"El yo del poema no es nunca el yo del autor"
Emilio Adolfo Westphalen (Lima, 1911) est¨¢ considerado como uno de los poetas latinoamericanos m¨¢s importantes de este siglo. Su carrera literaria, que dio en los a?os treinta dos libros fundamentales como Las insulas extra?as (1933) y Abolici¨®n de la muerte (1935), ha sido la de un artista solitario que reh¨²ye la especulaci¨®n sobre su propia obra. Despu¨¦s de un silencio de 30 a?os, Westphalen public¨® en 1988 Ha vuelto la diosa ambarina. Bajo zarpas de la quimera (Alianza Tres, 1991) re¨²ne por primera vez toda su obra po¨¦tica.
Emilio Adolfo Westphalen habla poco; muy poco y con muy poca gente. Rechaza con frecuencia las entrevistas y cuando acepta sus respuestas son a menudo evasivas y a veces de tal sencillez, tal humildad, que parece uno estar hablando con alguien ajeno al autor de Las insulas extra?as. Pero quienes han seguido su carrera, no s¨®lo como poeta, sino como fundador de exquisitas revistas culturales como Las Moradas y Amaru, aun sin conocerlo, sabr¨¢ que calla por una especie de pudor aguerrido, inviolable."Lo ¨²nico que diferencia al poeta de los dem¨¢s es que tiene la capacidad de estar atento a cosas que ocurren en el fondo de uno mismo. Lo que el lenguaje hace con uno. Hay que tener una sensibilidad especial a las proyecciones emotivas del lenguaje. Eso es lo que hace el poeta, saber que el poema repercute sobre uno, su resonancia", dice Westphalen, que anoche ley¨® una selecci¨®n de sus poemas en la Residencia de Estudiantes.SorpresasEl autor de Belleza de una espada clavada en la lengua consideraba su obra po¨¦tica pr¨¢cticamente cerrada hasta hace unos a?os. "Esas cosas son una sorpresa para uno mismo. No es que uno decida, de repente, volver a escribir poes¨ªa; as¨ª como uno empez¨® a escribir en una¨¦poca lo mismo sucede sin quererlo en otra. Cuando empec¨¦, pues vino as¨ª, espont¨¢neamente".Al preguntarle si no siente ning¨²n compromiso con la forma y la ¨¦poca, Westphalen responde con un gesto amplio: "En la mente tiene uno tantas cosas ... 1 y en el poema no es cuesti¨®n de escoger sino de dejarse llevar, y estar muy atento a no interrumpir y no a?adir cosas externas... En lo que tiene que tener cuidado es en ver si la versi¨®n es la correcta. Unono sabe lo que se quiere expresar, pero sabe que quien exige es el poema. El yo del poema no es nunca el yo del autor".
El t¨ªtulo de la edici¨®n espa?ola Bajo zarpas de la quimera ha sido Ideado especialmente para esta publicaci¨®n. "Lo de quimera... hay un poema en prosa de Baudelaire de estos hombres que cada uno lleva su pesada quimera encima, y que est¨¢n muy satisfechos de llevarla as¨ª aunque los aguijona y les aprieta la cabeza. Por eso sonlas zarpas. Y despu¨¦s me dcuenta de que el t¨ªtulo de la famosa serie de poemas de Nerval era Las Quimeras. Pero estos son antecedentes demasiado grandes", dice.
Si sus prinieros poemas son oscuros sue?os, los ¨²ltimos parecen frescos sobre la juventud y la Belleza. "Mis primeros poemas son los de un joven inexperto, y los ¨²ltimos tienen cierta limpieza formal... Los primeros son como pesadillas, pero las pesadillas me han seguido persiguiendo, las peores
Babelia
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