaci¨®n en el Gobierno m¨¢s que la propia de cualquier comandante en jefe en cualquier ej¨¦rcito de pa¨ªs democr¨¢tico, sujeto al poder civil.
P. ?Su opini¨®n de ¨¦l ha variado despu¨¦s de este a?o de forzosa colaboraci¨®n.
R. Indudablemente se ha producido una relaci¨®n humana. Yo tengo que verme con ¨¦l y ¨¦l tiene que verse conmigo. Y esa relaci¨®n humana ha sido civilizada, respetuosa. No le puedo ocultar que he conocido rasgos de su personalidad que me cambian la imagen del dictador, del hombre duro, grit¨®n, mand¨®n, que lo caracterizaba. He visto otras facetas: cierto sentido del humor, cierta chispa criolla, eso que nosotros llamamos astucia campesina, y no le puedo ocultar tambi¨¦n que reconozco que en su conducta hay una entereza muy digna de respetarse, porque debe costarle mucho a un hombre, despu¨¦s de haber tenido el poder total durante 16 a?os, aceptar someterse a la disciplina de un comandante subordinado al presidente y a otras autoridades, y lo ha hecho. En eso se ha ganado mis respetos.
P. ?Pero sigue usted creyendo que debe retirarse?
R. Sigo diciendo que ¨¦sa es una decisi¨®n que debe tomar ¨¦l.
P. ?Cu¨¢ndo la va a tomar?
R. Eso preg¨²nteselo a ¨¦l.
Derechos humanos
P. ?Pero se puede llegar a la situaci¨®n en la que usted tome la decisi¨®n de pasarlo a retiro en contra de la voluntad del propio Pinochet.
R. Desde luego, constitucionalmente, no puedo hacerlo. En segundo lugar, no creo que se llegue a esa circunstancia, porque yo lo veo a ¨¦l tratando de colaborar en una actitud respetuosa del sistema constitucional. ?l tiene, naturalmente, preocupaci¨®n por la defensa de su Gobierno, de la imagen de su Gobierno y de su instituci¨®n. A veces ¨¦l confunde las cr¨ªticas a su Gobierno con cr¨ªticas a su instituci¨®n y reacciona con cierta molestia, pero cada vez esta situaci¨®n yo la veo m¨¢s como una cosa del pasado.
P. ?Usted aprecia la misma actitud de colaboraci¨®n por su parte en el tema de los derechos humanos.
R. ?se es un tema que para los militares en general es muy sensible. Ellos procuran justificar lo que ocurri¨® e invocan la ley de amnist¨ªa dictada por el Gobierno anterior para evitar que puedan ser arrastrados a los tribunales de justicia. ?sa es una decisi¨®n que tiene que adoptar el poder judicial. La ley de amnist¨ªa est¨¢ vigente, y no est¨¢ en el ¨¢nimo de mi Gobierno suprimirla, pero yo sostengo que esa. ley no impide investigar.
P. El general Pinochet ha tenido una virulenta reacci¨®n contra el informe Rettig. ?Cree que eso puede influir en su pol¨ªtica sobre derechos humanos,
R. Yo creo que las cosas han ocurrido mejor de lo que podr¨ªan ocurrir. Dos de las instituciones armadas, la Fuerza A¨¦rea y los Carabineros, reaccionaron de forma favorable a mi llamado. El Ej¨¦rcito y la Marina, no. Yo creo que esto es una reacci¨®n instintiva de autodefensa, pero no creo que nada haga pensar que, m¨¢s all¨¢ de las bravatas, est¨¦ en peligro el normal desarrollo constitucional.
P. El general Pinochet dijo que no van a tolerar que el Ej¨¦rcito chileno sea sentado en el banquillo.
R. ?Qu¨¦ es eso de que no van a aceptar? Si los tribunales de justicia, ma?ana, estiman nece
Pinochet se ha ganado mis respetos
sario procesar a un militar, no creo que puedan negarse a aceptar.P. ?No le importa que Pinochet se niegue a pedir perd¨®n?
R. Me habr¨ªa gustado que lo hiciera.. Lo llam¨¦ a hacerlo. No han tenido la generosidad de hacerlo. Creo que eso la opini¨®n p¨²blica no lo mira bien.
P. ?Cree usted que se puede dar la reconciliaci¨®n entre los chilenos mientras no se entreguen los cuerpos de los desaparecidos?
R. Yo creo que ¨¦se es un obst¨¢culo bastante grande en la reconciliaci¨®n. Yo creo que la conciliaci¨®n es un proceso, y, mientras cosas como esas no se aclaren, la reconciliaci¨®n no ser¨¢ total. Pero tambi¨¦n pienso que, como demuestra la experiencia de otros pa¨ªses despu¨¦s de Gobiernos dictatoriales, entre ellos Espa?a, a la postre la sociedad se reconcilia sobre la base de que se incorpora una nueva forma de ,vida que rechaza toda violaci¨®n de derechos humanos.
Horrores de la dictadura
P. ?Van a quedar impunes los casos denunciados por la comisi¨®n Retting?
R. Los casos posteriores a 1978 est¨¢n sujetos a los tribunales de justicia, y yo espero que se esclarezcan y se sancionen. Respecto a los casos anteriores, la sanci¨®n penal estar¨ªa extinguida por la ley de amnist¨ªa, lo que no significa que no deban ser investigados.
P. Personalmente, ?qu¨¦ siente usted cuando va conociendo detalles sobre los horrores ocurridos en este pa¨ªs durante el r¨¦gimen militar?
R. Para m¨ª no es una sorpresa. lo que se ha descubierto, pero la lectura del informe Rettig, me impact¨® en un triple aspecto, Primero, por la magnitud del asunto, Yo cre¨ªa, realmente, que los casos eran menos. Segundo, por lo sistem¨¢tico de los procedimientos. Y, tercero, me ha impactado el grado de crueldad que se demostr¨® en estos hechos.
P. ?Cree usted que, pese a todo esto el r¨¦gimen militar fue necesario?
R. C¨®mo dec¨ªrselo. Creo que la sociedad chilena, y sobre todo la clase pol¨ªtica chilena, no asumi¨® la conciencia de los riesgos que entra?aba el grado de polarizaci¨®n a que se lleg¨® durante el Gobierno del presidente Allende. Yo no niego la responsabilidad que m¨ª partido y yo mismo hayamos tenido en todo ese proceso, pero tengo la conciencia de que hice lo posible personalmente en Mis conversaciones con el presidente Allende para encontrar una salida. Temo que fue demasiado tarde. Fue como una tragedia griega. La historia explicar¨¢ qui¨¦nes tuvieron m¨¢s culpa y qui¨¦nes tuvieron menos. Producido el 11 de septiembre, quebrado el orden constitucional, a mi juicio, nada justifica el grado de violaciones a que se lleg¨®, y tampoco Justifica la prolongaci¨®n del r¨¦gimen autoritario durante tanto tiempo.
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