La 'King Kong"
Pilar Alvero Ostra, prostituta de 40 a?os, dice que "en la calle es f¨¢cil serlo con una minifalda y un bolso, pero en la cama es donde se demuestra si se es una buena puta"
Pilar Alvero Ostra -la Gorda para la polic¨ªa, la Pili con las amigas y la King Kong contra sus enemigas- es una puta deliciosa. Se aposta con unos walkman en la calle de Valverde o en la de la Montera, y cuando dice: "Oyes, tienes un cigarro" y se lleva los dos dedos insinuantes a la boca, parece como si la patente del gesto y la frase s¨®lo le pertenecieran a ella.Hace poco se dio un paseo de cinco meses por la c¨¢rceles de ?vila y Yeser¨ªas. A finales de 1988 se fue con una compa?era y dos clientes a la casa de uno de ellos en Alcorc¨®n. Por la ma?ana, el due?o de la casa fue encontrado muerto de un infarto por la polic¨ªa, por la ingesti¨®n de barbit¨²ricos. La Pili espera a¨²n la celebraci¨®n del juicio. "El informe de la autopsia dio que yo era inocente, pero como la justicia nunca est¨¢ conforme, ahora quieren juzgarme por robo".
A la Pili le gusta ser puta siempre, cuando se r¨ªe -y no para nunca-, cuando habla, cuando come y cuando bebe. "En la calle es f¨¢cil serlo, con una minifalda y un bolso, pero en la cama es donde se demuestra si se es una buena puta". Y disfrutar, le gusta disfrutar hasta caer exhausta. "Yo no vengo aqu¨ª, como la mayor¨ªa, a sacar dinero para droga, vengo a pas¨¢rmelo bien. Mis clientes los elijo j¨®venes, porque los viejos me dan asco y s¨®lo me voy con ellos cuando no tengo m¨¢s remedio. Los viejos suelen ser sucios, babosos y ratas. Procuro que se corran pronto para dejarlos". "?Verdad que s¨ª, Alfredo?", se dirige al due?o del bar, "?cu¨¢ntos ni?os guapos te traigo aqu¨ª? Los ni?os pijos dicen que les doy morbo. Ellos tienen todas las ni?as guapas que quieren y eso ya no les excita".
Madre de cuatro hijos
Tiene un hijo de 19 a?os, ?scar, y tres m¨¢s peque?os internados en un colegio municipal. "De peque?o le dec¨ªa a ?scar: 'Hijo m¨ªo, te me vas a volver medio loca con lo guapo que eres". Ella se dio cuenta pronto de que ¨¦l "no era como los dem¨¢s" y comenz¨® a vestirle de ni?a, a comprarle silicona y a pagarle operaciones despu¨¦s, para que no le creciera el vello. ?scar es ahora Bea, un travestida que vive en Roma. "Es muy educada, modosita, parece una ni?a pija... Un poco cre¨ªda, eso s¨ª".
Hubo ocasiones en que se fueron las dos con un mismo cliente y se divirtieron, pero Bea no termina de perdonarle a su madre el hecho de que la haya parido var¨®n. La Pili dice que puede ir tranquilamente a la Castellana sin que los travestidos le digan nada, porque saben que es la madre de Bea. "Ella viv¨ªa antes en Roma con una compa?era, pero ahora vive sola porque es muy especial. El psiquiatra nos dijo que a Bea le dan paranoyas. Los travestidos son muy raros. El ¨²nico que la puede aguantar es un t¨ªo". A Pili le da miedo irse a Roma con la hija, y adem¨¢s le gustan sus cuatro esquinas, el Sepu, como dice ella, en alusi¨®n a los almacenes que hay por la zona. "Quiero a esas esquinas, les tengo cogido mucho cari?o, despu¨¦s de 20 a?os". Los hijos son para ella, junto con un compa?ero sentimental, un buen error del que arrepentirse. Los ¨²nicos errores. "Los hijos son para estar con su madre y su padre y no en un colegio como los tengo yo".
Su carn¨¦ de identidad s¨®lo informa de que Pilar Alvero Ostra, hija de Pilar y, de Jos¨¦, naci¨® hace 40 a?os en Barcelona. En el apartado de profesi¨®n, del carn¨¦ antiguo, ven¨ªa sus labores - "menudas labores las m¨ªas"- y estado, soltera. Vivi¨® 10 a?os con un hombre, que cumple condena por atraco. La pegaba cada vez que beb¨ªa y esnifaba coca. Cuando ¨¦l se dorm¨ªa despu¨¦s de pegarla, ella le quitaba "los billetes" y se iba una semana a casa de una amiga. "Cuandovolv¨ªa, el ya estaba aplacado".
