La inventaron un vasco y un catal¨¢n
Circula en Sevilla, de mano en mano -como la falsa moneda-, la especie de que la feria la inventaron dos forasteros: Jos¨¦ Mar¨ªa Ybarra y Narciso Bonaplata, vasco el primero y catal¨¢n el segundo. Especie inadecuada, pues en Sevilla no hay maquetos. Muchos sevillanos no saben ni qu¨¦ significa esa palabra. Por otra parte, personas tan arraigadas en la ciudad como Ybarra y Bonaplata seguro que no tuvieron en la valoraci¨®n popular la condici¨®n de forasteros. Tampoco es adecuado conceptuar el nacimiento de la feria como un invento: como s¨ª la feria fuera el pararrayos de Franklin o el autogiro de De la Cierva. La feria de abril, con objetivos de desarrollo agr¨ªcola y ganadero, fue objeto de una concesi¨®n de Isabel II, atendiendo una petici¨®n del Ayuntamiento de la ciudad, a cuyo cabildo pertenec¨ªan los "inventores".Tampoco hab¨ªa mucho que inventar, pues muy cerca ya exist¨ªa la Feria de Mairena, que con tanto entusiasmo como garbo nos describe, en 1843, Est¨¦banez Calder¨®n, mientras que la primera feria moderna de Sevilla se inaugura en abril de 1847. Y decimos feria moderna, pues nada menos que Alfonso X el Sabio concedi¨® a la ciudad el 18 de marzo de 1254 dos ferias anuales.
De la cazalla al fino
Pronto se impuso el car¨¢cter festivo a su condici¨®n comercial. De las 19 casetas con que naci¨® se ha pasado -siglo y medio despu¨¦s- a superar el millar. Del vino de Valdepe?as y el aguardiente de Cazalla -libaciones de anta?o- hemos llegado al fino jerezano, pasando antes por la manzanilla, que vuelve ahora, poco a poco, a recuperar su sitio en la fiesta.Resultar¨ªa curioso estudiar la evoluci¨®n de los carteles de la feria, poni¨¦ndolos en relaci¨®n con la composici¨®n pol¨ªtica del Ayuntamiento o del Gobierno. Pronto comienzan a anunciarse en el mismo cartel la Semana Santa y la Feria. El m¨¢s antiguo que se conserva en el Museo de Artes y Costumbres Populares data de 1886. Poco despu¨¦s se antepondr¨¢ el t¨ªtulo gen¨¦rico de Fiestas de Primavera y el anuncio conjunto se mantiene hasta 1932. De 1933 a 1935 no se anuncia la Semana Santa en el cartel de Fiestas Primaverales, lo que vuelve a ocurrir en 1936. En 1945 cobra autonom¨ªa el cartel de la Semana Santa al separarse de ¨¦l el de la Feria, y as¨ª permanece hasta hoy.
Las corridas de toros acompa?an a la feria como hermanos siameses. El peso relativo de los toros en el programa de celebraciones siempre fue muy importante, aunque su evoluci¨®n ha sido bastante err¨¢tica. Por ejemplo, vemos c¨®mo en 1941 y 1942 s¨®lo se celebraron tres corridas de feria, mientras que en 1916 hubo seis. Por cierto que las seis las torearon Juan Belmonte y Joselito El Gallo, dos mano a mano y otras cuatro alternando ambos, unas veces con Rodolfo Gaona y otras con Vicente Pastor. Est¨¢ claro que la polarizaci¨®n de las figuras en los carteles es costumbre muy antigua, y anta?o era m¨¢s acentuada que hoy.
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