Nombre a la fuerza

Hijo m¨ªo, aunque tengas cinco meses, te escribo estas l¨ªneas para que en su d¨ªa sepas la indignaci¨®n que hemos sentido tu madre y yo al no poder inscribirte con el nombre que hab¨ªamos elegido con tanto cari?o, y siento mucho que el se?or juez, que ni te hab¨ªa visto la cara, te haya impuesto un nombre cualquiera. S¨ª, ya s¨¦ que la Constituci¨®n dice que hay libertad en este aspecto, pero, al parecer, hay una ley anterior que niega tal derecho. De todas formas, no te preocupes demasiado, porque tu madre, al ser inglesa, te ha podido inscribir en el consulado ingl¨¦s con el nombre que hab¨ªamos elegido. Por cierto, en el consulado ingl¨¦s nos cobraron, oficialmente, unas 6.000 pesetas por inscribirte; sin embargo, en el Registro Civil, oficialmente, te han inscrito gratis, pero, en realidad, hasta ahora he tenido que gastarme unas 30.000 pesetas entre abogados, transporte, horas de trabajo, etc¨¦tera. Y eso no es todo, porque ahora si quiero volver a recurrir debo hacerlo ante la v¨ªa judicial ordinaria, y la verdad es que de momento no puedo hacer frente a ese gasto, pero te prometo que m¨¢s adelante lo intentar¨¦ de nuevo. Por ¨²ltimo, por si te sirve de consuelo, a m¨ª me impusieron un nombre cuando ten¨ªa 25 a?os de edad, y cuando protest¨¦, el se?or encargado me dijo que o me quedaba con el nombre impuesto o me pod¨ªa olvidar de la nacionalidad espa?ola, que hab¨ªa solicitado, y de eso ya hace cinco a?os y miles de horas y pesetas gastadas (no oficiales, por supuesto), y, sigo con el nombre impuesto. Hoy en d¨ªa se dice que Espa?a es diferente, y creo que cuando t¨² puedas leer esta carta lo seguir¨¢ slendo, si no, no tendr¨ªa gracia. Y que quede claro, hijo m¨ªo, que me siento orgulloso de ser espa?ol.-