Una avalancha de polacos entra en la CE a trav¨¦s de Alemania
J. M. MART¨ª FONT ENVIADO ESPECIAL M¨¢s de 100.000 polacos cruzaron ayer la frontera formada por los r¨ªos Oder y Neisse aprovechando la supresi¨®n de visados entre su pa¨ªs y Alemania. La mayor¨ªa de ellos, sin embargo pretenden seguir su camino hacia otros pa¨ªses de la Comunidad Europea (CE), especialmente Francia y Holanda. En la madrugada, los primeros viajeros fueron recibidos a pedradas por unos 200 neonazis en la ciudad fronteriza de Francfort del Oder.
La polic¨ªa efectu¨® 15 detenciones y requis¨® piedras, palos y cuchillos, entre el grupo de neonazis que cantaban Alema nia para los alemanes y Polacos fuera. Las amenazas proferi das en los ¨²ltimos d¨ªas por lo grupos racistas y neonazis alemanes se concretaron en la ribera occidental del Oder, en el llamado Puente de la Amistad, que une la localidad de Francfort con su vecina polaca de Slubice. Michael K¨¹hrien, uno de los m¨¢s notorios l¨ªderes neonazis, cuya presencia hab¨ªa sido anunciada, no fue detectado, pero varios centenares de sus seguidores Intentaron bloquear la salida del puente y se enfrentaron a las fuerzas anti disturbios alemanas con piedras y petardos. La polic¨ªa los dispers¨® finalmente cargando con porras.Dos polacos, sin embargo resultaron heridos al ser apedreado el autob¨²s en el que viajaban. Seg¨²n testigos pre senciales, estos j¨®venes, la mayor¨ªa adolescentes y vestido con cazadoras de cuero clave teadas y botas militares, se dedicaron a escupir a los polacos a hostigarlos y saludar con el brazo en alto a la manera hitleriana. En la localidad de Guben, tambi¨¦n en el Oder, otros 30 j¨®venes de caracter¨ªsticas similares intentaron, sin ¨¦xito, bloquear el paso. Poco despu¨¦s del mediod¨ªa, una manifesta ci¨®n convocada por los neona zis en Francfort del Oder no cont¨® con la presencia de m¨¢s de 60 personas que fueron r¨¢pidamente dispersadas por la polic¨ªa.
Las reacciones de estos grupos, sin embargo, no fueron m¨¢s que simb¨®licas. En Francfort, por ejemplo, el peque?o puente que une a la ciudad con Slubice no es en realidad m¨¢ que un diminuto paso fronterizo local. La mayor¨ªa del tr¨¢fico pasa a unos 20 kil¨®metros de distancia, por la autopista que une Berl¨ªn con Varsovia. En los 22 puestos fronterizos restantes la normalidad fue pr¨¢cticamente total.
Calma sobre el Neisse
En G?rlitz, en el r¨ªo Neisse donde se anunciaban enfrentamientos, no sucedi¨® absolutamente nada, e incluso las autoridades locales dieron la bien venida a los polacos con ramos de flores. Seg¨²n el jefe del paso fronterizo de G¨²rlitz, Willy Ecker, el 80% de los polacos que est¨¢n entrando en Alemania no se quedan en el pa¨ªs sino que se dirigen a otros lugare de la Comunidad Europea preferentemente a Francia y a los pa¨ªses del Benelux. Estos pa¨ªses, que forman parte del llamado Convenio de Schengen, han decidido suprimir su fronteras a partir del 1 de julio y han aceptado que Alemania que tambi¨¦n pertenece a este grupo, facilite la entrada sin visado a los polacos. Tanto al salir de Polonia como al entrar en Alemania se les timbra el pasaporte, explica Ecker, y se les concede un permiso de estancia de tres meses, acabado el cual tienen que volver a Polonia. Si no lo hacen, se considera que cometen un delito castigado con penas que var¨ªan en funci¨®n del tiempo extra que han permanecido en el extranjero.
Fuentes de la polic¨ªa de fronteras polaca calculan que en lo que resta de a?o 60 millones de polacos cruzar¨¢n en direcci¨®n a Alemania. Polonia tiene una poblaci¨®n de 39 millones de habitantes, y durante 1990 la cifra total de quienes cruzaron la frontera fue de 22 millones. El a?o pasado, parad¨®jicamente, los polacos pod¨ªan entrar en la desaparecida RDA sin ning¨²n tipo de visado, y ten¨ªan tambi¨¦n acceso libre a Berl¨ªn occidental. Esta situaci¨®n acab¨® el pasado 3 de octubre, fecha de la unificaci¨®n alemana. La presencia de polacos en Berl¨ªn ha sido tradicionalmente conflictiva, aunque tambi¨¦n provechosa para ambas partes. Los polacos compraban en Berl¨ªn occidental toda clase de productos manufacturados, especialmente electr¨®nica y ordenadores, y vend¨ªan en el famoso mercadillo situado en las proximidades del muro las cosas m¨¢s dispares, desde antig¨¹edades y joyas hasta tabaco de contrabando, licores, alimentos y chucher¨ªas variadas.
Ayer en Berl¨ªn la situaci¨®n era de total normalidad, y no se apreciaba todav¨ªa la llegada de un numero significativo de polacos. Algunas tiendas hab¨ªan ya colocado letreros en polaco anunciando sus productos, pero Eberhard Diepgen, el alcalde de la ciudad, ya ha hecho saber que de ninguna manera se reabrir¨¢ el mercadillo. Las autoridades han instalado sanitarios especiales en las calles ya que ¨¦ste era uno de los aspectos que m¨¢s da?aba la imagen de los visitantes que, en muchos casos acababan f¨ªaciendo sus necesidades en los portales de los berlineses.
El domingo estaban completamente agotados los billetes de los ocho trenes que ayer salieron desde Varsovia con destino a la vieja capital prusiana, y la demanda de los mismos ha aumentado en un 40%. Sin embargo, no parecen haberse confirmado las previsiones m¨¢s catastrofistas.
Seg¨²n Ecker, la realidad est¨¢ muy lejos de las cifras desorbitadas que se barajaban en los ¨²ltimos d¨ªas. A primeras horas de la ma?ana, en G?rlitz, hab¨ªa una cola de cuatro kil¨®metros en el lado polaco de la frontera. A mediod¨ªa se hab¨ªa reducido a menos de dos, y el paso funcionaba con fluidez. "Unos 150 veh¨ªculo a la hora", calcula Ecker, "a una media de tres personas por coche, cifra similar a la de vacaciones".
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