Repertorio de carcajadas
La Pili habla pidiendo la complicidad de los dem¨¢s - "?verdad?","?verdad que s¨ª?", " ?a que s¨ª?"- y mes¨¢ndose el pelo con toda la mano y una buena dosis de coqueter¨ªa ruda. La sonrisa no entra dentro de su repertorio, pero s¨ª la carcajada, que la ejecuta agachando la cabeza como si bebiera en un cubo y levant¨¢ndola al instante.
Por la tarde se va a la calle de los Jardines, despu¨¦s a su piso para ver "la pel¨ªcula de la tele", y por la noche a la calle de Valverde. Eso si no le da por hundirse en el bingo, como casi todos los d¨ªas. "Podr¨ªa re¨ªrme ahora del mundo, pero he perdido mucho dinero en los bingos de este barrio. El otro d¨ªa, por ejemplo, me dej¨¦ 5.000 pesetas en un momento".
Vivir al d¨ªa
Vive al d¨ªa, no pasa hambre, "como bien puede verse", pero no conoce la palabra ahorro, a pesar de que tiene una clientela m¨¢s o menos fija. De Alicante le llega todas las semanas un cliente que se la lleva a la calle del Capit¨¢n Haya en busca de otra prostituta. "Nos ponemos bien de coca, y hacemos lo que ¨¦l quiera. Yo hago de todo y no me importa hac¨¦rmelo con otra. En Yeser¨ªas, en las duchas hab¨ªa algunas j¨®venes que me dec¨ªan: 'Pili, qu¨¦ tetitas m¨¢s bonitas tiene', y yo les dec¨ªa: 'Quita la mano, ni?a'. Pero no me hubiera importado hacerlo si hubiese estado m¨¢s tiempo, ?Por qu¨¦ no?". En Yeser¨ªas se divirti¨®. "Todo el mundo deber¨ªa pasar una temporada en la c¨¢rcel para aprender. A m¨ª me recordaba al colegio". Ella contaba sus chistes en las celdas, gan¨® amigas, y procur¨® mantenerse al margen del mundo de la droga. "La gente se peIea all¨ª por la droga, que est¨¢ en manos de las negras".
Dice que vive sola, pero no pide compasi¨®n ni tuerce la boca para inspirar pena . Al contrario, se r¨ªe m¨¢s fuerte que nunca. "?Cu¨¢ndo fue la ¨²ltima vez que llor¨¦? Hace dos meses.... yo qu¨¦ s¨¦..., no me acuerdo". Si se le pregunta c¨®mo paso la Navidad, sale tambi¨¦n pronto del lance: "Me despert¨¦ a las diez de la noche, vi un poco la tele y sal¨ª a trabajar". Asegura con orgullo que nunca ha tenido un amigo ni una amiga. "Hola, hola, t¨² tu vida y yo la m¨ªa", ¨¦se es su lema con las compa?eras.
Lleva una llaves pegadas al cintur¨®n y unas tijeras plegables a modo de llavero. "Quiera Dios que no tenga que utilizarlas nunca", y toca madera. No tiene chulo, y dice que no le hace falta. Hace tres meses "un ni?ato" la peg¨®. "La culpable fui yo porque no me gustaba. Yo le pregunt¨¦ a ¨¦l si se animaba y ¨¦l me dijo que estaba esperando a una negra. Le dije que qu¨¦ ten¨ªa la negra que no tuviera yo". Ya en el hotel, la Pili no quer¨ªa desnudarse hasta que ¨¦l no le diera 3.000 pesetas. El le contest¨® con una patada en la cara mientras le dec¨ªa que no pensaba pagarle a una puta. Ante lo contundente de sus m¨¦todos, ella se subi¨® la falda, y el joven le hizo el amor sin pagar. Por lo dem¨¢s, la Pili ha sabido salir airosa de la mayor¨ªa de las situaciones.
"He llegado a estar en un coche con tres t¨ªos, los he manipulado, los he saciado y les he cobrado despu¨¦s. ?Qu¨¦ m¨¢s quiero?".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.